El futuro que se le presenta al Valencia es incierto en el terreno deportivo, preocupante en el económico y desolador en el social. Desde que Peter Lim comprara el Valencia en 2014 ha dejado patente cómo se puede convertir un histórico club de fútbol en un juguete roto manejado a 11.000 kilómetros de distancia, dejando a un lado los sentimientos inherentes a unos colores y tomando decisiones incomprensibles, como la facilidad para llevar a un equipo campeón al desastre deportivo. La crisis del magnate singapurense se extiende a sus negocios personales. Lim acumula pérdidas valoradas en 700 millones de dólares, según indica un estudio realizado por la revista Forbes. La destitución de Albert Celades, adoptada de forma unilateral, y la posterior... Ver Más
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