lunes, 27 de enero de 2020

La inhabilitación de Torra fractura la unidad independentista

La fractura en el gobierno catalán es total. JpC y ERC escenificaron, en otro bochornoso pleno celebrado ayer, la división de un ejecutivo que ya cuenta los días para la celebración de unas nuevas elecciones autonómicas. La tensión entre los dos grupos, mayoritarios en el ámbito independentista, es máxima. Quim Torra, presidente de la Generalitat de Cataluña, mantiene el botón de la convocatoria electoral pero ya no es diputado autonómico; una decisión que desde JpC se imputa a Roger Torrent (ERC), presidente de la cámara, que este lunes dio por válida la decisión del secretario general del Parlamento catalán, Xavier Muro, quien a primera hora de ayer dio instrucciones para retirar el acta parlamentaria a Torra cumpliendo así lo ordenado por la Junta Electoral y el Tribunal Supremo. Para JpC esto fue una declaración de guerra y decidió convertir el pleno en un sufrimiento para Torrent. La ruptura entre JpC y ERC es cuestión de días, si bien hoy habrá una tregua ya que Oriol Junqueras, junto a otros condenados por el Supremo, acudirán al Parlamento de Cataluña para participar en una comisión sobre la aplicación del artículo 155 en 2017 y 2018. Incidentes en el centro El día empezó con el anuncio de Muro, con el que Torra perdía de forma efectiva el acta de diputado y sus derechos y deberes. Poco después, Torrent hizo suya la opinión del secretario general y la Mesa dio su visto bueno, sin una votación, pues no hacía falta. En ese mismo momento, JpC puso en marcha la maquinaria de la presión independentista contra ERC. Una presión a la que se sumó la Assemblea Nacional Catalana (ANC), convocando a sus seguidores para el inicio del pleno a las puertas del Parlamento catalán, y cuya concentración acabó con algunos incidentes entre los radicales y los Mossos d’Esquadra. Al anocher, la concentración se trasladó a la céntrica plaza Urquinaona, epicentro de los disturbios de octubre. De allí los manifestantes se fueron trasladando de una calle a otra encendiendo algunos contenedores y montando barricadas que, al cabo de poco, los policías y bomberos desmontaron sin demasiada oposición. La falta de «efectivos» de los radicales, unido a la activación de un buen numero de agentes antidisturbios, permitieron que las protestas no se desbocaran, tal y como pretendian desde grupos como Urquinaona ho tornarem a fer. El día fue un tormento para Torrent. Josep Costa (JpC), vicepresidente de la cámara, pidió a los miembros de la Mesa -en la reunión matinal- que votasen una propuesta de su grupo para desautorizar a Muro. Una petición que Torrent negó, abriendo la puerta a que JpC llevase la discusión al pleno. Así fue. Tras un cruce de acusaciones públicas entre el propio Costa y Albert Batet, por parte de JpC, y Sergi Sabrià, presidente de ERC en la cámara, poco antes de las tres de la tarde, el pleno dio comienzo con Torra en el hemiciclo pero sin el acta de diputado. «Secuestrar el voto» Con las aguas ya revueltas y con una desconfianza total entre JpC y ERC, Torrent dio inicio al pleno (retrasado ya varios días por los efectos del temporal Gloria) «denunciado» que, en su opinión, la Junta Electoral y el Supremo habían «secuestrado el voto del presidente Torra» y que, por lo tanto, para preservar que las decisiones de la cámara no se puedan impugnar, «no podemos contabilizar su voto», pues «sería la parálisis del Parlament». Fue en ese momento, cuando, para JpC, Torrent cruzó el Rubicón. Torra pidió la palabra -como presidente de la Generalitat puede hacerlo cuando lo considere oportuno- y cargó contra Torrent, al que acusó de no haberle informado de su nueva situación (pese a que desde la Presidencia parlamentaria aseguraron, posteriormente, que sí habían hablado). El ya entonces exdiputado apeló a la resolución aprobada el 4 de enero, en la que los independentistas ratificaron a Torra como diputado autonómico, y la declaración del 10 de enero, desde el Palacio de la Generalitat, en la que el presidente autonómico aseguró que se consideraba diputado, pese a lo que por entonces ya habían indicado la Junta Electoral y el Supremo. «¿Lo que vota el Parlament es simbólico? La voluntad popular pasa por delante de todo. ¿La respetamos, o no? Y si la respetamos, cueste lo que cueste. Es imposible conseguir la independencia si no