
Firmas falsificadas u obtenidas bajo engaño, reintegros fraudulentos para abonar gastos oficiales inexistentes, facturas inventadas, compras particulares a cargo de las arcas públicas... Son algunas de las artimañas que urdió una trabajadora de la Embajada de España en Londres para, en la práctica, hacerse con sobresueldos ilícitos durante años, tanto en metálico como en especie. Y la especie, por cierto, también está llena de curiosidad: seis ordenadores, cinco tostadoras, otros tantos televisores, juegos de tazas de porcelana, líneas de telefonía móvil y múltiples compras de productos de limpieza constan en el largo listado de adquisiciones fraudulentas que hizo para beneficio propio, pero endosadas al erario público español. La empleada, identificada como Nieves G. P., maniobraba con ventaja porque trabajaba precisamente en...
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