Abantos. El monte. El que por una vertiente da a Ávila, por otra al Monasterio de El Escorial y por otra, también, al Valle de los Caídos. Los ciclistas sabemos que corren por ahí fuerzas telúricas: que por eso, cuando salimos a entrenar, no nos congelamos a -16. Que si el día está claro vemos el pico Almanzor, allá por ese Gredos donde Unamuno pensaba España a pedradas. He vuelto a ir a Abantos, con su subida desde el tren en El Escorial, con su fuente de los pinsapos malagueños y gélidos que introdujo allí Luis Ceballos. Con sus vistas lejanas de Madrid, nuestro pueblo, que parece un tachón en la llanura manchega. Ir a Abantos tiene algo místico; mi mejor... Ver Más
De España https://ift.tt/38CPBEn
0 comentarios:
Publicar un comentario