
Tiene 36 años en sus piernas y lleva más de media vida dedicado al fútbol de élite, pero nadie se atrevería a presagiar el final de la carrera de Cristiano Ronaldo. El jugador portugués, que el pasado miércoles se convirtió en el máximo goleador histórico de selecciones, ha vuelto este verano al Manchester United para aumentar su ya de por sí extenso palmarés. Consciente de que el tiempo vuela, Cristiano no lo quería desperdiciar en un equipo que, a su juicio, no le garantizaba pelear por la Champions, por mucho que se tratase de la Juventus. Por eso, su agente, el afamado Jorge Mendes, se puso manos a la obra y le buscó acomodo en la Premier. Cristiano volverá a Old Trafford 18 años después con la sensación de que ahora, como entonces, no tardará en ser la estrella del equipo. El traspaso se cerró rápidamente, aunque podría no haber sido así. Y es que la contratación de un jugador de su edad suele despertar dudas lógicas, pero no con Cristiano, de quien se sabe que cuida como pocos su físico. Tal y como ha contado en más de una ocasión, su rutina se basa en una estricta dieta de seis comidas al día, con escaso consumo de carne roja y la preponderancia de alimentos como la verdura, el pescado o la fruta. Los refrescos, el alcohol o el azúcar están directamente prohibidos. Por si fuera poco, su puesta a punto no termina cuando acaba un entrenamiento, sino que continúa en casa, donde se ejercita en el gimnasio de manera habitual. Además, desde su etapa en el Real Madrid, Cristiano cuenta con el material necesario para mejorar su estado físico, como una cámara de crioterapia que acelera la recuperación. «El 90 por ciento de mi éxito es mantener la condición física. Tienes que cuidarte a ti mismo. Si no te cuidas, nadie te ayudará», contó recientemente en una entrevista al youtuber Chris-MD. «Un animal competitivo» Luis Casais es doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y analiza para ABC la situación de Cristiano, focalizando primero en la alimentación: «Tiene que estar basada en alimentos con menos grasas saturadas, azucares simples, procesados o carnes rojas, y más en pescado, vegetales, semillas o frutas». Dicho y hecho. Por otro lado, señala los cuidados pre y post entrenamiento: «La crioterapia tras los partidos y entrenamientos, y todas las terapias de corte regenerativo, como masajeadores musculares, terapias de compresión o cámara hiperbárica, también son fundamentales». Lo de Cristiano no es flor de un día. Quienes han coincidido con él en un vestuario destacan su obsesión por mejorar su rendimiento y estirar su carrera. En los últimos años, consciente de que la edad no pasa en balde, se reformuló sobre el campo, dejando atrás su faceta más explosiva como extremo para centrarse más en ser un 'killer' de área. E igual que su posición en el campo, su cuerpo también ha ido cambiando. «Hace seis o siete temporadas estaba con un físico espectacular en lo muscular, lo que le daba una potencia descomunal. Es el mismo caso que actualmente Adama Traoré, cuya musculatura implica más tiempo para recuperarse y más sobrecarga en articulaciones y tendones», explica Casais. Por este motivo, cuando Cristiano cumplió la treintena, se puso un objetivo: pesar un kilo menos cada año, algo que sigue a rajatabla. Ya en 2016, un análisis de los servicios médicos del Real Madrid desveló que su estado de forma correspondía al de una persona de 27 años, a pesar de que tenía más de 30. Su físico ha ido cambiando desde entonces, algo que se puede apreciar comparando fotografías tomadas en distintos momentos de su carrera. Su cuerpo luce ligeramente menos musculado, lo que se traduce en una menor pérdida de velocidad y agilidad que la que le correspondería por edad. «El reto es pasar de 82 kilos a 79 y estar igual de rápido. Sus articulaciones sufrirán menos y su musculatura se recuperará más rápido. Las lesiones crónicas, como la degeneración del cartílago, son una de las principales causas de retirada precoz, por lo que cuanto menos peso reciba el cartílago, más durará esa articulación y mas alargará el jugador su carrera deportiva. Y lo mismo para los tendones», dice Casais. Por este motivo, Cristiano hace tiempo que abandonó las pesas, y en contra de lo que pudiera parecer, no es un 'ratón de gimnasio', sino que cuida mucho sus tiempos de descanso, tal y como confesó en una entrevista para el diario italiano 'Corriere Dello Sport': «No hago gimnasio todos los días porque si no estaría cansado en los partidos. La vida es encontrar los balances. Lo importante es entrenar de manera inteligente. No es la cantidad, sino la calidad», explicó. Además del gimnasio, la natación y el pilates forman parte de su entrenamiento regular, al que le suma un régimen de cinco siestas de aproximadamente 90 minutos. «Hay que estar fuerte, pero no de forma exagerada», recuerda Casais. A pleno rendimiento Los números del portugués no engañan, pues sigue siendo un habitual entre los máximos goleadores cada temporada. Sin ir más lejos, hace una semana recibió el Premio Guinness que le acredita como el máximo anotador de la historia de las selecciones tras marcar los dos goles que dieron el triunfo a Portugal ante Irlanda. «Por supuesto, en Cristiano influye la genética, pero fundamentalmente es trabajo. Hablamos de un jugador que, como por ejemplo LeBron James, ha invertido en sí mismo: un cocinero, un nutricionista, un preparador físico, un fisioterapeuta, un gimnasio en casa...», elogia Casais. Quizá Cristiano sea el caso más exitoso de jugador que prolonga su rendimiento tanto tiempo, pero no es el único, siendo cada vez más común ver a futbolistas acercándose en plena forma a la cuarentena. «En la pasada jornada de la liga italiana, el jugador más rápido tenía 38 años», ejemplifica Casais, que acto seguido reconoce que «todo tiene un límite»: «Los tejidos biológicos tienen una durabilidad, y luego está la cabeza de ese deportista y sus ganas de ganar. Con Cristiano, como con Rafa Nadal, estamos ante un sujeto extraordinario, un 'animal competitivo'; un ganador en toda regla».
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