domingo, 28 de junio de 2020

«Hemos recibido más llamadas que en cualquier otro verano»

Playa o montaña. Monumentales ciudades o lugares exóticos. Museos o naturaleza. Fiesta o paz. Parece que el Covid-19 también decide esta vez. Las vacaciones en la costa pierden el protagonismo que en estas últimas semanas ha ganado el turismo rural, un sector en el que Castilla y León se sitúa a la cabeza en el mapa nacional, con 830.000 turistas registrados en 2019. Las casas rurales, el principal reclamo. «Este año hay un incremento de las reservas del 95 por ciento», puntualizó el martes el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea. Los empresarios se muestran ilusionados: «Hemos recibido más llamadas que cualquier otro verano. Tuvimos una semana de locos en la que se agotó gran parte de la oferta. Julio empieza a llenarse y agosto va por buen camino». El coronavirus obliga a los turistas veraniegos a encontrar nuevas alternativas. «El miedo a irse lejos de casa y a lugares masificados ha propiciado que la mayoría de viajeros no salgan de la provincia en la que viven». «El 80% de nuestros clientes estos meses son vallisoletanos», detalla el presidente de la Asociación Provincial de Turismo Rural de Valladolid, Luis Chico. Piensa que es el año de «apostar por las campañas locales» porque no pueden ir a buscar al «turismo internacional». El sector renueva su clientela: reservan familias con abuelos, hijos y nietos para una larga estancia Chico analiza el tipo de turista de esta temporada atípica y explica que ha cambiado con respecto a cursos anteriores: «Ahora predominan las familias con los abuelos, los hijos y los nietos que deciden coger una casa rural para una estancia larga o los grupos de amigos muy íntimos y cercanos». La estrategia, por lo tanto, también se ha modificado. «Nunca me preocupé por cobrar antes o después el alojamiento, pero ahora cuando llaman les digo que deben pagar la casa por adelantado porque hay cinco personas que también la quieren». «Este verano me están pagando hasta por Bizum», bromea Chico. De momento, Valladolid calcula que tiene ocupadas el 65% de las casas rurales para los meses de julio y agosto. Un verano mejor que la media El presidente de la Asociación Turismo Rural y Activo de Segovia, Domingo Asenjo, no olvida los duros meses de confinamiento. «Fue un descalabro, no sonaba el teléfono y las reservas que había se anularon todas», recuerda. Pero en mayo la sensación cambió por completo: «Empezamos a recibir más llamadas que cualquier otro verano». Ahora mismo Segovia tiene en torno al 40% de alojamientos ocupados y aunque según Asenjo los datos engañan porque la oferta rural de Castilla y León es muy amplia, podrían superar el 50 por ciento. «Ahí ya estaríamos hablando de un verano que mejora la media». El objetivo que se plantea ahora es el «hacerlo bien para fidelizar a sus nuevos clientes». «Hay que intentar que dejen de asociar el verano a la playa», señala. «Ahora les pido que me paguen por adelantado porque hay otros cinco que también quieren la casa» «Recibimos al cabo del día un montón de llamadas y la mayoría nos preguntan por las cancelaciones en caso de que regrese el confinamiento y por las medidas de higiene», explica desde la central de reservas de la Sierra de Gredos (Ávila) Itziar Domingo. En su zona, ya están ocupadas el 60% de las casas rurales en julio y el 30% en agosto. «Llegar al 100% es muy complicado porque cuesta mucho vender en verano casas sin patio y sin zona de ocio». En Salamanca, Ana Cámara, la presidenta de la Asociación de Turismo Arribes Sur, preguntó al grupo de Whatsapp que tiene con los empresarios para conocer la situación actual de los negocios. «Hay un gran contraste entre las casas rurales de alquiler íntegro y los hoteles», afirma. Mientras que los hoteles no han encontrado diferencias en las reservas con respecto a otros años, las casas sí que han experimentado un «aumento considerable de la demanda». «Tenemos el calendario completo para agosto y muy avanzado para julio», confirma. Septiembre, eso sí, todavía se ve a lo lejos: «Aún muy pocas reservas». Con piscina, una misión «imposible» Si pretende disfrutar un fin de semana con la familia y los amigos en una casa rural de Castilla y León no la busque con piscina. «Es imposible». «Fueron las primeras que se agotaron, después se han ido reservando las que tienen jardín grande con barbacoa y ahora ya solo quedan las que tienen un patio pequeño», confiesa desde Ávila Itziar Domingo. «Los que se han quedado sin piscina nos preguntan si pueden poner una hinchable. Es la atracción del verano. Ha sido una obsesión». «¿Que ya no quedan casas rurales con piscina? Yo les digo que tenemos mangueras o que se vayan a bañar al pantano o al río que hay al lado», afirma animado Luis Chico. En Valladolid «hay muchas casas rurales que sustentan su verano con la piscina municipal del pueblo». «Compran las entradas para sus inquilinos y estos disfrutan del agua, pero la estrategia no funcionará este año porque la mayoría están cerradas por miedo a la Covid-19», explica. Domingo Asenjo, desde Segovia, asegura que aunque los precios se han mantenido de manera general, las que tienen piscina sí que lo han incrementado este verano. Molesto y crítico Algo más tenso se muestra desde León el presidente de Aletur, Víctor Moro, cansado del menosprecio de algunos turistas hacia el mundo rural: «Muchos preguntan para reservar una casa rural durante 15 días y solo pretenden pagar 500 euros. Se piensan que con las casas rurales se puede regatear. Igual que no lo hace un hotel en Benidorm tampoco lo hacemos nosotros. El turismo rural no es más barato que el de playa». Aun así, León logra una ocupación en julio del 35% y del 60% en el mes de agosto. «Rozaremos el 100% seguramente», sostiene. Eso sí, para Moro, si se logran estas cifras no será gracias a la Junta. «Han presentado la campaña de verano muy tarde. En Asturias o Cantabria la lanzaron hace más de un mes». «Luego se pondrán la medalla injustamente cuando las casas rurales estén completas», censura.

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