
La agenda de Pedro Sánchez no incluye la crisis migratoria que vive Canarias desde hace semanas. Ni una palabra en público ha dedicado a este asunto en los últimos días, ni siquiera para defender la gestión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, vapuleado por sus socios de Podemos a cuenta de los sucesos del muelle de Arguineguín y su anuncio de que continuarían las «expulsiones en caliente» tras el aval del Tribunal Constitucional. El jefe del Ejecutivo, cuya visita a las Islas se anunció hace diez días, ha pasado de hacer bandera de la política migratoria con gestos como el del Aquarius a ir de puntillas por un problema, que ahora le incomoda, también con Pablo Iglesias. Sin embargo, prefiere...
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