Con cara de sueño o de susto, las rodillas aún marcadas por el último arañazo, la raya al lado y el pelo bien peinado... Los niños que ahora son nuestros abuelos emprendían, en estas mismas fechas de hace más de 50 años, la vuelta al cole. Con la misma ilusión por encontrarse a los compañeros como la que ahora manifiestan nuestros hijos. Con menos libros en la mochila, e incluso sin mochila;sólo con una bolsa de tela cruzada a la espalda o con esos maletines en que cargaban con la merienda y el plumier. En aquellos tiempos en que los sábados por la mañana también se iba a clase. Una muestra fotográfica de la Consejería de Cultura, visitable ‘online’, recorre en imágenes aquel tiempo en sepia que inmortalizaron las cámaras y que hoy están recogidos en el Fondo Fotográfico Martín Santos Yubero o la colección ‘Madrileños’, en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid. ‘Vuelta al cole’ es el nombre de la muestra, que queriéndolo o no, nos sepulta en un viaje al pasado en el que la nostalgia se mezcla con la sonrisa al recordar, o al imaginar, aquel tiempo ya pasado. Quien tenga interés, puede echarle un vistazo en esta página web. Distancia social En total, son 63 imágenes, fechadas entre 1925 y 1977, en las que ver que algunas cosas han cambiado, aunque, en esencia, el primer día de cole era antaño igual de duro que puede resultar ahora. No había Covid, pero la costumbre mandaba a los niños formar y alinearse en los patios como si estuvieran en un cuartel, manteniendo la distancia social que marcaba el brazo en el hombro del de delante, y ¡ay del que no lo hiciera! La muestra se divide en cinco apartados. El primero se centra en ese primer viaje hacia la escuela, cada inicio de curso: niños perfectamente uniformados –incluso los que iban sin uniforme–, alegres y orgullosos de las carteras en que, ellos sabían, guardaban como un tesoro los lápices de colores. Grupo de niñas, felices en su primer día de clase - FONDO MARTÍN SANTOS YUBERO Dos hermanas con boina que paran unos segundos su marcha para que la cámara capte sus sonrisas. Otros cuatro, de la mano, junto a un escaparate de camisas de caballero, afrontan ilusionados la llegada a clase. Todos, menos la más pequeña, con medio puchero dibujándose en su cara. Algunos paran de camino a comprar unas chuches –o aquel mítico donut que nos hacía olvidarnos de la cartera–. Algunos van solos, otros con sus madres, o con un abuelo desocupado. El segundo apartado se dedica al reencuentro. Como el de las alumnas que retrata Santos Yubero en 1940, todo sonrisas, lazos y trenzas perfectas. O los niños del colegio para emigrantes de Alcalá de Henares, en imagen de 1976. En el patio del colegio Santa Isabel, y también al terminar las clases, algunas hacen corrillo para contarse las novedades tras el largo verano. Aguantando la risa El tercer apartado lo titulan ‘¡En formación!’ y recoge la formalidad y disciplina tan típica de la época. Como la de esos niños del colegio Safa, posando con sus chaquetas y corbatas, las rodillas al aire, en la escalinata del estanque de El Retiro. Niños y niñas, o niños solos y niñas solas en clases separadas, en fotos de grupo, con el profesor en el centro, y algunos conteniendo, a duras penas, la risa. En otras imágenes, los niños posan como un pequeño ejército, sin romper filas, en actitud de firmes y más derechos que una vela. El primer día de clase es el objeto del cuarto apartado: los niños lo viven con los ojos muy abiertos y algún anuncio del Domund de fondo. Los lápices y el borrador sobre la mesa –el sacapuntas, seguramente, en la del profesor–, y los alumnos garabateando con fruición. Acaba la muestra con un apartado dedicado a las clásicas fotos mirando el mapa, que todos los que pasamos de los 50 nos hicimos de niños. Con una escenografía cuidada al milímetro: el mapamundi –o, más localista, el mapa de España– detrás, varios libros dejados como al descuido sobre la mesa, y los niños con cara de estar muy interesados por los estudios.
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