
La Virgen de La Almudena reposa sobre el paso de Nuestra Señora del Dulce Nombre, en la antesala de la catedral, flanqueada tras la puerta de Santiago. Veinticuatro horas antes de su día grande comienza a engalanarse con su histórico y tradicional manto y la corona bañada en oro que adorna su talla de madera. Tan solo le faltan las flores para poder recorrer, dos años después y a causa de la pandemia, las calles de la ciudad y saludar a los devotos. Delante de ella, Carlos Blanco y Hugo, su hijo, contemplan los preparativos. «Portar a la patrona de Madrid es un orgullo», coinciden. Carlos es el capataz de la Hermandad de Jesús el Pobre, cuyos anderos serán los...
Ver Más
De España https://ift.tt/3qgBM8k
0 comentarios:
Publicar un comentario