miércoles, 15 de julio de 2020

El PP, a vueltas con la moderación: Feijóo, Casado y Álvarez de Toledo entran en el debate

El Partido Popular sigue dando vueltas en torno a la moderación. Toda ocasión parece buena para que sus dirigentes regresen a un debate del que Génova no consigue desprenderse. Ayer, en el Comité Ejecutivo Nacional, se vieron al menos tres formas de entender lo que es y debe ser el PP. El primero en abrir fuego fue Alberto Núñez Feijóo , quien reclamó un partido «centrado y templado» para recuperar la mayoría que tuvo hace años. Pablo Casado introdujo una precisión y advirtió de que el PP «siempre» ha estado en la moderación. No podía faltar en el debate Cayetana Álvarez de Toledo, quien sostuvo que el desafío de los populares está en el fondo, y no en guardar unas formas más o menos moderadas. En realidad, cada «maestrillo» del PP tiene su librillo, y todos los dirigentes, uno por uno, darían para escribir páginas y páginas sobre lo que significa ser moderado y lo que no, y si esa es la clave para que vuelva a reunificarse el centro-derecha y ganar así las elecciones, que al final es lo que les interesa a todos. La reunión de la Ejecutiva de ayer se convocó para celebrar la victoria de Feijóo en Galicia el domingo pasado. Su cuarta mayoría absoluta le aportó autoridad y legitimidad suficiente para que, nada más llegar a la sede nacional del partido, indicara a todos cuál es el camino que debe tomar. Partido «templado» «El PP tiene futuro, un gran futuro, y si seguimos insistiendo en nuestros principios, siendo un partido centrado, templado, capaz de aglutinar a diez millones de españoles, será el mejor servicio que le podamos hacer a España y a los españoles», sentenció. Feijóo puso énfasis en que en las elecciones gallegas se ha quedado fuera del Parlamento regional el populismo, tanto el de extrema izquierda como el de extrema derecha, precisó, para igualar a Podemos y a Vox, cada uno a su lado. Por eso, instó a su partido a no resignarse para conseguir lo mismo en el Parlamento nacional: «El populismo ha salido del Parlamento gallego, y yo desde luego no me resigno para ver cómo sale del Congreso de los Diputados en las siguientes elecciones». Compromiso en galicia Todo esto lo dijo Feijóo a su llegada a Génova. Luego, dentro de la reunión y a puerta cerrada, insistió en los mismos argumentos. Agradeció a todo el partido, y en especial a su presidente, Pablo Casado, que haya sabido «entender» la importancia de las elecciones gallegas y la estrategia que se puso en marcha para mantener la mayoría absoluta, que pasó por dejar aparcada la bronca de la política nacional y por hacer una campaña de propuestas. Feijóo, que reiteró que su compromiso está en Galicia y no más allá, insistió en la necesidad de aglutinar el centro-derecha en España, pero también a «muchos socialistas descontentos», y pidió sobre todo no apartarse de los principios y la centralidad y tener paciencia: «Este no es un partido de modas, es un partido asentado, reformista, de centro-derecha». El gran vencedor del 12 de julio fijó así la ruta que debe seguir el PP, para intentar trasladar el modelo gallego al conjunto de España. Pero Pablo Casado disiente cuando alguien le dice que el partido debe volver a la centralidad o la moderación, auténticas palabras fetiche dentro del PP. El líder de la oposición entró en la sala del Comité Ejecutivo Nacional con la cabeza bien alta, sobre todo después de haber leído la encuesta de GAD3 en ABC , que sitúa a los populares por delante del PSOE en número de escaños, y con tendencia al alza. Una estimación demoscópica que le reafirma en su convicción de que va por el buen camino y la oposición está siendo acertada, frente a un Gobierno radicalizado que tiene aliados como Bildu. En una intervención abierta a todos los medios, al contrario que el resto de la reunión, que fue cerrada, Casado felicitó a Feijóo por su triunfo y dio todo su apoyo a Carlos Iturgaiz, «un gigante moral». Sobre el presidente gallego, recalcó que su victoria en las elecciones del domingo son un trampolín para el PP ante las futuras generales, como ya ocurrió en otras ocasiones. Por ejemplo, en 2009, cuando Feijóo ganó por primera vez y adelantó la mayoría absoluta de Rajoy en 2011. «Tu victoria es nuestro mejor aval para llegar cuanto antes al Gobierno de España», aseguró un optimista Casado. El líder del PP elogió a Feijóo por ser un «brillante gestor», con políticas eficaces en los momentos más complicados. Y quiso dejar claro que las recetas aplicadas en Galicia y que le han llevado a su cuarta mayoría absoluta son las del PP «aquí y en todas partes, ahora y siempre». Frente a los bandazos de otros, defendió que el PP debe seguir «a lo suyo», con su hoja de ruta, para ser «la fuerza tranquila que ampare a todos los españoles moderados, incluidos los socialdemócratas que se sienten huérfanos por la deriva extremista de este Partido Socialista». Casado sostiene que el PP no ha cambiado, y como ya dijo en la última Junta Directiva Nacional, niega por completo que el partido se divida entre duros y blandos: «Hay un solo PP», dijo entonces. Y ayer redondeó su argumento, en una clara réplica a Feijóo: «A nosotros nadie nos tiene que llevar a la moderación, porque siempre hemos estado en ella». Los principios de siempre Son los mismos principios que salieron del congreso extraordinario de julio de 2018, en el que fue elegido presidente o los que se reiteraron en la convención política de enero de 2019. Casado está firmemente convencido de que el PP no se ha movido del centro, aunque lo cierto es que el acecho de Vox llevó al partido a querer competir con esa formación tanto en las formas como en algunos contenidos, en ciertos momentos muy concretos. Ocurrió en las elecciones de abril de 2019, cuando el PP cayó hasta los 66 diputados. Los barones entonces pidieron una rectificación urgente y Génova moderó su discurso ante las autonómicas y municipales. Los resultados están ahí. Desde entonces, el partido sigue viviendo en una tensión permanente, entre los que reclaman más centro y más moderación y los que practican una oposición dura, bronca y sin medias tintas. En el primer lado el referente podría ser Alberto Núñez Feijóo, y en el segundo Cayetana Álvarez de Toledo. El auténtico desafío La portavoz del Grupo Popular en el Congreso tomó la palabra en la reunión de la Ejecutiva para afirmar que el «verdadero desafío que tiene el PP no es de formas, sino de fondo». A su juicio, una política moderada llevaría a apoyar un Gobierno de concentración constitucionalista o unos Presupuestos Generales del Estado o respaldar al Ejecutivo en otros muchos ámbitos. El problema, señaló, es que para ello hay que tener un interlocutor válido en el otro lado, dispuesto a llegar a acuerdos. Pero lo que hay es una gran coalición de la izquierda con el nacionalismo más radical. «Hay un Gobierno de concentración, pero anticonstitucionalista». Por eso, Álvarez de Toledo afirma que «la moderación en sí misma no es un proyecto político ni la radicalidad lo es». «Lo que en realidad necesitamos es una alternativa y en eso he centrado mi intervención de hoy». A su juicio, el verdadero desafío del PP «no está en las formas sino el fondo, la articulación de un gran proyecto político alternativo al que conforman la izquierda y el nacionalismo más radical».

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