
Un miembro del departamento de comunicación de la Federación Española de Fútbol le cuenta a Raúl de Tomás (Madrid, 17 de octubre de 1994) cómo funciona la atención a medios en la selección española, todo es nuevo para él. Llega, en cierto modo, de rebote y a última hora a Las Rozas, repescado porque Ansu Fati se lesionó con el Barcelona, pero lo cierto es que le avala una hoja de servicios impecable con el Espanyol: en 12 partidos, ya van siete goles y dos asistencias, números de estrella para un delantero que se hace llamar RDT porque así lo decidió con un amigo cuando estaba en el Rayo Vallecano –seguirá usando esa marca propia en la camiseta española– y que aparenta una chulería y una arrogancia que se pierde en el cara a cara. Habla bien y habla de todo, tan de moda que ha sido uno de los futbolistas con más peticiones de entrevista para esta concentración en la que España se juega el pase directo al Mundial de Catar con dos partidos decisivos ante Grecia (mañana, en Atenas) y Suecia (el domingo, en La Cartuja). RDT, que se desahoga con el boxeo y sus caballos, que está repleto de tatuajes y que pesa todos los alimentos antes de comer, cumple con su ambición de ser el delantero de España. Pues por fin está con España. Sí, y estoy muy contento, muy feliz de poder estar aquí. Estoy también muy agradecido, gracias a todos los que han confiado en mí, al míster, a todos los que me han ayudado. Ahora me toca disfrutar de la experiencia, aprovecharla y ayudar, que es lo más importante. ¿Cómo han sido sus primeras horas en Las Rozas? Está yendo todo muy bien, muy bien. Me he adaptado rápido, los compañeros me han ayudado, el cuerpo técnico, trabajadores de la Federación... Te repito, estoy muy contento. Dicen que su pose, algo chulesca, es eso, una coraza. Pues sí, totalmente. Al final, vivimos en un mundo en el que no podemos conocernos todos. Puedo tener esa apariencia externa, lo que la gente ve, pero soy totalmente diferente. Quien me conoce sabe perfectamente cómo soy y me considero una buena persona, una persona cercana, una persona que siempre intenta ayudar... Y a eso también he venido aquí, a ayudar y a aportar mi granito de arena. Le habrán comparado mil veces con Cristiano Ronaldo por algún gesto, por haber estado en el Madrid, por su aspecto... ¿Le dicen mucho que tiene pinta de chulo? Sí, pero es lo que te digo, son las apariencias. Y las apariencias engañan, como dice el refrán. A las personas hay que conocerlas más allá de un físico, de un aspecto, de un gesto... Yo soy una persona a la que hay que conocer, y quien me conozca que tenga claro que va a recibir un gran trato como yo espero del resto de personas. ¿Qué hace en sus ratos libres cuando no juega al fútbol? Pues intento entrenarme en el gimnasio, me gusta ir a ver mis caballos, estar un poco distraído y no pensar 100% en el fútbol. Creo que viene bien, en todo lo mental, estar un poco más tranquilo y salir de ese bucle del día a día. Ha hablado de entrenarse más allá de lo que hace con el Espanyol y tiene un entrenador personal. ¿Qué papel tiene en su vida? Es un compañero de vida, más allá de que sea mi entrenador personal. Es un amigo, es como mi hermano. Entrenamos todos los días juntos, es una persona que me motiva muchísimo. Tener a gente buena cerca te hace mejor, también en lo personal. Estoy muy agradecido a mi amigo Pablo porque al final el 90% de mi éxito, probablemente, se lo debo a él. «Puedo tener esa apariencia externa, lo que la gente ve, pero soy totalmente diferente» ¿Habla con él de fútbol? Intentamos hablar lo justo y necesario. Si tu gente cercana te habla demasiado de fútbol al final te contagias. Él sabe qué me gusta y qué no y cuándo toca hablar de fútbol o cuándo no. También ha mencionado a sus caballos. ¿Qué le da estar cerca de ellos? Tengo un caballo de inversión, de competición de doma clásica, y luego tengo otro más personal que, entre comillas, por así decirlo, me sirve para hacer terapia. Ir a verlo, cuidarlo... Lo típico que harías con un perro de llevártelo a pasear, pero yo con un caballo. Lo duchas, lo preparas... Estoy muy feliz de tenerlo porque me da mucha vida. ¿También paz? Totalmente. Es lo que más me da. Puedo tirarme dos o tres horas tranquilamente con el caballo y parece que han pasado 24 horas. Salgo como nuevo. ¿Qué le gusta más, estar en el campo de fútbol marcando goles o pasar el día con el caballo? Es una