viernes, 3 de septiembre de 2021

Un estilo inflexible que deja demasiado expuestos a los defensas

Con un evidente desasosiego, Luis Enrique intentaba encontrar razones a la debacle en el Friends Arena de Solna. «Tengo que ver de nuevo el partido», explicó en una rueda de prensa que alargó lo mínimo imprescindible. Mientras hablaba trataba aún de digerir una derrota agria en la que llegó a ver sobrepasado a su equipo, incapaz de hacer frente a los rápidos contragolpes de su rival. «Nos han hecho más transiciones en este partido que en los últimos diez», resumía sin esconder su frustración. La defensa de España, criticada ya con fuerza en el pasado torneo continental (solo se dejó la portería a cero en dos de los seis partidos), continúa haciendo aguas. Luis Enrique no consigue dar con la tecla para encauzar una línea demasiado expuesta y con inquilinos que no gozan, precisamente, con el cariño de los aficionados, nostálgicos aún de la jerarquía de los Ramos, Piqué, Puyol... En pleno septiembre, con el tono físico aún a medias y perjudicados por el mal partido de sus centrocampistas, se vio la peor versión de Eric García y Aymeric Laporte. «Se ha cargado mucho las tintas contra ellos, pero hay que tener en cuenta que se perdieron balones en sitios que son muy difíciles de defender», analiza Paco Jémez para ABC. «Más allá de que los dos centrales no estuvieran acertados, los centrocampistas no pueden perder tantos balones cuando estás dando salida al balón. Se falló demasiado en situaciones en las que los laterales ya estaban muy adelantados, y cualquier pérdida ahí es letal. Hoy en día todos los equipos tienen delanteros rápidos, y la jugada que les queda para generar peligro es sencilla». España se ha acostumbrado a controlar de manera abusiva el balón durante los partidos, pero también a vivir en un continuo sobresalto cuando el rival consigue robarlo. Normalmente Luis Enrique asume ese riesgo como consecuencia natural de su vocación ofensiva, por lo que tampoco es algo en lo que se empeñe en poner remedio. «En el fútbol hay que saber hacer de todo», continúa Jémez. «No se trata de cambiar el estilo, pero cuando ves que estás perdiendo demasiados duelos igual sí conviene dar un pelotazo de vez en cuando o dar salida al balón por las bandas en lugar de por el centro». De la misma opinión es Carlos Cuéllar: «El objetivo de un entrenador no debe ser morir con sus ideas, sino interpretar los partidos y saber cuándo cambiar la dinámica. Si ves que estás perdiendo el balón demasiado cerca no pasa nada por cambiar cuatro cosas para intentar solucionarlo». Más de un gol por partido Los cinco goles en contra en los cuatro partidos de clasificación para el Mundial marcan un hito para España, que nunca había tenido un promedio de más de un gol en contra por partido en una ronda de este tipo. Nunca una zaga española había encajado con tanta facilidad. «Para mí un buen central, para serlo, debe ir bien por alto y ser agresivo, pero cada entrenador tiene sus gustos», explica Jémez. «A Eric García no le puedes pedir que sea contundente ni que rechace todos los saques de esquina porque no es ese tipo de jugador. Pero en cambio tendrá otras virtudes que a Luis Enrique le convencen». «Parece una obviedad, pero antes la primera misión de un defensa era defender bien», concluye Cuéllar. «Pero ahora para jugar en la selección los centrales están obligados a sacar el balón jugado y a asumir unos riesgos que a veces pasan factura».

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