martes, 9 de noviembre de 2021

La promesa a la que no tumba el volcán

Un fuerte temblor, un crujido y una pregunta que resonaba de boca a boca «¿dónde ha sido?». Los primeros segundos tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja el 19 de septiembre a las 15.12 horas estuvieron envueltos en confusión y caos, con todos los ojos clavados en la gran columna de ceniza que se abrió en la montaña «a unos metros del monumento a la Virgen de Fátima», en Cabeza La Vaca, como se dijo entonces. Antes de conocer con seguridad el punto exacto donde se abrió la tierra, la referencia fue este monumento, un púlpito construido sobre el malpaís del volcán de San Juan de 1949 fruto de una promesa y que, a pesar de estar desde hace más de 45 días a pocos metros del volcán, no hay lava que la tumbe. El párroco de entonces, el padre Blas Santos Pérez y los vecinos de Las Manchas, asustados ante la furia del volcán de San Juan, pidieron auxilio a la Virgen de Fátima para que la lava no llegara a la Ermita de San Nicolás ni atravesara la zona más poblada. Y así fue. La colada se desvió en un punto concreto y sin motivo, y allí mismo, en 1951, comenzaron las obras del Monumento que tras un parón de unos años finalmente se inauguró en 1960. Sobre las coladas del volcán y en el punto donde se desvió la colada, «en el lugar donde quedo un solo pino al lado de la lava», según narran las crónicas de la época, fue erigido el monumento que alberga una Virgen de Fátima tallada en granito blanco de dos metros de altura que custodia el Valle de Aridane. En Las Manchas todos saben de ella, la Virgen que resistió al volcán, y por eso cuando estalló la tierra en Cabeza La Vaca a ella se encomendaron los vecinos. Intacta frente a la ceniza y los terremotos Rodeada de metros de ceniza, sigue inamovible contemplando un Valle de Aridane que no se parece al de aquel 19 de septiembre, pero que no ha podido con esta promesa del pueblo a su virgen, que se mantiene intacta frente a lava, ceniza y terremotos. Los fotógrafos de I Love the World dieron fe de ello hace unos días, cuando accedieron a esta zona evacuado y pudieron comprobar que sigue en pie. Al publicar la foto, decenas de comentarios respondieron. «Sigue protegiendo a La Palma como la deje», comenta una usuaria residente en la zona, a la que se suman mensajes de apoyo a los palmeros que ven en esta figura un símbolo de resiliencia ante las adversidades. Los bomberos de La Palma también han accedido a la zona, para labores de limpieza de cubiertas, y quisieron cumplir con otra promesa más: la de una vecina de Las Manchas que les pidió que dejasen una flor a Fátima para que parase la erupción. Un bombero colocó una botella de agua con una flor anturio (símbolo de resistencia) a los pies de la virgen, para cumplir con la plegaria de la vecina y de toda La Palma. El bombero de La Palma, Germán Pérez, narraba este «hecho anecdótico» que ha agradecido el pueblo palmero. «Una señora le pidió a los compañeros del ‘Parque Laguna’, que estaban limpiando tejados en la zona de Las Manchas, que por favor le llevaran a la Virgen de Fátima una flor que les entregó, ya que estaba en la zona de exclusión y no se le permitía entrar», y así lo hicieron.

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