domingo, 6 de noviembre de 2022

¿Quién es Jorge Vilda, el ogro de las amotinadas?

El pasado día 17, cuando recogió su segundo trofeo consecutivo como mejor futbolista del planeta, Alexia Putellas no elogió a la Federación Española de Fútbol (RFEF), sino a la inglesa: «Lo están haciendo muy bien», dijo para rematar una noche agridulce. Era una velada inmejorable para presumir del crecimiento del fútbol femenino español en la última década, pero la correa se había roto unas semanas antes: las 15 mejores futbolistas españolas pidieron no ser convocadas hasta que haya cambios en la Selección y en la forma de trabajar. Jorge Vilda (Madrid, 1981) personaliza desde entonces la resistencia de la RFEF a ceder ante lo que la mayoría de la opinión pública considera una rebelión inaceptable. Vilda suma a su cargo de seleccionador absoluto (desde 2015) el de director técnico de todo el fútbol femenino español. Fue nombrado en 2018, tras la llegada de Luis Rubiales a la presidencia, y forma parte de su núcleo íntimo: Vilda, miembro con derecho a voto de la asamblea, apoyó finalmente a Rubiales tras haber prometido su voto al otro candidato, Juan Luis Larrea. Su espléndido presente profesional (con ganancias de varios cientos de miles de euros anuales) contrasta con la delgadez de su currículo: antes de entrar en la RFEF, sólo había entrenado (durante siete años) al Canillas, un modesto club del barrio madrileño de Hortaleza al que llegó con 22 años. Cuatro años antes se había quebrado su gran sueño, ser futbolista, por dos graves lesiones consecutivas cuando jugaba en los juveniles del Real Madrid. Estudió Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Europea y trabajó generosamente con el modesto Canillas, donde dejó un buen recuerdo (como ha podido comprobar este periódico). Pero con quien labró realmente su carrera fue con su padre, el respetado Ángel Vilda, gran preparador físico que trabajó con Johan Cruyff, Jupp Heynckes o Luis Aragonés y supo ver en el desconocido e incipiente fútbol femenino un espacio para el crecimiento personal y profesional: ambos apostaron decididamente por él en tiempos de Ángel María Villar, y pronto llegaron los éxitos y títulos de las categorías inferiores (de la sub-19, que dirigía el padre con el hijo de ayudante, y de la sub-17, entrenada ya por el hijo desde 2010, en plena explosión del fútbol masculino español). Ángel Vilda, su referente máximo según confesión propia, salió de la Federación en 2013. Dos años después llegó el amargo final del anterior seleccionador absoluto, Ignacio Quereda, provocada por aquella carta explosiva enviada a los medios por las jugadoras después del Mundial 2015. Villar resolvió el conflicto y nombró sucesor a Vilda júnior, que compensaba su inexperiencia a nivel de clubes con un buen conocimiento de la burocracia federativa (aspecto clave en un ecosistema tan clientelar) y buen trato hacia las jugadoras (rasgo muy valioso en vestuarios no siempre fáciles de gestionar). Un ascenso fabuloso, explicable sólo en un deporte muy poco competitivo aún: de preparador físico y ayudante en la sub-17 a seleccionador absoluto en ocho años. Director técnico de todo el fútbol femenino español poco después. Miembro del Comité Técnico del Fútbol Femenino de la UEFA desde 2019. Aitana celebra su gol en Valdebebas LigaF El Barça aplasta al Madrid en la miniguerra El conflicto de la selección española y las 15 amotinadas se trasladó al encuentro de máxima rivalidad de la Liga F que disputaron el Real Madrid y el Barcelona en Valdebebas. Un 0-4 esperable (las azulgranas siguen intratatables: año y medio de victorias consecutivas y nueve de nueve triunfos en los cruces contra las blancas) que las azulgrana (muchas de cuyas jugadoras están entre las disidentes, liderando el grupo) aprovecharon para reivindicarse ante las 'desertoras' (todas las madridistas siguen al lado de Vilda y en el selección). Las gradas también entendieron que abajo se lidiaba un combate («no vais al Mundial», «Vilda, quédate») y el saludo que la azulgrana Aitana Bonmatí le negó al final a la madridista Misa lo aireó bien en alto. Los goles de Crnogorcevic, Patri Guijarro, la propia Aitana y Rolfo fueron festejados como nunca. El éxito de Vilda como seleccionador de categorías inferiores fue incontestable (dos Europeos, dos platas continentales, un bronce europeo y