Los tiempos en los que la caza está vedada los entretengo con papeles escritos, unos los redacto otros los leo. Entre los segundos se cuentan varias comunicaciones científicas que no constituyen una novedad pues son de hace años, pero la ciencia no tiene fecha de caducidad así que las comento ahora para dejar constancia de que los sabios, a menudo, resuelven asuntos que preocupan a los cazadores. Encuentro estudios tan apasionantes como la incidencia de la caza de trofeos en el desarrollo de la cornamenta de los carneros silvestres americanos y me confirmo en lo conveniente que sería publicitar esas conclusiones de los investigadores para beneficio de la cinegética y sus aficionados. Pero también nosotros podemos auxiliar a los científicos con nuestra práctica diaria, observaciones y experiencia. Me voy a permitir, ahora, la licencia de corregir una propuesta del Departamento de Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Jaén. Con acertado criterio decidieron establecer el vocablo con el que había de denominarse a la Capra pyrenaica en la lengua común, no en la científica, elaborando un cuestionario que enviaron a 136 expertos, de los que respondieron 24. Con los resultados obtenidos publicaron las palabras que debían utilizarse en los idiomas españoles y en algunos relevantes extranjeros para designar a nuestra emblemática capra. En español designaron el término «cabra montesa», con el que disiento. Aplaudo la denominación de cabra en vez de íbice, pues la hispánica no presenta las nudosidades de estos y creo muy atinado recoger la expresión «montés» ya habitual en el habla, y mi desacuerdo se circunscribe en feminizar el adjetivo. La RAE define así «montés»: «Adjetivo. Que anda, está o se cría en el monte». Y lo reconoce unido a «cabra, cochino, gato, puerco y rosa»; es decir, destaca el sustantivo femenino «cabra» unido al adjetivo «montés». En su versión de internet dice: «En el uso culto general es adjetivo de una sola terminación, válida para ambos géneros». Forzar la locución popular «montés» puede acabar como el fracasado cultismo «jeriñac»; y no seguir los dictados de la Real Academia Española podría tildarse, además, de extravagancia.
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domingo, 5 de julio de 2020
Ciencia y palabras
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