sábado, 4 de septiembre de 2021

Nueva York y el tenis, locos con Alcaraz

Carlos Alcaraz comparece hoy en los octavos de final del US Open convertido en la gran sensación del torneo. El viernes, muchos de los que se cruzaran con el tenista murciano por las instalaciones de Flushing Meadows –rostro tierno, acné juvenil, piel tostada– no lo distinguirían de un recogepelotas. Hoy todos le conocen por su nombre de pila. ‘Carlos’, como un viejo amigo, aunque tenga 18 años. Le gastaron el nombre a Alcaraz en Arthur Ashe, la pista central de Nueva York, en un partido contra Stefanos Tsitsipas que ya es leyenda. Primero, con el conocido ‘Let’s go Carlos’ (‘Vamos Carlos’), seguido de palmadas. Es el grito habitual de los estadios deportivos. Da igual que seas Roger, Novak, los Knicks o los Giants. Lo que no es normal es el ‘¡Carlos, Carlos, Carlos!’ que retumbó en el recinto, el mayor del circuito, en la recta final del último set. Era uno de esos puntos mágicos de Alcaraz –dejadas refinadas, globos ajustados, derechas como cohetes y hasta alguna defensa por debajo de las piernas– y fue una reacción espontánea, tribal, desatada. Las gradas eran una colección de manos sobre la cabeza, de ojos desatados, de carcajadas incrédulas. El griterío fue atronador cuando, en su segunda bola de partido, Alcaraz mandó un globo que se escapó un dedo más allá de la línea. Todo el mundo de pie, sobrecogido, agarrando al de al lado. «No sé lo que ha pasado ahí fuera en la pista», dijo Alcaraz tras el partido. Tampoco los espectadores, metidos en un ‘tie break’ en el que se paró el tiempo. Los relojes volvieron a funcionar con el último derechazo de Alcaraz, abierto contra el revés de Tsitsipas, inalcanzable para el griego. Estalló el júbilo y Alcaraz nació como estrella. Los espectadores salían de la grada con la sensación de haber presenciado algo histórico. Una mujer enseñaba a su amiga el antebrazo con la piel de gallina. La chavalería chuleaba de ‘selfies’ con el nuevo favorito de Nueva York. Fuera de la pista, el éxtasis es todavía mayor. Los medios estadounidenses hablaron del alumbramiento de una «superestrella». Luka Doncic, consolidado como tal en la NBA, alucinó con Alcaraz: «Increíble», puso en su cuenta en Twitter. «Será el numero uno en tres años como máximo», pronosticó el ex tenista Yevgeny Kafelnikov. «Es la primera vez que hablo de Alcaraz y ya soy un fan», reaccionó Boris Becker. «El tenis tiene un futuro brillante». Tsitsipas, sorprendido Hasta su rival, que era cabeza de serie número de tres y uno de los favoritos para plantarle cara a Novak Djokovic, se rindió ante el tenis desplegado por Alcaraz. «Nunca en mi vida he visto una velocidad de pelota así», confesó Tsitsipas en rueda de prensa. Hubo derechazos del murciano que no levantaron gritos, sino un ‘oh’ de asombro. «Este partido va a mejorar su confianza y su nivel a partir de ahora, veremos», confió su entrenador, Juan Carlos Ferrero, que sabe lo que es ganar un grande –Roland Garros en 2003– y ser número uno del mundo. El desempeño de Alcaraz en lo que queda de US Open es incierto. Pisa terrenos desconocidos: es la primera vez que se mete en octavos de un ‘grande’ y el más joven en hacerlo en Nueva York desde los tiempos de 1989, con Michael Chang y Pete Sampras. Desde que empezó el ranking de la ATP, nadie tan joven había ganado a un ‘top 3’ del mundo. Alcaraz se mete en terrenos desconocidos para él, pero es imposible no mirar al cuadro y ponerse a soñar. Hoy se enfrenta al alemán Peter Gojowczyk, un veterano de 32 años que viene de la previa. Si consigue ganar se mediría en cuartos al ganador del Tiafoe contra Felix Auger-Aliassime. Solo en semifinales se mediría a un ogro, Medvedev. «Espero seguir siendo el mismo jugador en pista», dijo Alcaraz tras la victoria del viernes. Si lo consigue, es difícil ponerle límite. Lo que muchos quieren ponerle es apodo: ‘el nuevo Rafa’. Un periodista estadounidense le puso la trampa al preguntarle a qué jugador trataba de parecerse. Alcaraz demostró ahí la misma personalidad que en la pista: «De verdad, yo no copio el estilo de ningún jugador, solo hago mi juego. Pero si tengo que nombrar un jugador con un tenis similar, creo que es Federer». Era una forma de decir que él ya se ha hecho su nombre. ‘Carlos’, y ya no hay nadie en Nueva York ni en el mundo del tenis que no lo conozca.

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