Ganar la Europa League se antojaba para el culé como una obligación con la que intentar reparar, o cuanto menos suavizar, la debacle sufrida con la eliminación en la Champions League y una trayectoria infame en Liga, fuera de los puestos europeos y a 18 puntos del Real Madrid, que lidera la tabla. Pero la que parecía una competición menor se pone cuesta arriba después de un sorteo en el que a los culés le han tocado el peor rival posible, el nuevo Nápoles de Luciano Spalletti, disputando, además, el partido de vuelta en el Diego Armando Maradona Stadium. Verdadera mala suerte que adquiere tintes mayúsculos al compararlo con el resto de equipos españoles que disputarán estos dieciseisavos de final (Sevilla-Dinamo de Zagreb, Leipzig-Real Sociedad y Zenit de San Petersburgo-Betis). Esta eliminatoria se disputará durante los dos últimos jueves de febrero, momento en el que Xavi Hernández espera haber recuperado el pulso del Barcelona, aliviado con el retorno de futbolistas lesionados con peso específico en el equipo (Pedri o Ansu Fati) y reforzado consistentemente con fichajes en el mercado de invierno. El técnico espera presentar para entonces un equipo remozado y capaz de pelear por los objetivos establecidos, que ahora mismo no son otros que quedar entre los cuatro primeros de la Liga y tratar de ganar la Copa y la Europa League. Un trabajo que ya se ha iniciado en la secretaría técnica tras la reunión que mantuvo Xavi con Joan Laporta, Rafa Yuste y Mateu Alemany el pasado jueves y en la que se marcaron las directrices a seguir para rehabilitar una plantilla desgastada y envejecida. «Los jóvenes no pueden sostener al equipo», explicó el técnico tras el empate ante Osasuna y después de recriminarle al equipo en el vestuario su actuación. «Es un problema futbolístico. Nos falta gente con empaque para controlar el juego», señaló visiblemente molesto. El presidente le ha dado la razón y está dispuesto a reestructurar todo el equipo, algo que acometerá en dos fases. La primera durante este mercado invernal, en el que tratará de deshacerse de los jugadores que no entran en los planes del técnico (Coutinho, Dest y Umtiti, principalmente). Se les ofrecerá una cesión o un diferimiento en su ficha para poder rebajar los 430 millones de masa salarial que maniatan al club a la hora de poder reforzarse. Si no hay acuerdo, el presidente está dispuesto a darles la carta de libertad, aunque para ello haya que indemnizarles con el sueldo pendiente de cobro. No hay nadie intransferible La segunda fase se llevará a cabo al final de temporada y en ella no hay ningún jugador declarado intransferible, salvo los jóvenes valores de la cantera (Ansu Fati, Gavi, Nico y Abde), a los que se suma Pedri. Ni siquiera Ter Stegen o Frenkie de Jong se libran. Ambos, como el resto, deberán ganarse su continuidad en estos próximos seis meses. Entre los objetivos prioritarios del club está el de incorporar dos delanteros que subsanen la falta de gol de la que adolece el equipo, aunque para ello hay que liberar fichas y adecuarse al ‘fair play’ financiero.
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