lunes, 29 de junio de 2020

Lista de espera para las bibliotecas

El silencio, el mejor amigo de los estudiantes, impera entre las cristaleras de la biblioteca Eugenio Trías. Las 32 salas de estudio municipales reabrieron el pasado lunes, con cita previa y aforo limitado, y los jóvenes no han tardado en invadirlas. «Siempre he sido de estudiar en bibliotecas, lo agradezco», susurra Paula, de 23 años, estudiante de sexto de Medicina, que guarda el reglamentario metro y medio de distancia con el resto de usuarios y ya ha reservado varios días en el edificio que antaño fuera la Casa de las Fieras. «Los próximos diez días está todo completo, tanto los turnos de mañana como de tarde», aseguraba el pasado viernes Fernando Medina, bibliotecario en este rincón cultural en el parque de El Retiro. Los usuarios de la biblioteca solo pueden acceder –una guardia de seguridad vigila la entrada, armada con gel hidroalcohólico– a la sala de lectura, donde pueden sentarse una treintena de personas; el resto de las zonas están cerradas al público. «En cuanto abrió con cita previa, me cogí toda la semana», cuenta Antonio, de 24 años, que se presentará a las oposiciones de las Fuerzas Armadas el próximo mes. «He estado yendo a otras bibliotecas, porque estaban todos los días pillados», comenta unos asientos más allá Carmen, de 22 años y en quinto de Medicina, el primer día que acude a su lugar de estudio favorito para preparar los exámenes online de la universidad. Los hay incluso que estudian «por gusto», como Andrea, una joven de 21 años que viaja desde el distrito de Usera para leer sobre la arquitectura del siglo XX. Los préstamos y devoluciones también se han retomado. Los curiosos no pueden tocar los materiales y, en la primera planta, dos mujeres, detrás de mamparas de plástico, atienden a los visitantes. «Ya hemos venido en otras ocasiones», comenta Lorena, acompañada de sus dos hijos, Hansian, de 12 años, y Kensen, de 9. El más pequeño ha cogido prestados dos cómics de Astérix. Cuando los devuelva, guardaran una cuarentena de tres días en un depósito; antes, de quince. Lo cierto es que los estudiantes (sobre todo, universitarios y opositores) ansiosos por recuperar su espacio predilecto están de suerte. Esta biblioteca nunca ha estado tan callada. Antes del confinamiento, centenares de personas podían visitar cada día el centro, donde se celebraban un sinfín de actividades, que incluyen conciertos, conferencias, clases de baile, exposiciones... Sus responsables, incluso, realizaban talleres en el cercano Hospital Niño Jesús, donde entretenían a los menores ingresados. «Hay que desterrar la idea de que las bibliotecas son un lugar de estudio», declara Medina. «Lo que queremos es que vengan a consumir cultura», dice. «Bienvenidos a la plaza de la Cultura», reza un cartel en una de las entradas; desde que se concibió el espacio, en 2013, este ha sido siempre su «leit motiv». De momento, Medina desconoce cuándo regresará la vida a la biblioteca Eugenio Trías, aunque ya hay eventos planeados para el mes de diciembre. Las 32 bibliotecas municipales abrieron unos días después de que lo hicieran las 15 de la Comunidad de Madrid. En total, el Ayuntamiento de la capital, que dirige José Luis Martínez-Almeida, ha puesto a disposición 442 puestos de lectura, de lunes a viernes y en turno de mañana y tarde, con un horario de 9.30 a 14 horas y de 15.30 a 20 horas. La apertura, que antes de la pandemia era ininterrumpida, se corta al mediodía para desinfectar las zonas utilizadas.

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