domingo, 26 de diciembre de 2021

El año político: relevo en el PSdeG y traje 'moderado' en el BNG

Doce meses dan para muchas historias en el tablero político gallego. Incluso cuando este 2021 casi cercenó por completo el primer semestre debido al segundo estado de alarma y las restricciones derivadas de la pandemia. En apenas seis meses, el año ha condensado las principales noticias políticas, que han pasado por un relevo en la oposición, la traumática muerte de un conselleiro en su despacho o la confirmación de que Núñez Feijóo y Ana Pontón tienen cita para verse las caras en las próximas elecciones autonómicas, cuando ni siquiera se ha alcanzado el ecuador de la legislatura. Dos son los nombres del año, por motivos bien distintos. Valentín González Formoso es el primero de ellos. El alcalde de As Pontes y presidente de la Diputación de La Coruña es el nuevo secretario general del PSdeG tras vencer en las primarias de octubre a Gonzalo Caballero. El relevo en el socialismo gallego tenía algo de ‘crónica de una muerte (política) anunciada’, después del desastroso resultado de las autonómicas de 2020, cuando Caballero se estancó y vio cómo el BNG le adelantaba para ser primera fuerza de la izquierda. A pesar de los insistentes mensajes de Ferraz para que el exsecretario general dejara paso y no plantara batalla, este los desoyó por sistema y acudió a las primarias. El resultado sorprendió a muy pocos, salvo al propio Caballero y a sus más próximos, los mismos que enrarecieron las semanas previas a las primarias, con acusaciones en prensa contra Formoso y Besteiro, a los que tacharon de «desleales» con la dirección por fraguar una alternativa. Formoso venció en las urnas con un 60% de respaldo, cuestionado incluso por Caballero, que lejos de asumir el punto final a su etapa tuvo un ruidoso epílogo en el congreso regional celebrado este diciembre, protagonizando protestas a viva voz. El pago de Pedro Sánchez, que clausuró el cónclave, fue un estruendoso silencio hacia su persona y su gestión. Hoy Caballero se refugia en el Parlamento, dado que es diputado, a la espera de que en próximas semanas se le releve como portavoz del grupo socialista. Aun así, promete seguir en la brecha. Pontón se 'modera La otra cita congresual en la oposición fue la asamblea nacional del BNG a la que Ana Pontón amagó con no presentarse, tras protagonizar previamente un ‘periodo de reflexión’ de varias semanas, hasta que deshojó la margarita y confirmó lo que era un secreto a voces: que seguía. La jugada no buscaba sino reforzar su margen de maniobra interno para introducir paulatinamente un discurso aparentemente más moderado en el BNG, con el que aspirar a convencer a capas de la población más próximas al galleguismo y el regionalismo que al nacionalismo ‘pata negra’ que el Bloque lleva cuatro décadas representando. El envoltorio ‘moderado’ ha tenido algunos capítulos recientes, como aparcar la histórica reclamación de un concierto económico para Galicia siguiendo el modelo vasco, en aras de alcanzar consensos en la comisión parlamentaria que busca fijar una posición de país en el debate de la financiación autonómica. Pero los gestos de Pontón y sus más próximos para limar las aristas más extremas se han visto afeados por el alma dura que sigue latiendo dentro de la organización. El diputado en Cortes Néstor Rego se descolgó desde el atril del Congreso anunciando la llegada «más pronto que tarde» de una «república libre y soberana» en Galicia, casi al mismo tiempo que Bieito Lobeira participaba por las calles de Bilbao en una manifestación convocada por Bildu reclamando «una república vasca». La polémica por las políticas de inmersión lingüística en la educación en Cataluña también retratan a un BNG que defiende ese idéntico modelo para Galicia, con el arrinconamiento del español como efecto secundario directo. Adiós a Valeriano La derecha también celebró congreso, pero la noticia estuvo más en lo estético que en el contenido del mismo, porque Feijóo no cambió las fichas del PPdeG en el arranque de su quinto mandato al frente del partido. Fue una cita para ver al poder autonómico del PP acudiendo a la convocatoria del barón gallego, desde Ayuso a Moreno Bonilla, pasando por Almeida, Mañueco o López Miras. Feijóo mantiene su predicamento en el partido, aunque Casado elija desoír sus consejos y hacer la oposición a su manera. El PPdeG y su líder, no obstante, sufrieron un duro golpe con la inesperada muerte de Valeriano Martínez este 6 de octubre, en su despacho y debido a un infarto. En vísperas del debate de la autonomía y de la presentación de los Orzamentos para 2022, Núñez Feijóo enterraba a uno de sus