viernes, 26 de junio de 2020

El Espanyol se asoma al abismo

«Somos conscientes de que mucha gente en el vestuario siente los colores, quizás los aficionados piensan que no damos todo, pero pueden estar tranquilos, lo hemos dado todo y lo daremos. Quizás no es suficiente por el bloqueo que tenemos. Somos los culpables de todo, no nos merecemos nada bueno, pero lucharemos hasta el final». Es la dolorosa autocrítica de Sergi Darder tras perder en el Benito Villamarín este pasado jueves y dejar al club en una de las situaciones más críticas de las últimas décadas. «Llevamos muchos partidos así. Creemos que merecemos más pero si son tantos partidos es que hay algo que no hacemos bien. Ves la portería pequeña. Nos hemos ganado estar dónde estamos y hay que asumirlo», añadió el centrocampista. A falta de siete jornadas para que expire la Liga ya se puede empezar a extraer algunas conclusiones de la que está siendo una de las temporadas más decepcionantes del Espanyol y que no se corresponde a las expectativas generadas a principio de curso ni a la inversión realizada (60 millones de euros) tanto durante el mercado estival como en el invernal. La clasificación «in extremis» para disputar la Europa League sentó las bases del fracaso ante la nula planificación de la parcela deportiva, que tendría que haber tenido en cuenta que la temporada empezaba ya el 3 de julio, casi sin descanso a causa de las rondas previas que debían disputarse en Europa. La sensación transmitida es que se fichó a granel, sin compensar una plantilla que perdía a dos futbolistas vitales como Mario Hermoso y Borja Iglesias. El Espanyol se quedó de una tacada sin solidez defensiva ni efectividad atacante. Llegaron Corchia, Iturraspe, Ferreyra, Calleri, Bernardo, Vargas (10,5 millones) y Calero (8 millones) sin que ninguno de ellos tuviera trascendencia en la trayectoria del equipo. Se le dio el mando a David Gallego, que debutaba en la categoría y prometía un juego vistoso y una clara apuesta por la cantera, que conocía a fondo por su trayectoria en el fútbol base perico. No obstante, no hubo paciencia con el catalán, que solo duró ocho jornadas de Liga en el banquillo (sumó cinco puntos de 24 posibles). Se le dio el mando a Pablo Machín, con una idea y sistema completamente antagónicos. Implementó un 3-5-2 para el que la plantilla no estaba preparada. Su llegada no mejoró a Gallego. Resistió diez partidos de Liga en los que únicamente sumó otros cinco puntos. La situación ya era crítica entonces, con el equipo incapaz de ganar en Cornellá y deambulando por las plazas que castigan con el descenso a Segunda división. Reaccionó Chen Yansheng, que no dudó en tirar la casa por la ventana y apuntalar todas las líneas. Fichó a Raúl de Tomás (20,5 millones), Embarba (10) y Cabrera (9). Y volvió a buscar un revulsivo en el banquillo con la llegada de Abelardo. Una buena inversión en futbolistas que han dado resultado pero cuyo aterrizaje se ha producido excesivamente tarde. Brilló De Tomás, marcando los goles que le faltaban al equipo pero unas molestias se cebaron en el delantero, que se ha perdido los últimos encuentros y el Espanyol lo ha pagado muy caro. Una plantilla abatida «Hay que ser realista, la salvación se nos complica mucho pero no bajaremos los brazos», asegura David López, que comparece ante la prensa tras cada partido para repetir un discurso idéntico que refleja el estado de abatimiento del grupo y la falta de liderazgo en la plantilla. «Está la cosa muy complicada, pero hay que seguir, no queda otra. La diferencia de puntos es importante, pero no nos queda otra que seguir peleando. Lucharemos para intentar dar la sorpresa ante el Real Madrid», apuntilla Abelardo, que se ve incapaz de dar con la tecla para lograr un nuevo milagro en su carrera deportiva. El asturiano salvó al Sporting y al Alavés pero es prácticamente imposible que pueda conseguirlo con el Espanyol, que lleva toda la temporada flirteando con el descenso y esta última semana asomado al abismo.

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