domingo, 28 de junio de 2020

«El Gobierno tiene el afán de que los alumnos titulen sin esfuerzo y sin el conocimiento necesario»

Acaba de terminar un curso escolar que la consejera de Educación, Rocío Lucas, no olvidará. La llegada del coronavirus obligó a cerrar los centros educativos y a que la docencia se trasladara casi de un día para otro al universo virtual. No oculta que ha habido problemas, como el colapso por el elevado número de visitas del portal de Educación, cuyos contenidos abiertos han sido consultados incluso por usuarios de otras comunidades durante el confinamiento, pero asegura que se ha reaccionado rápido para continuar con un último trimestre que salió adelante pese a las complicaciones. En septiembre comenzará un nuevo curso, que tampoco será como el resto:habrá recreo, pero en algunos casos será en el aula, las entradas al comedor serán por turnos y los alumnos mayores de 7 años que no puedan cumplir con la distancia de metro y medio de seguridad tendrán que llevar mascarilla. —En varias ocasiones ha comentado que el curso recién finalizado permanecerá en las retinas, ¿qué ha sido lo más difícil de gestionar? —Lo mantengo porque en la historia reciente no se habían cerrado nunca las escuelas. Lo más difícil en su momento fue gestionar la continuidad de la formación online con los centros, los profesores y los propios alumnos. No todos los centros tenían preparadas las aulas virtuales, ni todos tenían pensado que podía hacerse la formación de forma telemática. Muchas cosas, incluso la formación de las aulas virtuales, tuvieron que hacerse vía remota desde el portal de Educación, que estaba preparado para un volumen de contactos que se triplicó y colapsó. Ese fue el elemento más difícil, buscar que no colapsara, hablar con las empresas de telecomunicaciones para ampliar la capacidad de los servidores... Costó mucho gestionarlo. También conocer y facilitar a los alumnos que pudieran tener conexión con sus profesores. Se facilitaron 3.000 dispositivos digitales, pero había otros casos en los que el problema era de conectividad y para ello se distribuyeron 9.900 tarjetas. Es cierto que uno de los elementos que hemos visto y que se ha puesto de manifiesto es que se necesita una mayor conexión a internet. —¿No se ha quedado una parte del alumnado descolgada del curso por esos problemas de conectividad y de falta de dispositivos? —Alguna parte sí es cierto, no por problema de dispositivos, sino de conectividad. Ahí puede ser que el rendimiento no haya sido todo lo óptimo posible, pero hay que confiar en que el rendimiento se recupera. En el siguiente o futuros cursos se va a ir recuperando esa formación. El próximo curso se harán planes de refuerzo. No es una situación irreversible y pondremos todos los medios para compensar los desequilibrios que se hayan podido producir. «Algo que se ha puesto de manifiesto durante la crisis sanitaria es que se necesita mayor conexión a internet» —En los últimos tres meses ha habido decisiones del Ministerio que no ha compartido, ¿cómo cree que ha gestionado la crisis? —Lo que le planteábamos al Ministerio era que nos consultara a las comunidades autónomas porque nos enterábamos muchas veces de las decisiones, que no eran firmes y muchas veces las iban cambiando, por los medios. Les decíamos que la situación era muy seria, que la formación se estaba haciendo desde casa y le pedíamos primero reflexión y después diálogo. Todos éramos conscientes de que era un curso difícil, lleno de incertidumbres y complicado y que teníamos que dar en ese sentido una muestra de confianza, prudencia y reflexión en las cosas y dar flexibilidad dentro de los márgenes legales porque no era un curso ordinario. —¿Y qué opina sobre esos cambio de criterio que ha tenido el Ministerio? —Me parece que hay que ser más serios y no generar mayor confusión e incertidumbre en una situación que ya de por sí es incierta porque sanitariamente lo es. Con lo cual tendríamos que intentar dar más certidumbre en el ámbito educativo o en otros ámbitos, eso se lo hemos planteado muchas veces al Ministerio de Educación y al de Universidades porque con el afán de recomendaciones genera bastante distorsión en el ámbito educativo. Ha generado incertidumbre porque primero decía una cosa y luego otra. Bienvenidas sean las rectificaciones si son para dar mayor coherencia o seriedad, aunque lo deseable hubiera sido que no se hubieran tenido