martes, 28 de enero de 2020

Arte, sensibilidad y aniversarios en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid

La Mercedes-Benz Fashion Week de Madrid arrancó oficialmente ayer y lo hizo con dos casas de costura que celebraban su aniversario. Pilar Dalbat festejaba sus 20 años en la moda, mientras que Moisés Nieto cumplía 10 en un sector cada vez más potente en España. Pilar Dalbat comenzó el día presentando su colección para el otoño de 2020 en La Casa de la Panadería, en la Plaza Mayor de Madrid, un lugar emblemático que da mucho juego. Por la tarde, y al igual que hacen algunas marcas tras los desfiles en París, Nueva York o Milán, Dalbat organizó un resee en la Embajada Italiana de la calle Juan Bravo de Madrid. El resee sería el equivalente de «ver de nuevo» en español, y permite a la prensa y a los clientes potenciales -tanto a los puntos de venta como a alguna invitada- ver de cerca y tocar la colección, para apreciar detalles y calidades. El resee también permite una conversación fluida, charlas y entrevistas con los directores creativos, algo prácticamente imposible durante, antes o después de un desfile. Recapitulativo La granadina Pilar Dalbat, muy consistente, hizo un recapitulativo de las piezas que han formado parte de sus colecciones durante estas dos décadas. Entre las propuestas se encontraban prendas de abrigo y capas en paño y crêpe, piezas hechas a mano, tops y vestidos metalizados, modelos en neopreno o punto de seda y profusión de bordados combinados con mouton y apliques de cristal. La artista plástica Maria José Rodríguez estuvo a cargo de los estampados sobre seda que mostraban elementos desdibujados que evocaban la Plaza Mayor al atardecer. Los colores predominantes fueron invernales - morados, marrones, marinos, calabazas y negros- si bien el omnipresente blanco se coló en la colección con protagonismo. Como detalle tecnológico, la puesta en escena era silenciosa aparentemente, proporcionándose cascos a modelos y público para que pudiesen entrar de lleno en el ambiente. La música en directo corrió a cargo de María de Juan, una artista de estilo soul. Moisés Nieto, por su parte, celebraba también una fecha clave, en concreto sus 10 años en el mundo de la moda. Y al igual que Pilar Dalbat, escogió el arte como punto de partida de su deliciosa presentación. Para empezar, eligió una sala de dibujo de la Facultad de Bellas Artes de la Complutense de Madrid, un espacio que ya en sí invitaba al sueño, a la bohemia y a la creatividad. Solo una modelo Más una instalación que un desfile en sí, el montaje de Moisés Nieto estaba inspirado en el espacio y su significado iba más allá de una habitual pasarela. Por ello, contó con una única y bellísima modelo, de rasgos delicados y cabello pelirrojo, a la que Moisés y los miembros de su equipo -todos ataviados con las batas blancas de las bellas artes, esas que también en los talleres de costura se acostumbraba a usar- cambiaban de vestido sucesivamente. La modelo, siempre con medias blancas, unas sandalias de inspiración griega y una sencilla combinación corta, pasaba de vestir una falda larga con chaqueta a lucir un vestido o un abrigo casi sin moverse. Cada vez que el atuendo estaba completo, la pequeña plataforma redonda sobre la que se encontraba, giraba una vuelta, cual si de una bailarina de caja de música se tratase. La sensibilidad y la creatividad se respiraban en el aula de dibujo, con una colección inspirada en el arte, en la obra de Josep Albert, pintor y escultor valenciano con un importante recorrido internacional. Moisés Nieto, andaluz de pro y modisto en sueños desde pequeño, centró esta curiosa presentación en la idea de una clase de dibujo al natural, en una vuelta de tuerca a prendas intemporales con un sofisticado toque femenino. Mostró impecables vestidos largos cuajados de paillettes en colores cálidos, deliciosos ejemplares dignos de princesas de cuento o de una buena alfombra roja. Sus sencillos abrigos, en tonos pastel, camel, negro o verde, contaban con detalles inesperados y sus faldas asimétricas, de una gran belleza geométrica, marcaron tono. Un dúo de violín y viola tocaba piezas clásicas en directo, con un memorable «Lascia ch’io pianga» de Häendel. Buen comienzo de la semana, con aniversarios, piezas intemporales con un giro vanguardista, música y arte.

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