lunes, 27 de enero de 2020

Mantener el brillo del oro

Horas después de la fiesta del podio, se darán la mano, se abrazarán y cada uno cogerá la maleta y su billete para dirigirse a su correspondiente puerta de embarque. Es la rutina de los Raúl Entrerríos, Joan Cañellas, Aitor Ariño, Álex Dujshebaev, Nerea Pena, Carmen Martín o Lara González. Es la rutina de unos campeones atípicos, familia cuando se enfundan la camiseta de España y protagonistas de diferentes ligas europeas los 300 días restantes hasta la siguiente gran competición. Por el momento, y ya se está haciendo largo, las condiciones para progresar, encontrar estabilidad y futuro se hacen difícil en casa; la competición doméstica sigue sin poder atraerlos aunque sigan cubriendo de oro, plata y orgullo la vitrina del deporte español. «Es un choque, las mujeres son subcampeonas del mundo, y luego vas a pabellones que están prácticamente vacíos, salvo excepciones. No sé cómo podemos hacerlo mejor. En lo deportivo, es imposible. La materia prima, de jugadoras, jugadores y entrenadores es muy buena, aunque podría ser incluso mejor con el relanzamiento de los deportes colectivos», indica Imanol Álvarez, entrenador del Bera Bera, club en el que militan las subcampeonas del mundo Mercedes Castellanos, Silvia Arderius o Eli Cesáreo. Es un tema recurrente siempre que se consiguen podios; por mucho que ellas y ellos brillen, los pasos para que las ligas crezcan no tienen la misma proporción. «Deberíamos tener objetivos paralelos. Cuando juntamos a las guerreras y a los hispanos siempre queremos que estén arriba, ganar medallas, pero debemos ser conscientes de que la selección se nutre de lo que salga en la liga. Hay que aprovechar los medios, nuestra cuota de pantalla, creer que se puede crecer, sin vértigo. Hacer que ellas se sientan más profesionales. Y valorar el esfuerzo de los clubes, porque progresamos con ese esfuerzo», confía Carlos Viver, seleccionador absoluto femenino. Aún así, mantienen el optimismo: «El nivel medio de la liga masculina ha subido; del segundo al último puedes ganar y perder con todos; aunque todavía no lo suficiente para competir con el Barcelona», señala César Montes, exentrenador del Bidasoa y ahora segundo de Ribera en la selección. «La liga femenina es mejor que hace cinco años, pero hay que avanzar. Los equipos masculinos estarán entre los treinta presupuestos más altos de Europa; los femeninos, entre los cuarenta», dice Álvarez. Se apuntan dos factores clave: inversión y visibilidad. «Nos estamos recuperando, pero hay poco patrocinio privado. Muchos clubes dependen de las instituciones públicas y eso es peligroso. Una ley de mecenazgo ayudaría a que las empresas privadas invirtieran», concede Montes. «Hace quince años había mucho potencial económico, y ahora, tras la mala experiencia con el boom inmobiliario, a la gente le cuesta más. No creo que la solución sea con inversión de organismos estatales. Eso es complicado. Debería llegar con ayudas y ventajas a empresas privadas, que entendieran que tendrán impacto», apoya Álvarez. El balonmano español exporta mucha calidad, y se señala como un factor positivo al referir que los jugadores crecen, son más competitivos y eso hace más grande al conjunto nacional. Pero sin una liga fuerte en casa, no se pueden ofrecer tan buenos contratos, ni retener el talento ni atraer el foráneo. «Se dan pequeños pasos y tienen que ser más grandes: reforzar las estructuras con más profesionales, que llames a un club un sábado por la tarde y no acabe en un móvil particular de alguien que hace ese tremendo esfuerzo por que el club evolucione; involucrar a gente para que llame a las empresas, vender la imagen de jugadoras y liga. Reforzar un producto que muestra siempre que, cuando lo tratas con cariño, responde y es atractivo», analiza Viver. «Hay que ofrecer más show» La situación es semejante a otros deportes de equipo como el hockey, clasificados ambos equipos para los Juegos de Tokio 2020. O el waterpolo. Ellas, este fin de semana, las mejores de Europa; ellos, casi, por un penalti. Para el próximo, gradas vacías. Maica García, oro europeo en Budapest 2020, mira con optimismo a su deporte, con sueldos más bajos que el balonmano, pero en el que no es necesario salir al extranjero para progresar: «Es muy difícil compararnos con el fútbol o el baloncesto. España no debería ser un país con un solo deporte. El waterpolo ha crecido mucho, pero los medios tienen que estar. Cuando ganas y cuando pierdes. Para que la liga sea más competitiva. Si lo es, lo hace más atractivo. Hay que ofrecer más show y que el espectador interactúe». «Todo el mundo se siente identificado con los equipos nacionales y con este balonmano. Para las televisiones es fácilmente vendible», resume Álvarez. «Y no solo son los éxitos. Transmiten unidad, compañerismo, humildad, unos valores tremendos que comparten todos estos deportes», subraya Montes. Solo falta apostar más por ellos, oro puro que no merecen que se desgaste.

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