que hacer. —¿Espera que la mayor optatividad que se ha establecido para la EBAU suponga menos diferencias entre comunidades? Porque quizá otras autonomías decidan también tomar medidas. —Con la mayor optatividad considero que sí habrá menos diferencias, pero también con los criterios de cómo se va a corregir porque se asemejará a otras comunidades que ya tenían esa mayor optatividad. Eso no significa que renunciemos a pedir la EBAU única. Seguiremos insistiendo. —Se presentarán 2.000 alumnos más ¿ha habido alguna indicación desde la Consejería de que se levantase la mano al evaluar 2º de Bachillerato? —Ha sido un fenómeno que se ha producido en todas las comunidades. En ningún momento la Junta ha dado indicaciones de que se levantara la mano. Al contrario, las instrucciones de evaluación fueron que tenían que titular con los requisitos de los reales decretos y la ley orgánica. Sí es cierto que algún profesor y director de centro nos ha comentado que se han dado cuenta de que algunos de los alumnos más rezagados o que tenían otra actitud frente al curso, al estar en casa y tener el apoyo de las familias, han sido más aplicados. «Con una mayor optatividad y los criterios de correción, este año habrá menos diferencias en la EBAU entre comunidades» —¿No se ha detectado que los padres les hayan ayudado? —Ellos se han aplicado más. No se ha detectado ayuda de los padres en Bachillerato. En los de Primaria y Secundaria la evaluación es continua y no influiría tanto. —Se ha permitido a los alumnos de 4º de la ESO con dos suspensos titular en junio sin ir a septiembre, ahí sí ha habido algo de flexibilidad... —Eso la norma ya lo permitía porque no dice cuándo pueden titular, pero sí con qué, con dos suspensas que no sean Matemáticas y Lengua. Este año lo que hemos hecho es, dado que no estaban en formación presencial, dentro de las normas que lo regulan, mejorar la flexibilidad. —Entonces, ¿no ha habido menos nivel de exigencia en este curso? —En el tercer trimestre se ha avanzado en las competencias básicas y claves, porque no había forma de dar todo el ámbito curricular, pero la exigencia se ha mantenido. —En las recomendaciones del Ministerio de cara al próximo curso se han flexibilizado las ratios, pero se sigue marcando la distancia de seguridad de 1,5 metros. ¿Le han trasladado algunos centros que no tienen posibilidad de cumplirlo? —Ya en el primer borrador le trasmitimos al Ministerio que las competencias las tenemos las comunidades, que no hay ya mando único y, por tanto, lo que hiciera el Ministerio serían recomendaciones y que, por encima de eso, está un Decreto Ley que habla del metro y medio y si no, mascarilla. Lo que vamos a hacer en Castilla y León es actuar con la Consejería de Sanidad en el ámbito del Real Decreto Ley y volvemos a insistir en que donde no se pueda garantizar el metro y medio se utilizará mascarilla. —El Ministerio dice ahora que debe ser a partir de 2º de Primaria cuando se utilice la mascarilla si no hay distancia de seguridad... —Vamos a aplicar el Decreto, que es la norma. A partir de los 7 años es obligatorio llevar mascarillas en sitios cerrados y en esos grupos, si no se respeta el metro y medio, tendrán que llevarla porque no tiene sentido que sea obligatorio a partir de esa edad para sitios cerrados y en el ámbito educativo no. —¿Y esas mascarillas quién las va a financiar? —La Consejería de Educación. —Con estas medidas de seguridad, ¿será necesario ampliar el profesorado? —Sí, será necesario. Estamos analizándolo ahora porque el curso se hace con los alumnos matriculados en el proceso de admisión, que todavía no es definitivo. Tenemos que trabajar con datos reales. —¿Y presupuestariamente cómo le hará frente la Consejería a este gasto? —Lo tendremos que asumir. En ese sentido, pedimos al Ministerio de Educación fondos para afrontar gastos Covid porque éstos lo son, ya que no sería necesario hacer esa separación de alumnos si no fuera porque tienes que cumplir unas medidas de seguridad que vienen marcadas por la autoridad sanitaria. Se pidieron los fondos adicionales e inicialmente fueron receptivos a asumirlo, pero, ¿cuál es nuestra sorpresa que lo detraen de fondos que van para sanidad y servicios sociales? —¿Cómo se organizarán actividades como el recreo y el comedor? —El recreo, aún siendo un elemento necesario de descanso, se tendrá que organizar de forma que tiene que haber espacios más cortos, por turnos