más fieles colaboradores y amigos de los últimos cuarenta años, un adiós que le sumió en los días más difíciles desde que ocupa la Presidencia de la Xunta. Ha sido, sin duda, la noticia más triste de este año en el plano político. También ha sido duro, aunque sin duda sin esta pátina luctuosa, el proceso congresual del PP de Vigo, un partido que ha entregado a Marta Fernández-Tapias el mando para que lo rescate de la irrelevancia en que lleva sumido en el último lustro, vapuleado por Abel Caballero elección tras elección. El trauma ha venido por las tensiones derivadas de las primarias, en las que se enfrentó al exconselleiro y senador Javier Guerra, arropado sorprendentemente por el grueso de cargos electos del partido. Su derrota -la segunda en un congreso local- no conoce todavía consecuencias, si acaso llega a haberlas, a la espera de que Fernández-Tapias sea capaz de cicatrizar las heridas y reunificar el partido, y así sacarlo de la irrelevancia en que lleva años sumido en el ámbito municipal. En la clausura del congreso, Feijóo se mostró muy duro con la agrupación local y con las actitudes de algunos de sus más destacados dirigentes, reconociendo además la incapacidad del PP para que la ciudad visualice las inversiones que en ella hace la Xunta. El 'caso cuñada' en el TS La principal noticia del ámbito judicial en Galicia tiene trasfondo político. El Tribunal Supremo confirmó el relato de los hechos del ‘caso cuñada’, por el que esta familiar de Carmela Silva fue enchufada en una concesionaria municipal de Vigo, cobró más de 100.000 euros por no hacer nada y para pagarle se urdió una trama de facturas falsas entre la empresa y un alto funcionario del Concello. El incendio no saltó a la corporación porque la investigación no fue capaz de dilucidar qué político dio la orden para que Francisco Javier Gutiérrez Orúe -el funcionario al que han condenado a cinco años por prevaricación, malversación y falsificación de documento mercantil- colocara a Vanesa Falque en la concesionaria Imesapi. Pero el Supremo lo deja claro: el único criterio que se siguió para el enchufe de Falque era su parentesco con Carmela Silva, quien sin embargo se escuda en que ella no fue llamada nunca a declarar, ni siquiera como testigo. La mancha está ahí, y el PP intenta desgastar a la presidenta de la Diputación de Pontevedra, a la que si bien el BNG busca reprobar en el Ayuntamiento de Vigo, al mismo tiempo la mantiene cómodamente al frente del organismo provincial. No solo eso: González Formoso ha aceptado que Silva sea la presidenta del PSdeG, pecado original para la dirección del socialismo gallego salida del último congreso. Y por último, Lugo. Una década después del inicio de las investigaciones llegó a juicio la primera de las piezas de la ‘operación Pokemon’. En ella se condenó al expresidente de la Confederacion Hidrográfica Miño-Sil, Francisco Fernández Liñares, a cinco años de prisión por cohecho y prevaricación, fruto del cobro de mordidas a constructores a cambio de la concesión de obras públicas. Es la primera sentencia derivada de las investigaciones de Pilar de Lara, casi la única buena noticia para la juez, ahora destinada en Ponferrada tras perder su plaza en Lugo como consecuencia de la sanción que le impuso el CGPJ. Porque al entramado ‘Pokemon’ se le han seguido cayendo políticos, como bellotas maduras. La pieza principal de la trama se cerró en octubre, y de ella quedó exonerado el exalcalde López Orozco, que ha visto cómo se sobreseían nueve de las diez causas contra él iniciadas por De Lara, y la última está pendiente de recursos. Quizás la mayor sacudida la provocó el archivo completo del ‘caso Garañón’, por el que la instructora cargó con cuatro presuntos delitos a José Ramón Gómez Besteiro, el exsecretario general del PSdeG, y que empezó aquí el ‘via crucis’ judicial que desembocaría en su dimisión en 2016. De Lara arrojaba un manto de sospechas sobre la forma en que Besteiro compró su casa cuando era concejal de urbanismo. «Sospechas vanas», concluyó el juez que dio carpetazo al caso. La ‘operación Pulpo’, sobre la gestión de Besteiro en la Diputación de Lugo, parece encaminarse igualmente hacia el sobreseimiento. Seis de sus piezas ya duermen el sueño de los justos. A Pilar de Lara le queda, al menos, un consuelo: la ‘escandalosa’ trama de la ‘Carioca’, con policías y dueños de burdeles conchabados para regularizar mujeres explotadas sexualmente, fue a juicio. Solo dos acusados, de los quince que llegaron a investigarse. Condenas de seis y tres años de prisión. No suman los trece que tardó esta investigación en llegar a juicio.

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