jueves, 2 de septiembre de 2021

Las dudas sobre la presencia de Sánchez en la mesa de diálogo tensan a ERC

En las últimas semanas el Gobierno ha ido sondeando la posibilidad de que Pedro Sánchez no participe en la reunión de la mesa de diálogo que tendrá lugar en la semana del 13 de septiembre. Primero fue la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, la que deslizó esta posibilidad. Ayer, el encargado de seguir explorando esta opción fue Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. «Es pronto para decidirlo», apuntó el dirigente socialista antes de señalar que el presidente ya estuvo en ese espacio en el pasado. Las evasivas y globos sonda lanzados desde el Ejecutivo provocan inquietud en el Gobierno catalán, particularmente en Esquerra, formación valedora de una vía de diálogo con el Estado que Junts per Catalunya no comparte ni promueve. «No hablaremos de futuribles, pero no contemplamos en ningún caso que (Sánchez) no esté en la mesa», explicó ayer a ABC un portavoz del presidente catalán. A pesar de las declaraciones que no dan por asegurada la asistencia de Sánchez, los republicanos dan por hecho que sí que participará en el encuentro. Asimismo, niegan que el Govern tenga un ‘plan B’ en forma de delegación de segundo nivel, de la que tampoco forme parte el propio Aragonès y que, eventualmente, podría estar liderada por el vicepresidente catalán, Jordi Puigneró (Junts). Con expectativas bajas en cuanto a los resultados tangibles que pueda arrancar la parte catalana de la negociación con el Gobierno, en ERC consideran que solo con el hecho de que este espacio se reúna tras más de un año de pandemia sería ya en sí mismo un éxito. Así, en estos momentos los republicanos esperan que la foto de Sánchez sentándose al mismo nivel que Aragonès dé un mensaje de interlocución con el Estado –negociación, incluso– que aplaque a los más escépticos con su versión «pragmática» del soberanismo catalán, que habrán tomado la voz en una Diada del 11 de septiembre. Una cita convertida por sus organizadores en un clamor a favor de las prisas para «luchar» por la secesión y de desprecio contra la estrategia de diálogo con el Estado que promueve ERC. Los republicanos, además, prometen que la voluntad de diálogo de la parte catalana será premiada desde el exterior, sumando legitimidad al proceso independentista catalán. El fracaso de «diálogo» Sin Sánchez sentado con Aragonès, ERC tendrá muy difícil vender ante los suyos que la vía del diálogo tiene algún recorrido y tomarán fuerza entonces los sectores más exaltados del secesionismo partidarios de la confrontación y la unilateralidad. Del mismo modo, sin poder hablar de «amnistía ni referéndum», los dos puntos «irrenunciables» que Pere Aragonès llevará a la mesa, la vía del diálogo debe darse por abortada, dando paso a una nueva fase de «choque» que el puigdemontismo, la ANC y los CDR consideran imprescindible para recuperar la iniciativa y la credibilidad del movimiento. De hecho, una alta dirigente independentista explicaba hace unos días a ABC que, ni siquiera en el caso de que el Gobierno plantease en la mesa una reforma del delito de sedición que facilitara el regreso a Cataluña de Carles Puigdemont –lo que de hecho el Ejecutivo anunció que no ve como prioritario–, eso sería suficiente para un soberanismo que a día de hoy solo aspira a votar en un referéndum con resultados aplicables. Por el camino, el equipo de ERC sigue remando a favor de la presencia de Sánchez en la mesa, que probablemente tendrá lugar en Barcelona los días 16 o 17 de este mes. Argumentan que la Generalitat ha cambiado de mandos desde la anterior cita, a la que acudió Quim Torra como presidente. Añaden que también el Gobierno ha cambiado de caras, con la salida de Pablo Iglesias como vicepresidente y los cambios de ministros que hubo en verano, algunos con voz propia en el asunto catalán, como el socialista Miquel Iceta, que pasó de Política Territorial a Cultura y Deporte. Mientras los gabinetes de Sánchez y Aragonès siguen sin desvelar ni la lista de asistentes ni el orden del día de la mesa, en la oposición critican la falta de transparencia que rodea el diálogo Gobierno-Generalitat desde hace meses. Sobre esta cuestión, el líder del PPC, Alejandro Fernández, afirmó ayer que la «no asistencia» del presidente podría ser consecuencia directa de la bajada en las encuestas que viene registrando el PSOE desde hace meses. No obstante, mostró dudas sobre esta posibilidad acabe dándose. «El mejor consejo que se puede dar es que cuando Sánchez dice que no hará una cosa, es que piensa hacer exactamente la contraria», apuntó el líder popular. Los comunes, por su parte, insisten en la necesidad de que el presidente esté en la cita, aunque resaltan que lo importante es tratar allí asuntos como la «plurinacionalidad» de España. «Saltar por los aires» En Esquerra son reacios a anticipar qué efectos tendría un fracaso de la mesa en su cercanía actual con el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos. Si bien hace unos días el propio Aragonès avisó a Sánchez de que sin avances en el diálogo la legislatura española podría «saltar por los aires», el partido ha evitado reiteradamente relacionar el diálogo y la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Con todo, en las últimas horas desde ERC han empezado a preparar el terreno por si el plantón del presidente del Gobierno se acaba consumando. Según dijo ayer Oriol Junqueras, la mesa «no se devalúa en ningún caso ni en ninguna situación», tampoco si Sánchez no participa en ella. «Intuimos y prevemos que la comunidad internacional hará gestos en la medida que nosotros actuemos con convencimiento y franqueza en defensa de la negociación», zanjó el líder de ERC.

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