y en algún caso tendrá que ser dentro de las aulas y en otros casos en los patios, dependiendo de la edad del alumnado. Pero descanso tiene que haber. En el tema del comedor, estamos hablando ya con las empresas de catering y creemos que lo más factible es establecer turnos a la hora de facilitar el acceso. «Recreo tiene que haber, pero será en espacios más cortos, por turnos y, en algunos casos, dentro del aula» —¿Se habilitarán espacios como salones de actos o bibliotecas como aulas? —Hay espacios que ya están habilitados como aulas, pero no funcionan como tal porque no han sido necesarias, como aulas de informática que se pueden utilizar para docencia y también donde se hacen talleres. Salones de actos, pues a lo mejor, pero no es la intención de la Consejería utilizar patios o polideportivos. —¿Qué le parece la propuesta de que en las universidades haya clases presenciales y virtuales el próximo curso? —Estoy en contra. También lo estaba en la parte no universitaria. Estamos muy de acuerdo con las cuatro universidades públicas y hemos apostado por una docencia presencial segura. Las aulas de las universidades son más amplias y es más fácil garantizar las distancias de seguridad, son más autónomos y más capaces de cumplir con las restricciones de seguridad y mascarillas. Esto va a permitir que otros alumnos que quizá no vieran la posibilidad de matricularse en las facultades de Castilla y León decidan hacerlo, dado que se va a apostar por la formación presencial segura. —En su etapa anterior en la Consejería trabajaba más codo con codo con los sindicatos y la relación era buena, ¿qué ha pasado desde que es consejera? —La relación con las organizaciones sindicales sigue siendo igual de cordial y respetuosa. En Castilla y León hemos celebrado 13 reuniones durante el estado de alarma frente a dos o tres de otras comunidades. En lo que era negociable, les hemos hecho caso. Por ejemplo, en aplazar las oposiciones de Secundaria o en publicar el concurso de traslados, pese a que había dificultades. Hay veces que hay acuerdo y otras no y hay veces que sólo se informa porque las decisiones ni siquiera corresponden a la Consejería. —¿Qué le parece que el Gobierno haya avanzado en la nueva ley de educación durante el estado de alarma? —Me parece una falta de respeto a toda la comunidad educativa. Sin poder debatir, sin conocer el contenido, ni escuchar a los colectivos afectados ni a las comunidades autónomas, que aprovechen el estado de alarma para avanzar en un proyecto de ley orgánica me parece de todo menos una postura coherente y acertada. Ya dijimos antes que sería bueno que se hubiera debatido con las comunidades. Me parece que va a empeorar la calidad del sistema de forma sustancial y ni se nos ha escuchado ni se nos ha planteado la opción de mostrarnos el contenido a las comunidades. —¿Por qué considera que bajará la calidad? —Porque con ese afán de titular sin esfuerzo, ni tener el conocimiento necesario, la calidad del sistema educativo no mejora. La propuesta de titular Bachillerato con una suspensa denota que la calidad va a empeorar. HERAS «Sin los padres no hubiera sido posible» —Personalmente, ¿cómo ha llevado la crisis?, ¿se ha visto desbordada? —Es una situación atípica y emocionalmente han sido momentos muy duros y no sólo por la parte educativa. Cuando se llegó a la situación sanitaria de que había que cerrar los centros, dolía. Veías, además, lo que se producía en el entorno, con muchos fallecidos. Ha sido una situación difícil, no de desbordamiento, pero difícil. No he dejado de ir a la Consejería en ningún momento. Desde el momento 0 del estado de alarma, el equipo de la Consejería ha ido a trabajar porque veíamos que no podíamos hacerlo online. Teníamos que tirar adelante para que el portal no cayera y que los alumnos estuvieran conectados. —¿Ha ayudado a sus hijos con los deberes? —El mayor, que está en primero de la ESO, ha sido más autónomo y casi me ha ayudado él más a mí con asuntos como la informática, y con el pequeño, que está en Primaria, me ha costado mucho. Al principio no me daba tiempo a ayudarle y luego aprovechábamos los fines de semana. —¿Entiende a las familias que se quejaban de la dificultades para conciliar? —Lo entiendo perfectamente y agradezco su esfuerzo. Los profesores han hecho un esfuerzo tremendísimo, pero sin los padres no hubiera sido posible.

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