
El pasado diez de noviembre la consejera de Justicia de la Generalitat, Ester Capella, se reunió con el arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella. En ese encuentro la dirigente republicana comunicó al prelado un endurecimiento de las restricciones a la práctica religiosa en la comunidad. Desde ese momento, en Cataluña las misas han podido congregar a un máximo de cien personas con un aforo del 30%. La medida fue tomada en plena polémica por la celebración de una misa en la Sagrada Familia con 600 personas que indignó a la hostelería y la cultura. Desde el primer momento el clero interpretó la medida como un "castigo" a la Iglesia fruto de...
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