domingo, 26 de diciembre de 2021

Isco, sin llamadas en el mercado invernal

La vida cambia de golpe en un día, en una semana, y hay que saber ser camaleón y transformarse, adaptar las virtudes a una nueva era. A Francisco Alarcón, Isco, se le achacó siempre no saber reinventarse. Con un tren inferior muy bajo y un pie como un guante, siempre jugó así, con paso corto, chicuelina, paredes perfectas en diez metros y una excelente protección del balón, pisándolo y girándose. Nunca supo, ni quiso, jugar de otra manera. Y así es difícil mantenerse en un equipo cuando pasas de Ancelotti a Benítez, de Benítez a Zidane, de Zizou a Lopetegui, de Julen a Solari y vuelta a empezar con Zidane para regresar a Ancelotti. No le puedes gustar a técnicos tan diferentes. Hace más de tres años era el líder del Real Madrid y de la selección, de la mano de Lopetegui, que le hizo el eje director con España y después el referente en el conjunto blanco. Pero la derrota por 5-1 en el Camp Nou, en octubre de 2018, supuso el despido del vasco en las primeras horas de aquel mes de noviembre y la llegada de Santiago Solari, que marcó el comienzo del fin del malacitano. Solari vino con la intención de rejuvenecer el equipo y su primer descarte fue el andaluz. Acabó con el liderazgo de Isco en el esquema y nació un antagonismo futbolístico que se hizo también personal, sanguíneo, y acabó con el áspero enfrentamiento del jugador con su cuerpo técnico en Éibar. El centrocampista sufrió una sanción por indisciplina, tuvo que viajar obligado a Roma vestido y sin cambiarse dos días después ante el siguiente partido, de Champions, y entró en una fase de ostracismo que ha perdurado durante un trienio hasta convertirse hoy, a los 29 años, en un futbolista olvidado tristemente por todos. El malagueño bajó entonces los brazos, una postura que su pase a la reserva potenció anímicamente y eso es sinónimo del fin en el Real Madrid, aunque pase mucho tiempo protegido por un contrato, pues el adiós está dictado en la casa blanca cuando no se lucha con ardor para jugar. La despedida se producirá en julio, cuando su ficha se acabe y quede libre. Francisco Alarcón se ha negado a marcharse durante tres temporadas, suplente fijo con Solari, con Zidane y ahora con Ancelotti. El resultado de este descenso constante de su caché deportivo es que Isco se encuentra hoy en el mercado de invierno, que comienza en ocho días, y el problema es que ningún club le quiere, ni le solicita. No hay ofertas interesantes. El Real Madrid le cede gratis, incluso con rebaja salarial, y nadie pregunta por su adquisición. Él tampoco hace nada por marcharse, porque sabe que nadie le abonará los 6,5 millones netos que percibe en la casa blanca, que suponen 13 millones brutos anuales para su empresa. Su contrato acaba en junio y su objetivo es negociar en julio con la carta de libertad. Solo ha jugado 176 minutos Ancelotti le ha dicho abiertamente que no tiene sitio en su equipo y que nunca impedirá irse a un futbolista que quiera abandonar el club, frases muy claras que iban dirigidas también a Hazard, Marcelo, Bale, Mariano y Jovic. Isco, no obstante, no mueve ficha. Al igual que Marcelo y Bale, desea acabar en junio su etapa en el Real Madrid, El entrenador italiano, con quien jugó un centenar de partidos en el bienio que compartieron hace nueve años, le ha demostrado con hechos que actualmente ya no cuenta con él. En esta campaña solo ha disfrutado de 176 minutos, repartidos nada menos que en siete encuentros, en los que anotó un gol. Fue titular en dos, para ser sustituido en el segundo tiempo, y en los otros cinco su salida fue testimonial. No está en los planes del técnico y lo sabe. El Real Madrid desearía cederlo ahora en sus últimos seis meses de contrato y abonar incluso la mitad de su ficha para conseguir un acuerdo, porque su coste excede sobremanera a su rendimiento desde hace cuatro años. Veremos si a lo largo del mes de enero hay movimientos por las necesidades de otros clubes que le inciten al cambio. Lo triste es que su forma de ser y de jugar le han dejado fuera de foco en el Real Madrid y en la selección española. No ha vuelto a integrar una convocatoria de Luis Enrique. En verano querrá buscar un equipo que le conceda protagonismo para rendir bien en su nuevo club e intentar el gran reto de volver a la selección española con vistas al Mundial de Catar. Lo tiene muy difícil.

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