un bronce mundial). El reciente triunfo de España en el Mundial sub-17 prolonga esta trayectoria y avala su gestión como director técnico, a pesar de la salida reciente de personal cercano por desavenencias. Su flanco débil es la incapacidad para trasladar ese éxito a la selección absoluta: España sigue sin superar los cuartos de final de un torneo importante, y van siete años ya. De ahí surge la postura desacreditada de las jugadoras estrella a nueve meses del Mundial de Australia y Nueva Zelanda : modernizar la Selección sin prescindir de un técnico que podía seguir de director técnico (y además conoce prácticamente a todas desde que eran niñas). Los relatos sobre el control excesivo que ejerce Vilda sobre las jugadoras son muy conocidos ya: una mezcla de paternalismo y obsesión que ha terminado desquiciando a futbolistas que ya no son las adolescentes de hace una década y juegan en los mejores equipos de España y Europa. La curiosidad constante sobre sus quehaceres, sumada a visitas en horarios de descanso y una desconfianza constante en cuanto a la comunicación externa han alejado al seleccionador del núcleo del equipo. Se habla de incomunicación, prepotencia y ansiedad. Pero más importante todavía que esta realidad «emocional», como rezaban sus emails, serían sus métodos de entrenamiento y preparación física. «El fútbol español se ha profesionalizado mucho en los últimos años, pero Vilda no ha progresado al mismo ritmo», resume una fuente del grupo: «España ya no está al nivel que tenía en 2015, sino muy por encima». La Federación niega tajantemente que el seleccionador entre en las habitaciones de las jugadoras, y describe como procesos normales la destitución, primero, de Toña Is (campeona de Europa y del Mundo como seleccionadora Sub-17, además de nominada al premio The Best), y la salida, después, de Pedro López, nuevo seleccionador de México, tras conquistar el Europeo y el Mundial Sub-20. (López, que trabajaba con Vilda desde la lejana etapa del Canillas, era un candidato a sucederle). Las fuentes consultadas (que insisten en el anonimato) subrayan su fama de no tratar bien a colaboradores que puedan hacerle sombra. «No es un hombre fácil», repite un conocido dirigente que le ayudó en un momento crucial de su vida: «No es amigo de sus amigos… Ha cambiado a la gente que estaba con él». Kenio, el seleccionador de la Sub 17, sí le dedicó en primer lugar el título mundial. Vilda constituye, a su pesar, un perfecto ejemplo de que los entrenadores de fútbol femenino solo son conocidos si tienen problemas con su plantilla. Pocos le pedían entrevistas cuando las categoría inferiores españolas copaban los podios de Eurocopas y Mundiales. «No le deseo a nadie por lo que estoy pasando estos días», dijo ante la prensa cuando estalló el conflicto. Noticias Relacionadas estandar Si Fútbol femenino El callejón sin salida de las amotinadas Pedro Cifuentes estandar Si El Motín de las Rozas Retrato de un avispero: los lastres del fútbol femenino Pedro Cifuentes Renovado por Rubiales hasta 2024 antes de que se jugase la Eurocopa, el seleccionador tiene la plena confianza de su presidente y ambos se preparan para ir al Mundial, si hace falta, con el 'equipo B' que ganó en un amistoso a Estados Unidos hace tres semanas (un enorme espaldarazo para Vilda) y sigue vigente para los duelos del 11 y 15 ante Argentina y Japón. El grupo disidente, sin embargo, está compuesto por muchas más de 15 jugadoras: incluye por ejemplo a la lesionada Putellas , cuya influencia podría haber ocasionando una migraña insoportable a la Federación si hubiese hablado con claridad. «Yo incluso le di las gracias a Jorge por todo lo que nos ha enseñado», contó una de las futbolistas amotinadas a ABC hace dos semanas. «¡No tengo nada contra él! Pero ya no nos puede aportar más, y encima tiene el otro cargo… ¿Cómo puede haberse puesto tan burro?«. La reacción tajante de Vilda ha sido apreciada por la opinión pública y los resultados, por ahora, le avalan. Pero no deja de estar en el limbo: nunca ha entrenado a un equipo profesional y en algún momento las estrellas disidentes van a recapacitar y explicar mejor su postura. Probablemente entonces su tesitura comience a asemejarse a la de los seleccionadores masculinos: o ganas algo, o te sustituyen.

De Deportes https://ift.tt/mpLVYEI

0 comentarios:

Publicar un comentario