miércoles, 29 de enero de 2020

Madrid Design Festival: La idea detrás de la forma del abrefácil

Abrir una lata tirando de la anilla, utilizar una maquinilla de afeitar desechable o usar el ratón del ordenador son acciones cotidianas que ejecutamos sin apenas reparar en la forma de los objetos que las hacen posibles. Pero ¿podrían ser de otra forma? El Festival Madrid Design vuelve a la capital para enseñarnos el valor de las ideas que están detrás de las formas. Y para explicarnos que «es imposible escapar al diseño», como señala el director del Festival, Álvaro Matías. Como botón de muestra, una de las acciones de esta tercera edición del Madrid Design, la exposición «¡Funciono! Porque soy así», el el Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez. La labor del comisario, Juli Capella, junto a los objetos cedidos por Moisés Pérez de Albeniz, permiten al visitante un paseo entre cerca de mil piezas de lo más cotidiano, que conducen a una reflexión sobre el valor del diseño para dar mayor utilidad a las cosas. Agrupados por «familias», se cuenta cómo algunos objetos se diseñan para llamar la atención: como el perfumador con forma de bolígrafo, o el teléfono transparente de Unisonic. Otros, para ser más bellos, como el exprimidor Starck, de 1990, una auténtica joya, o la tetera y taza en una misma pieza, diseño de Matteo Thun y Arzberg, o el vaso del Diet Coke, el refresco «light»; o el frasco de perfume L’Homme, de Yves Saint Laurent, diseñado por Jean Nouvel en 2007. Reducir, simplificar En algunos casos, el diseñador busca aportar una prestación extra al objeto: por eso se inventó el cazo de los espaguettis con un agujero en medio -por el que pasa la dosis justa para una persona-, o el lápiz con una goma incorporada. En otras ocasiones, lo que se persigue es el ahorro de espacio: el plano del transporte público de Nueva York de 1984, autoplegable e inspirado en la papiroflexia; los auriculares, cada vez más reducidos, o el paso del gran magnetófono Sharp al iPod nano de Apple. Para simplificar su uso se diseñó un calzador largo, que se pueda usar sentado; la anilla del abrefácil, o el post-it, creado por un músico ingeniero con necesidad de separar las páginas de la partitura. Acelerar los procesos está en el origen de un secador de pelo o la polaroid; y para mejorar un objeto anterior se inventó, por ejemplo, la percha con pinzas para pantalones. «Detrás de cada objeto hay una mente que ha buscado una solución», afirma Álvaro Matías. El festival Madrid Design llegó el año pasado a los 320.000 asistentes. «Pretendemos contribuir a despertar la curiosidad del espectador», explica.

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