jueves, 26 de noviembre de 2020

Tyson Pérez, el diamante pulido por Pepe Laso que pide un sitio en la selección

A José Miguel Pérez (Santo Domingo, 1996) ya se le ha olvidado la última vez que alguien le llamó por su nombre de pila. Hace años que su padre empezó a llamarle Tyson por la pasión con la que emulaba al boxeador y aquel apodo infantil se quedó para siempre. «Ni siquiera mi madre me dice José Miguel cuando se enfada conmigo», reconoce con un punto de timidez que va perdiendo a medida que avanza su conversación ABC. Estos días, el jugador del Morabanc Andorra se encuentra concentrado con la selección en Valencia. Es la segunda vez que Scariolo cuenta con él, pero en la anterior no pudo debutar. «Me quedé con las ganas, pero esta vez espero jugar. Tengo esa ilusión desde hace mucho. Vestir la camiseta de España es muy especial para mí, porque llegué aquí siendo un niño y el país me acogió con los brazos abiertos», asume. Su historia de amor con el país comienza mucho antes que su idilio con el baloncesto. «Siendo yo muy pequeño, mi madre decide venirse a España porque le sale un trabajo mejor. Ella tuvo el valor de dar ese paso y cuando las cosas estaban asentadas ya nos vinimos mi hermana y yo con ella», explica Tyson, que aterrizó en Galicia con solo ocho años. Entonces era un niño al que le apasionaba el deporte, pero no precisamente el baloncesto. «A mí lo que me gustaba era el fútbol, montar en bici y el tenis. Mis ídolos eran Ronaldinho y Eto’o, pero un día el profesor de gimnasia nos puso a jugar al baloncesto y hasta hoy», recuerda Tyson, tan español ya que «mata»por unas lentejas con chorizo de su madre. Discípulo de Laso A pesar de unos inicios frustrantes, poco a poco se dio cuenta de que se le daba bien y eso le animó a seguir mejorando. «Tenía ya 14 años y con esa edad los niños con los que me enfrentaba llevaban años jugando. Me sacaban un mundo en técnica y en todo». Aun así, fue creciendo y quemando etapas a una velocidad que asusta. De hecho, en nada estaba jugando ya en EBA, en el equipo de Betanzos, y fue entonces cuando su rumbo cambió radicalmente. Después de un partido, se acercó a él Pepe Laso, maestro de maestros en el mundo del baloncesto y padre del actual entrenador del Real Madrid. «Vio algo en mí que le llamó la atención, porque me dijo que si quería ir a Madrid para entrenar con él. Quería ‘pulirme’, ayudarme a mejorar... y ni tan mal, ¿no?», apunta burlón. En tres años ya estaba en la ACB y uno más tarde le llegaba la llamada de Scariolo. «Pepe es para mí como un padre deportivo. Me ha ayudado mucho. Siempre saco un rato para hablar con él durante la semana y luego, en verano, pasamos mucho tiempo entrenando. Me encanta dejarme guiar por él», reconoce el pívot, que bromea con la posibilidad de el técnico pueda hablarle a su hijo Pablo sobre él. «Si lo hace, pues estaría bien», señala acerca de la opción de acabar en el Real Madrid. Mientras llega o no ese momento, Tyson prefiere centrarse en el presente. En este fin de semana con España que, paradójicamente, puede marcar su futuro. Un horizonte donde también se dibuja la NBA. «Claro que me gustaría jugar contra los mejores, pero queda lejos y es difícil llegar allí», apunta Pérez. La nueva sensación de la ACB que pide paso en la selección.

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