martes, 28 de enero de 2020

Lance Armstrong busca ingresos en Mallorca

Decapitado para el ciclismo, apestado deportivamente por su episodio con el dopaje, Lance Armstrong no ha perdido su vena emprendedora, ese espíritu comercial del que hizo gala cuando era un embajador del Tour y se convirtió en un referente empresarial para sus colegas del pelotón por la facilidad que exhibió para los negocios. El excorredor innombrable, que atrajo a Nike y a otras multinacionales al ciclismo, busca ahora financiación en objetivos más modestos. Ha diseñado en España un proyecto de cicloturismo vip: cinco días de ruta con él y su excompañero George Hincapie por las carreteras de Mallorca a cambio de 27.000 euros. El viaje se realiza bajo la marca «The Move», el podcast de ciclismo que regenta el tipo que ganó siete veces el Tour y fue desposeído de todos sus éxitos por dopaje. Así anunció su plan en las redes sociales. «George Hincapie y yo (así como los guías Emily y Mike Kloser) vamos a hacer The Move to Mallorca. Uníos a nosotros en esta hermosa isla mediterránea con increíbles paseos, comida, vino y conversación». Abrió el plazo de inscripciones el pasado 20 de enero y ensalzó las bondades de Mallorca a sus 3,3 millones de seguidores en Twitter, la red social que empezó a utilizar antes que la mayoría de sus colegas. «Mallorca es un paraíso y la ruta recorrerá los lugares más icónicos para todos los ciclistas». La promoción del producto encaja con cualquier tutorial de ventas. «Cinco días rodando con Lance y George. Incluidos todos los alojamientos, bicicletas Pinarello, kit de ciclista, recepciones, comida, soporte y recuerdos increíbles. Y solo 12 plazas». Armstrong tiene 48 años, cuatro hijos y el mismo carácter orgulloso de siempre. El palmarés del Tour muestra tres agujeros, tres oquedades significativas: no hay ganadores en el periodo de las dos Guerras Mundiales y tampoco en el ciclo triunfal de siete años de Armstrong (1999 a 2005). Ese periodo no existe, el Tour decidió borrarlo de su memoria y no otorgar el triunfo a ningún otro ciclista en los años duros del dopaje, salpicados unos y otros por su relación con médicos millonarios como Eufemiano Fuentes, Michele Ferrari o Luigi Cecchini. Nunca se arrepintió El norteamericano nunca se ha arrepentido del dopaje sistemático que descubrió Travis Tygart –su enemigo en la Agencia Antidopaje de Estados Unidos–, dando a entender que el asunto era unánime para todo el pelotón. «Hubiera ganador el Tour de igual manera», manifestó en una reciente entrevista. Desde que sus patrocinadores se desligaron de él, perdió su fundación LiveStrong de la pulserita amarilla, además de su vínculo con Nike y llegó a un acuerdo con el Gobierno federal norteamericano para pagar cinco millones por fraude a su antiguo sponsor, US Postal, el servicio de correos del país, mucho se ha hablado de la quiebra financiera de Armstrong. Y nada es lo que parece, pese a que el descrédito sobre su persona se plasmó en la película de Stephen Frears «The Program», en la que Armstrong se inyectaba bolsas de sangre antes de las contrarrelojes y animaba a sus compañeros a doparse. Según confesó el exciclista en una entrevista a la CNBC, Uber le salvó de la ruina. En 2009, antes de la investigación de Tygart, invirtió 100.000 dólares en la compañía desconocida. Uber valía entonces 3,8 millones y hoy sobrepasa los 100.000 millones. Gracias a los beneficios que logró, el exciclista creó junto al exatleta canadiense Lionel Conacher un fondo de inversión, Next Ventures, que el pasado verano ya había captado 23 millones de sus asociados para invertir en empresas de deportes, bienestar físico y nutrición. Además del podcast radiofónico, el exciclista es propietario de dos establecimientos en su ciudad natal, Austin (Texas): el café Juan Pelota, en recuerdo de su cáncer de testículos, y la tienda de bicis Mellow Johnny’s, en recuerdo del maillot amarillo del Tour. Su amigo George Hincapie es dueño de un hotel rural en Carolina del Sur.

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