buena pregunta... Me gusta hacer goles, pero también estar relajado con mi caballo, las dos cosas me hacen muy feliz. Hay momentos que me apetece más hacer goles y en otros prefiero estar con mi caballo. Se expresa con pausa, habla de estar en paz con los caballos... Contrasta con lo que se ve de usted en el campo y ese nervio o ese pronto. Es que soy un 50-50. Soy capaz de sacar ese nervio en momentos de tensión, de competición, que es importante también. Hay que saber traducir esa tensión en ser competitivo, en luchar, en pelear. Y luego está mi otro 50%, el del día a día. Ahí me gusta estar en paz. En paz conmigo mismo, con mi gente y con todo el mundo. «Puedo tirarme dos o tres horas con el caballo y parece que han pasado 24. Salgo como nuevo» ¿Es un poco ángel y demonio? Sí, podríamos decir eso. Pero demonio no a mal. Soy un demonio de los buenos, un demonio que se puede aprovechar para situaciones importantes como las que exige el fútbol. Pero malo, nunca. No hago las cosas a mal ni con mala intención. Creo que hay que tener un ángel y un demonio siempre para cualquier acto de la vida. Es buen título lo de ‘soy un demonio bueno’. Bueno, sí... Es difícil de entender, pero hay mucha gente que se siente identificada con lo que acabo de decir porque es algo que es así. Nunca tengo mala intención. ¿Por qué hace meditación? ¿Qué beneficios le encuentra y por qué decidió probar con ello? Llevo como cinco o seis meses con este tema. Fue al acabar el año de Segunda división, cuando subimos con el Espanyol a Primera, con el Covid... Decidí o me propuse intentar sacarme cosas negativas de la cabeza y la meditación te hace estar 15, 20 o 30 minutos, depende de lo que hagas en tu día a día, sin pensar en nada. Creo que todo el mundo, como siempre digo, debería probarlo. Tenemos mucho estrés, no solo los jugadores de fútbol. Cualquier trabajador debería probar para salir de la rutina diaria. No es fácil la meditación. No, no, no lo es. Las primeras sesiones son complicadas. Claro, tienes que intentar estar en blanco, no pensar en nada, disfrutar de tu propia respiración... Pero siempre se aprende, de todo se aprende. Las dos primeras sesiones son complicadas, pero en la tercera ya estás más concentrado y te sale bien. ¿Absorbe demasiado el fútbol? Sí, evidentemente. Vivimos en una sociedad en la que hay mucha presión, hay mucha exigencia. Y nosotros, los futbolistas, la tenemos, la entendemos y la respetamos porque es nuestra profesión, es lo que nos gusta. Pero también hay que saber gestionarla y por eso creo que es tan importante poder hacer cosas diferentes. «Un gol es lo mejor que hay. Lo es todo» ¿Pero tanto estrés sufren los futbolistas? Sí. Hay mucha gente detrás y es una exigencia diaria. Tienes la exigencia que tú te metes a ti mismo con los entrenamientos y luego tienes la del fin de semana con la competición, además de la exigencia de la gente. Es una de las profesiones en las que más presión o estrés puedes tener, pero es normal. En ese sentido, dijo en una entrevista que el goleador tiene más estrés que otro tipo de jugador. Pero porque al final es una posición muy exigente. Los delanteros vivimos de otra manera esta profesión porque sabemos perfectamente cómo funciona. Son muchos años y sabemos lo que es hacer goles y, especialmente, lo que supone no hacerlos. Igual que muchos porteros se sienten identificados con su ubicación, no les llegan tanto y cuando aparecen tienen que estar activos y acertados. Nosotros somos parecidos, pero lo llevamos bien. ¿Y qué le despierta un gol? Pfff... Creo que un gol es lo mejor que hay. Es el trabajo diario, es el trabajo de toda la semana, lo que te marca la confianza de la semana que viene, lo que decide que tu equipo vaya por delante... Es todo, absolutamente todo. No solo para los delanteros, todo el mundo debe sentir esa sensación cuando hace un gol porque no hay nada más bonito que eso. ¿Recuerda el primero que hizo? Bufff... Pues realmente no me acuerdo. Me imagino que sería cuando jugaba en el San Roque. Yo jugaba aquí, en el San Roque de Barajas, y empecé de pequeñito y ahí marcaría el primer gol. ¿Era buen niño? De pequeño era un poquito más travieso, la verdad... Pero bien, estoy feliz de todo lo que he ido consiguiendo y, estando en una situación como en la que estoy ahora, es bonito recordar todo lo que hice antes.
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