jueves, 12 de noviembre de 2020

El consolador era el cráneo de su novio

«¿Dónde estará este hombre?». La pregunta entre suspiros la lanzó Carmen Merino a su hija y a la otra Carmen, su amiga desde ocho años antes. «Este hombre» era su pareja, Jesús María Baranda, director de banca jubilado, que, en teoría, se había ido a pasar unos días de juerga a Fuenterrabía con otro amigo. La realidad cruda es que su calavera estaba guardada en el altillo de un armario de la casa de Carmen Mendoza, conocida de la pareja. Ella creía que lo que reposaba en una bolsa de supermercado era un «juguete sexual», una «marranada» que no quería que viera la Guardia Civil, según le dijo su amiga. Jamás imaginó que el cráneo de Jesús Mari llevaba casi... Ver Más

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