martes, 28 de enero de 2020

Sánchez se reunirá con Torra en mitad de la guerra independentista

La viabilidad de la legislatura de Pedro Sánchez se juega en gran medida en Cataluña. Lo sabe el presidente que necesita sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado que, tras la victoria electoral, terminen de dar carta de naturaleza a su mandato tras más de año y medio ya en La Moncloa. Por ello, y pese a que los resultados concretos no se esperan a corto plazo, el Gobierno da carta de naturaleza a Quim Torra pese a su situación gregaria respecto a Carles Puigdemont y su escaso futuro político a cuenta de su inhabilitación. Todas esas consideraciones las maneja el Gobierno que, no obstante, seguirá confiriendo legitimidad institucional a Torra como interlocutor hasta que el Tribunal Supremo se pronuncie definitivamente sobre la inhabilitación para cargo público que ya dictó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Algo que desde el Ejecutivo no anticipan que se produzca en el corto plazo. Hasta entonces, y salvo que medie alguna eventualidad, Torra es para el Gobierno su interlocutor como presidente de la Generalitat. En ese contexto ayer se concretó la reunión entre Sánchez y Torra, una exigencia del mundo independentista. Se celebrará el próximo 6 de febrero. Todavía sin lugar y hora concreta. El Gobierno ya asumió el hecho de que se celebrará en Barcelona, algo que justificó en que hará lo mismo con el resto de presidentes autonómicos. El interlocutor para Moncloa La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, dejó ayer abierta la posibilidad de que se incorporen a esa cita algún otro miembro del Gobierno. Montero señaló que el presidente «elegirá si hay algún ministro que le acompañe», y que ya verán «si es una reunión en la que van a participar otras personas». El Gobierno justifica este encuentro, pese a la pérdida de condición de diputado de Torra, y una inhabilitación para cargo público pendiente de la decisión final del Tribunal Supremo. Para el Gobierno «es obvio» que ahora mismo Torra es presidente de la Generalitat porque no hay «ninguna resolución que haya dicho nada contrario». Montero, no obstante, sí dejó abierta la puerta a cambios en este planteamiento si su situación judicial se complica: «Si hay alguna incidencia que lo desaconseje se pospondría o no se celebraría», dijo. Al Gobierno le preocupa un eventual adelanto electoral en Cataluña, por la imprevisibilidad del momento, y porque pueda romper el clima con ERC. Y con ello verse reducidas las posibilidades de aprobación de unos Presupuestos. Pero se opta por formalmente no manifestar inquietud, amparándose en el respeto a los procesos que corresponden a cada región. Preguntado por si el presidente se siente cómodo con ese encuentro, ante la situación judicial de Torra, Montero justificó que Sánchez «no se plantea cuándo tiene obligación por el grado de comodidad o incomodidad». La decisión de Sánchez re reunirse con Torra provocó la crítica del líder de la oposición. Acompañado por Aznar en un acto académico, Pablo Casado recordó que Torra ha sido «despojado definitivamente de su escaño». Gracias, dijo, «a un recurso del PP a la Junta Electoral Central», justo lo que Sánchez llamó «artimañas y zancadillas judiciales» en la investidura. El líder del PP sostuvo que Sánchez no puede tener una reunión con él, porque «si no es diputado no puede ser presidente de la Generalitat». Por eso, instó al presidente del Gobierno a destituir a Torra si se aferra al poder. «¿Cómo se hace?», se preguntó. «Con la Constitución», se contestó él mismo. Es decir, con la aplicación del 155. «¿Lo va a hacer?», preguntó Casado. Comparecencia sorpresa La reunión se cerró en un momento en que la tensión en la relación entre JpC y ERC, que el lunes vivió su máximo de temperatura en el Parlamento de Cataluña, se enfrió ayer unos grados para que el protagonismo mediático recayera en seis de los 12 condenados por el 1-O que participaron en una comisión del Parlamento de Cataluña sobre la aplicación del 155. Así, los focos estuvieron puestos en Oriol Junqueras, que reiteró su voluntad de seguir «dialogando» con el Gobierno si bien no renunció a intentar otro referéndum ilegal. Pese a que durante todo el día el rumor político de una convocatoria de elecciones autonómicas, cuya potestad tiene en exclusiva Torra, fue constante y permanente, por la tarde varias fuentes de la Generalitat (de ambos partidos que forman el Gobierno catalán) consultadas por ABC negaron que el presidente autonómico tenga la intención de disolver el Parlamento catalán y convocar elecciones en breve. Entre los motivos, que, hoy mismo, Pere Aragonès (ERC), vicepresidente de la Generalitat y consejero de Economía y Hacienda, presenta las cuentas de la Generalitat para 2020 (pactadas con los comunes) y la propia reunión con Sánchez está prevista para el 6 de febrero. Sin embargo, casi por sorpresa, la Generalitat lanzó una convocatoria al filo de la medianoche para citar a los medios de comunicación hoy al mediodía a una declaración institucional de Torra, 30 minutos más tarde que Aragonès. Con la contraprogramación toma más fuerza una posible remodelación en el gobierno autonómico o incluso un adelanto electoral, pese a las reiteradas negaciones. Torra y su entorno podrían mover ficha y responder a ERC (partido al que responsabilizan de la pérdida de escaño de Torra y cuya dirección se enteró de la repentina convocatoria del president por la Prensa) situando, tal y como avanzó hace unas semanas este diario, como número dos de la Generalitat a un consejero de JpC o una nueva figura, pero del ámbito de esta formación, para que en caso de que el Supremo acabe por inhabilitar en firme a Torra, la presidencia, aunque sea en funciones, siga en manos de la formación que controla Puigdemont. Así, gana enteros una «crisis de gobierno» y un reajuste que suponga rebajar el peso de ERC. Así, Torra respondería a la afrenta de los de Junqueras al avalar estos que el presidente de la Generalitat se haya quedado sin escaño y supondría un golpe sobre la mesa de un presidente de la Generalitat que parece estar contando más los días que le quedan al frente de la administración autonómica catalana que en el futuro. Con esta operación, JpC ganaría tiempo para elegir y promocionar a su candidato, descartado ya Torra. Puigdemont no tiene prisa para acelerar un adelanto electoral, después de que el Parlamento Europeo le haya reconocido como miembro. Nadie duda en JpC de que Puigdemont es el mejor cartel electoral, pero sí hay dudas respecto al que podría acompañarle formando un ticket para pelear la hegemonía independentista contra Junqueras y Aragonès.

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