Buses

Va en marcha, desde el lunes, la prueba piloto de los buses nocturnos con paradas a demanda. Y ha tenido una acogida de gran contento. Tampoco nos extraña. Este ensayo, que va a durar tres meses, permite que mujeres y menores soliciten al conductor del autobús una parada de conveniencia personal, cuando la noche obliga, que escribiera el poeta, a otros efectos. Esta medida proviene del temor de mujeres y menores a quedar lejos de su destino, desde la parada de ruta, en las deshoras. Un miedo que se comprende. Hay un momento de inquietud, en la mujer, y en el niño, cuando deja un autobús, en medio de la oscuridad, hasta que se siente a salvo en su propio portal, ya en su propio feudo, digamos, y no en la calle. El día que ese miedo se haya extinguido estaremos viviendo en una ciudad de igualdad, en una ciudad de paz, sin amenaza de ambiente, o amenaza concreta. Yo me entiendo, y seguro que ustedes también me entienden. Todo el mundo tiene el derecho de regresar a su hogar sin zozobra o sobresalto, a cualquier hora. Y todo Ayuntamiento tiene la obligación de garantizar esto, tan elemental y sagrado y humilde. Todo gobierno. De momento, el proyecto se está cumpliendo en recorridos que alcanzan a Pinto, Valdemoro, Leganés, Fuenlabrada y Las Rozas. Se prevé que los Ayuntamientos respectivos evalúen la eficacia, y la respuesta del usuario, para luego extender la iniciativa a otras zonas, y, a resultas, a otros Ayuntamientos. Sé que está usted pendiente de este ensayo, alcalde, porque igual toca extender sus beneficios al todo Madrid. Todo se verá. De momento ya hay muchas usuarias contentas, porque se quedan menos a la intemperie, cuando toca dejar el bus, y enfilar el tramo último a pie, hasta casa. Hasta los taxistas han tomado nota del proyecto, y se animan a esperar un minuto de solidaridad o auxilio, hasta que la clientela gana el portal, y el temor se diluye, o se apaga. Ojalá estos buses solidarios cundan. Y con ellos, la solidaridad de todos.

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