ponemos una línea roja en la voluntad popular», indicó Torra, en un reproche a ERC. Y añadió: «Soy diputado y presidente. Solo el pleno de este parlamento puede cambiar estas dos realidades. Le pido, presidente (de la cámara), que defienda mis derechos». Tras sus palabras, llegó la imagen de la ruptura. Diputados de JpC y miembros del gobierno catalán que forman parte de este grupo se levantaron y aplaudieron a Torra. Los representantes de ERC, tanto diputados como consejeros, incluido el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC), permanecieron sentados, con caras de circunstancias. La relación entre ambos partidos, a esa hora, nada tenía que ver con la que mantienen dos formaciones que forman y sostienen un ejecutivo, que para más inri esta misma semana registra los Presupuestos -pactados con los comunes- para su tramitación parlamentaria, y evitar una tercera prórroga consecutiva, pues los últimos aprobados son los de 2017. «A navajazos por el poder» La intervención de Torra abrió un turno de palabra para los grupos parlamentarios. Lorena Roldán (Cs) acusó a Torra de ser un «delincuente», ya que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) le ha condenado por desobediencia (motivo por el que deja de ser diputado), lo que supuso un nuevo rifirrafe con Torrent, que la llamó al orden. Roldán preguntó el motivo por el que no podía llamar «delincuente» a un condenado por el TSJC. Torrent vio, en ese momento, su oportunidad para apaciguar, algo, el fuego con JpC, y se mantuvo en sus trece. La respuesta de la bancada de Cs fue la de aplaudir a su líder y corear la palabra prohibida: «Delincuente, delincuente». Torrent suspendió el pleno. A vuelta de la suspensión, Miquel Iceta (PSC) defendió que Torra ya no era diputado, pero sí presidente de la Generalitat; y Alejandro Fernández (PP) destapó lo que, en su opinión, ha sido el procés. «¿El proceso separatista era esto? Una lucha a navajazo limpio entre JpC y ERC por el poder y nada más por el poder… No lograron destruir España y son tan cainitas que tienen que destruirse entre ustedes. Han engañado durante siete años a su parroquia y, al final, era todo por la poltrona. Han desprestigiado las instituciones catalanas como nunca, a niveles insospechados e insoportables», aseguró el líder del PP catalán. Los comunes pidieron a Torra que no hiciera el ridículo y la CUP se ofreció a JpC para formar parte de la Mesa y seguir con el desafío al Estado de Derecho. La pugna entre JpC y ERC siguió en el turno de palabra de Batet y Sabrià. El primero aseguró que su formación lo tiene «muy claro desde el 1-O» y no se «rendirá»; a lo que el segundo dijo que la decisión de este lunes es, sobre todo, para evitar «el colpaso de las instituciones». Sabrià añadió, dirigiéndose a Torra: «Para asumir la república hay que actuar con inteligencia. Para conseguirlo, nosotros no somos sus rivales somos sus aliados». Buenas palabras que no hicieron mella en JpC, formación que no cambió de estrategia y registró una propuesta de resolución similar al texto presentado por la mañana en la Mesa. Objetivo: que el pleno vote desautorizar a Muro e, indirectamente, a Torrent. Una propuesta que sigue viva y que JpC la activará en cualquier momento, pese a que, finalmente, a petición de varios grupos se decidió suspender el pleno sin acordar una nueva fecha. Cero votos a favor Antes de la suspensión, se vivió el último bochorno del día en el Parlamento de Cataluña. El pleno rechazó el proyecto de presupuestos de la cámara. Costa (JpC), encargado del mismo, renunció a defenderlo en el pleno. JpC anunció que no participaría de la votación si no podía hacerlo Torra. Dicho y hecho. Era la primera tras la pérdida del escaño. Cero votos a favor. Comunes y la CUP votaron no y el Parlamento catalán se quedó sin cuentas para 2020. Tampoco se aprobaron las del Síndic de Greuges, pero sí las del Consejo de Garantías Estatutarias y la Sindicatura de Cuentas. Hoy es día de tregua. Junqueras vuelve al Palacio del parque de la Ciudadela, que estará fuertemente custodiado por los Mossos d’Esquadra, cuepo policial que ayer estuvo ultimando los detalles del dispositivo. Junto a Junqueras, Raül Romeva, Dolors Bassa, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn también harán acto de presencia para dar una falsa imagen de unidad.

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