Conte para poner fin a un maleficio de 5.000 días

El Tottenham es uno de esos equipos que dan validez a la teoría de que en el fútbol lo normal es perder. Con un presupuesto millonario y asentado en la nobleza de la liga inglesa (fue uno de los miembros fundadores de la Superliga), el conjunto del este de Londres, con una gran masa social, vive en una pesadilla de la que no parece poder despertar. Son ya 5.002 días sin ganar un título, una cifra irrisoria de la que sus rivales directos no dudan en mofarse en los grandes partidos de la Premier. Incluso el Arsenal, sus archienemigos en el intrincado mapa de rivalidades que componen la capital inglesa, también con fama de perdedores, se sienten superiores a ellos. Ante el panorama y tras probar siete entrenadores desde su último triunfo, el Tottenham, tras despedir a Nuno Espíritu Santo el pasado lunes, ha anunciado la contratación de Antonio Conte, un técnico con fama de sargento y un ganador nato, para rematar de una vez por todas con el maleficio. La última vez que el Tottenham levantó un metal fue el 24 de febrero de 2008. Fue en la final de la Copa de la Liga y por aquel entonces, el banquillo de los 'spurs' estaba ocupado por el español Juande Ramos. Tras vencer al Chelsea (1-2) con goles de Berbatov y Goodgate en el estadio de Wembley, la hinchada del Tottenham se deshizo de la ansiedad, pues el equipo venía de estar otros nueve años sin ganar nada. Parecían tiempos de bonanza, en los que el conjunto, una vez liberado de la sequía de títulos, podría auparse en el éxito para consolidarse como una de las referencias de Inglaterra. Sin embargo, de la sartén a las brasas. Tras el despido de Juande Ramos a la temporada siguiente, un rodillo de entrenadores se inició. Siete nombres (Harry Redknapp, Andre Villas-Boas, Tim Sherwood, Mauricio Pochettino, José Mourinho, Ryan Mason y el ya mencionado Nuno) que no consiguieron devolverle la gloria al conjunto. «Si alguien no tiene una buena actitud o un buen comportamiento durante los entrenamientos, en diferentes circunstancias, lo mataría». Esta frase la pronunció Antonio Conte durante una entrevista que le hizo Thierry Henry en 2017, cuando la leyenda gala le preguntó al técnico como definiría su forma de entrenar. El italiano se ha granjeado famas de campeón y de sargento inagotables desde que comenzó en los banquillos de la mano de Arezzo de cuarta división italiana en 2006. Allí donde ha estado, ha ganado. En su primer año con la Juventus, en 2012, hizo campeón al equipo sin tan siquiera perder un partido en liga. Solo le bastó un año en el Chelsea inglés (temporada 2016/2017) para hacerse con la Premier League y, el año pasado, venció de nuevo en Italia con el Inter de Milán, librando al país transalpino de una década bajo la tiranía de la Juventus. Solo una mancha en su historial, con la selección de su país, donde tuvo un bagaje discreto. Su carácter, beneficioso en el campo, también le ha traído problemas con las diferentes directivas con las que ha tratado. Quizás es por eso que el Tottenham solo le ha hecho contrato hasta 2023. Llega Conte al Tottenham con muchos deberes por hacer. El equipo debe ganar para corresponderse con su elevada cuenta en el banco. Se espera que el equipo haga un importante desembolso en el mercado de fichajes, pese a que cuenta con una plantilla reluciente, con nombres como el del coreano Son, el brasileño y capitán Lucas Moura, el francés Ndomelé, el central Christian Romero, titular con Argentina, o la perla española Bryan Gil. Casos aparte son las que fueron sus dos principales estrellas, H arry Kane y Delle Alli. El delantero pidió el verano pasado el traspaso al City de Guardiola y tras la negativa de los 'spurs' su rendimiento, hasta la fecha inmaculado, ha descendido: solo un gol en nueve partidos. Algo más turbulento es el caso de Alli, un jugador que acapara más portadas por sus embrollos amorosos y sus salidas nocturnas que por sus goles y jugadas. Novenos en liga y resignados en la Conference League, donde ocupan la discreta tercera plaza del grupo G, el Tottenham espera con los brazos abiertos a Conte, a priori, el único hombre capaz de romper un maleficio de 5.000 días. El domingo empezará su travesía contra el Everton.

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