España busca la triple corona en medio del relevo generacional

Las instalaciones del Consejo Superior de Deportes, situadas cerca de la Universidad Complutense de Madrid, se han convertido en un búnker. El centro del alto rendimiento, que alberga a decenas de los deportistas más prometedores del país, es desde el lunes el centro de operaciones de la selección española de balonmano, pues el grupo prepara su inminente desembarco en el Europeo, que se disputará en Hungría y Eslovaquia desde el 13 de enero. España llega a la cita con bajas importantes y una tarea mayúscula, la de conseguir su tercer trofeo continental consecutivo, algo que solo Suecia ha conseguido, y la de validar un relevo generacional desde hace tiempo anunciado. Las jornadas transcurren entre una intensidad asfixiante en la pista y largas sesiones de vídeo en las habitaciones, mientras el Covid genera una calma tensa por el miedo que genera un positivo. «Te quedas sin Europeo», esgrimen algunos jugadores. Pese a la tensión, también hay tiempo para los compromisos publicitarios. Para caldear el ambiente, ayer los jugadores dejaron los balones y la resina para envolverse en armaduras antiguas, espadas y pinturas de batalla. Pasan los años, pero el equipo más dominante del continente no rechaza la llamada de los cuernos de guerra. Como cuentan desde el núcleo del equipo, el seleccionador Jordi Ribera ha diseñado un plan exprés para poner a tono a sus pupilos, ya que algunos de ellos vienen de un periodo vacacional. «Están apretándonos», asegura entre risas uno de los más veteranos del grupo. El tiempo corre en contra de la selección, pues la convocatoria de 18 jugadores (mitad de clubes europeos, mitad de nacionales), que puede sufrir algún descarte tras el cambio de año, ha traído muchas novedades: solo ocho repiten respecto a la expedición que viajó en agosto a Tokio para disputar los Juegos Olímpicos. Unos cambios que han trastocado un bloque prácticamente inmutable en la última década. Incluso los jugadores, tanto veteranos como jóvenes, ven vídeos de sus compañeros para intentar compensar la falta de minutos compartidos sobre la pista y así generar afinidad deportiva. Sin embargo, desde el equipo tienen claro que esta conexión acabará fructificando gracias al principal arma de la selección: el colectivo. «Con España se cuenta, pero nunca nos dan como favoritos pese a ser campeones. Somos ambiciosos y jugamos para competir. No tenemos a ninguna superestrella, pero con los resultados en la mano ha quedado demostrado que este grupo puede ganarle a cualquiera», asegura Antonio García , lateral izquierdo del Granollers y una de las caras más reconocibles del equipo. El jugador atiende a ABC tras una sesión de entrenamiento y marca rápidamente el objetivo inmediato de España. «Llegar a semifinales, luego ya veremos. Los Europeos son el torneo más difícil, más incluso que el Mundial. No hay partidos asequibles y en esta edición hemos quedado emparejados en el grupo con una de las favoritas (Suecia, además de República Checa y Bosnia). Por eso es importante esta preparación», asegura el jugador. Coincide con el veterano uno de los menos habituales, el también lateral izquierdo Chema Márquez. «No somos los más fuertes, pero sí los más listos. Tenemos jugadores que pueden generar liderazgo pese a las bajas. Si jugamos como sabemos estaremos ahí», explica el lateral. Tanto García como Márquez comparten club, posición y ahora selección (incluso habitación en la concentración), un ejemplo que evidencia que el futuro está en buenas manos. García asegura que simplemente intenta replicar lo que los veteranos hacían con él cuando llegó a la selección hace más de una década. «Que se sientan queridos, explicarles dudas técnicas... A veces atosigar no es productivo. Hay que normalizar este relevo generacional». Chema, por su parte, transmite mucha seguridad con sus palabras cuando habla de la renovación de la plantilla. «Es un grupo muy unido, jugar y convivir con ellos es muy fácil». La selección tendrá su primera puesta a punto en un torneo amistoso donde se enfrentará a Japón, Irán y Polonia (del 6 al 8 de enero en Cuenca). Luego viajarán al Este con la idea de seguir normalizando el éxito

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