
Un abeto decorado con 800 bolas doradas y plateadas de Navidad da la bienvenida a la plaza de España, que ayer se liberó de las vallas que durante dos años y medio han protegido su perímetro. En el enclave ya no hay escombros, piquetas ni excavadoras. En su lugar, docenas de niños juegan a balancearse en los columpios y tirarse de los toboganes, pese a estar mojados por la lluvia que cayó a primera hora de la mañana. Los caminos de tierra y arena vuelven a acoger las pisadas que tanto han añorado, mientras los transeúntes se dedican a hacer fotografías de todas las novedades que ven a su alrededor en esta plaza ya del siglo XXI. Pero, sin duda, los que más se han alegrado de la apertura, han sido los empresarios, hosteleros y comerciantes del entorno, que durante los 30 meses que han durado los trabajos han visto cómo sus empleos se veían afectados por el polvo, una pandemia y un temporal de nieve. «La plaza de España era uno de los principales enclaves turísticos. Esperamos que vuelva el flujo de viajeros nacionales y extranjeros y que la nueva plaza nos ayude a atraer turistas y clientela tras dos años muy malos», confiesan Marisol Navarro y Antonia Moya, en el interior de su cafetería, ubicada en el extremo sur. Ellas son dueñas también, desde hace 19 años, del tablao flamenco Las Tablas, situado en la confluencia con la calle de Bailén y los Jardines de Sabatini. «Todos los días perdíamos clientes en el tablao porque no sabían llegar. Continuamente nos cambiaban los accesos y, aunque intentábamos informar por la web, era imposible que los clientes se enterasen», confiesan las empresarias, confiadas en que con los accesos la situación cambie. A las obras, hay que sumar el impacto en la actividad económica que tuvo la borrasca de nieve Filomena y, sobre todo, el coronavirus, que les obligó a cerrar temporalmente el espacio escénico flamenco. «Todo el personal estuvo en ERTE. Han sido dos años y medio muy duros. Con el tablao cerrado, adquirimos el bar, para intentar que nos ayudara a subsistir, pero no fue fácil ya que debido a las obras nos denegaban los permisos para instalar la terraza», confiesan Navarro y Moya, con la vista puesta en el puente de la Constitución y la época navideña: «Que la apertura coincida con estas fechas es algo que nos va a beneficiar, también el inicio del alumbrado navideño. Estamos empezando a ver la luz al final del túnel». La nueva plaza se denomina ya como «el nuevo centro del centro de Madrid» y cuenta con 1.100 nuevos árboles –además de los que ya existían que han sido trasplantados–, zonas estanciales, áreas de descanso y otra de juegos infantiles. El epicentro es la plaza cívica, un lugar multiusos en el que podrán llevarse a cabo mercadillos, conciertos y demás iniciativas culturales. Además, gracias a que la intervención ha tenido lugar en 70.000 metros cuadrados de superficie, se conecta Madrid Río con el parque del Oeste –pasando por el Campo del Moro, plaza de Oriente y el Templo de Debod– favoreciendo así los desplazamientos peatonales gracias a la eliminación de la barrera histórica que suponía el paso elevado de Bailén. La plaza de España quiere ser ahora un nuevo polo de atracción turística, debido a la renovación y a las grandes cadenas hoteleras que se agolpan en su entorno. RIU es una de ellas. «En 2018 y 2019 la zona estaba en el olvido. Gracias a la apertura del hotel, y a la inauguración ahora de la plaza, la zona se ha revitalizado y se le ha dado cierto estatus», opina una portavoz de la cadena, que afirma que la apertura es una de las variables que beneficiará a las reservas. «Desde que abrimos el hotel hemos tenido muy buenos índices de ocupación, con casi todos los fines de semana completos. A eso tenemos que sumar que en la planta baja del Edificio España se instalará la tienda de ropa más grande del mundo de una marca española y que nuestra terraza siempre ha tenido muy buena acogida. Las obras han dejado la zona muy transitable», continúa la portavoz: «La zona volverá a la vida». Enclave original de huertos en el siglo XVII, ha dejado atrás la concepción de rectangular e inhóspita para dar paso a su puesta de largo y transformación en una infraestructura verde. El paso elevado de Bailén –y su eje con Ferraz– se ha peatonalizado y destinado a un carril bici, que ayer, lamentablemente, estaba más ocupado por paseantes que por deportistas. Aquí se desarrollará un recorrido de interpretación sustentado en los hallazgos arqueológicos que ha habido, como el muro del cuartel de San Gil de Sabatini, los restos del palacio de Godoy o las caballerizas reales. Además de las visitas, se creará un centro de interpretación de la cornisa monumental para ayudar a comprender la evolución de la ciudad muy cerca del lugar de su nacimiento. El tráfico rodado irá ahora por un túnel que conecta Bailén con Ferraz, trasladando la circulación al nivel inferior del paso elevado construido en los años sesenta. La parte nueva de ese túnel es continuidad del ya existente y va desde el inicio de los Jardines de Sabatini hasta Ferraz, más allá de Ventura Rodríguez. La unión de ambos túneles genera una infraestructura subterránea de más de 1.150 metros desde su entrada en Bailén, a la altura de la calle de Mayor, hasta la salida de Ferraz. Además, tiene conexión con la Cuesta de San Vicente, lo que permite dirigirse tanto a la M-30 como hacia la Gran Vía. Movilidad reducida La plaza cuenta también con infraestructuras para personas con movilidad reducida, como varios ascensores que conducen a Sabatini o al aparcamiento bajo tierra. Pero parece que no son suficientes para algunos mayores. Durante el recorrido de apertura organizado ayer por el Ayuntamiento de Madrid, que sirvió al alcalde para darse un particular baño de masas, un vecino se acercó a Almeida demandándole nuevos ascensores. «O escaleras mecánicas», añadió el señor. El alcalde aseguró que la movilidad ya se veía muy mejorada con estas obras, pero que lo estudiarán a futuro. «La plaza ha quedado muy bonita, pero faltan bancos en el Templo de Debod», le dijo a modo de observación un matrimonio. Las obras aún no han concluido, a falta de los remates que tardarán dos meses más, como la instalación de la fuente que estaba antes hacia Princesa y ahora se colocará hacia Ferraz. Al paso de la ‘comitiva’ municipal, los curiosos paseantes se arremolinaron en torno a los ediles, donde hubo representación de todos los grupos municipales. Almeida fue el gran fotografiado, y elogiado, hasta el punto de que ni la Policía Municipal pudo controlar la ‘avalancha’ que le pedía hacerse un selfi y que terminó cantando el cumpleaños feliz a una vecina de Centro. «Quiero reconocer al equipo de Gobierno anterior, liderado por Manuela Carmena, que fue el que tuvo la visión de hacer el cambio sustancial en la plaza de España», afirmó el alcalde, que definió Plaza España como «una actuación que pertenece a todos los madrileños y que engrandece la ciudad».
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