viernes, 31 de enero de 2020

El preciosismo y la campiña británica

Este viernes la pasarela de la moda madrileña ha contado con la intervención de creadores que ya se han convertido en clásicos, tal y como es el caso de The 2nd Skin o Teresa Helbig. Con una clara linea conductora común para el próximo otoño, abundaron los tonos ocre, los tejidos de pata de gallo marrón inspirados en el campo británico -justo ahora que tiene lugar el Brexit- las transparencias y las lentejuelas; todo junto y por separado. GALERÍA Vea la galería completa (17 imágenes) The 2nd Skin propuso una deliciosa colección, sencilla pero sofisticada y muy femenina. Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo siempre ofrecen alternativas favorecedoras, algo que se agradece. Sus prendas otoñales recordaban en el corte y los volúmenes a la obra de Balenciaga. Los trajes de chaqueta en paño y los abrigos de mohair, presentaban mangas de hombros caídos, cortes traseros verticales y siluetas oversize. Coquetos trajes sastre de día se acompañaron de guantes largos de paillettes en lo que podía haber sido una oda a las actrices vestidas por Christian Dior, revisitadas con los contrastes de este nuevo siglo. El desfile parecía hecho a la medida de Tippi Hedren en Los Pájaros en versión transgresora, pasada por tamiz moderno de Burillo y Fernández. Los grandes lazos, una de sus señas de identidad, estaban presentes en hombros y escotes, colocados con gracia y sentido. Los vestidos y abrigos tipo corola recordaban en su tableado a los sobrios pero impresionantes diseños de los años 50. Gasas y tafetas con motivos de cristal bordados, remataban con detalle muchos modelos. Y una preciosa colección de prendas superponía el encaje a una base de tela de lentejuelas, creando un curioso y delicado efecto de luz en movimiento. En Schlesser las colecciones siguieron la pauta de la temporada con tonos mostaza, caldera y - por otra parte, lúrex y materiales plateados. Fue una larga serie de modelos ponibles, bien conjuntados y realistas, entre los que predominaban las prendas de día con tejidos directamente sacados de la campiña británica, un leitmotiv de esta temporada. Teresa Helbig presentó una cuidada colección, como siempre. Con algunas piezas que tardan días y semanas en llevarse a cabo, dio un giro de tuerca más al tul bordado, en este caso inspirándose en la época inicial de los ingleses en China, en 1942, tras la Guerra del Opio. Los abrigos, bien con relieves dorados que recordaban a la porcelana china o bien en tul con bordados de terciopelo formando celosías asiáticas, protagonizaron el desfile. Algunas prendas estaban inspiradas en las cacerías escocesas, con profesión de fauna y flora en relieve. Y los bordados de flores chinas destacaban sobre tejidos principe de gales, un modo curioso de dar un toque femenino a prendas con fondo de sastrería. Pocos colores, dicotomía de blanco y negro o de crudo y burdeos, para una colección hecha sin prisas en la que no se escatiman las horas de trabajo que se emplean en los bordados y apliques de cada prenda. La madre de Helbig, Teresa Blasco, sigue al pié del cañón ocupándose de que ese preciosismo que ha caracterizado siempre a la marca siga siendo su santo y seña.

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