jueves, 2 de septiembre de 2021

Exaltación y declive de Landa y el 'landismo'

Cualquiera de los especialistas en 'landismo' que conocen a fondo a Mikel Landa habla maravillas de él. Una buena persona, carácter noble, espíritu abierto, talante comprensivo... Cualquiera de los habitantes del ciclismo, directores, corredores o empleados, que opinan sobre el último gran producto de la cantera vasca, tuerce el gesto cuando se habla del ciclista como ídolo de masas. 'Landismo', un año mal y al otro lo mismo, se escucha en el pelotón. Un resumen que se plasmó en la primera parte del documental «El día menos pensado» en palabras de Pablo Lastras, director del Movistar. «Landa no lidera nada», sentenció. Mikel Landa ya no está en la Vuelta. Se retiró camino de los Lagos de Covadonga, en la etapa que dijo pretendía ganar. El 'landismo' fue una adopción ciclista del 'landismo' cinematográfico que encarnó Alfredo Landa. Mikel, el chico criado en Murguía, educado en el antiguo Euskaltel, se convirtió en fenómeno de un movimiento romántico, según el cual no importa el resultado sino la actitud, la belleza de sus ataques sujeto a la parte baja del manillar, secuencia en plano lento, como empujado por el aire en la montaña. Landa ofrecía una estética similar a la de Curro Romero en el toreo. Poca cantidad, mucha calidad. Empujado por la atmósfera de su tierra vasca, predominante en el ciclismo tanto en carreras de categorías inferiores como en seguimiento de los aficionados, Landa transformó sus apariciones en una especie de fervor religioso para sus seguidores. Estos recuerdan su Giro del 2015, su momento de rendimiento supremo, dos etapas con el Astana, pero cinco minutos perdidos con Alberto Contador en la contrarreloj, tercero en el podio de Milán. Pedía el pueblo libertad para Landa, 'freeLanda' decían los eslogans a su alrededor, sobre todo cuando en 2017 trabajó de gregario para Chris Froome (cuatro Tours en su mochila) y el movimiento landista requería que le dejasen retar al británico líder del Sky. De 2015 es su última victoria en una grande (Andorra), seis años sin ganar en la Vuelta, el Giro o el Tour. Pese a los seis años y a su propensión a la fatalidad, una especie de 'Pupas' al que siempre le sucedía algo en modo de caídas, retrasos, incidentes, su público nunca lo abandonó. Una cuenta en Twitter se denomina 'página que te avisa si Landa se ha caído'. El 'landismo' llegó al Movistar. Dos cursos en el equipo de Unzué como teórico líder compartido con Nairo Quintana y Alejandro Valverde. Escasez y bronca en el Tour. Una etapa en la Tirreno y otra en la Coppi y Bartali. Lío con Nairo en la Grande Boucle. En Bahréin, pasajero de un nuevo equipo desde 2020, el quinto en su trayectoria, Landa y su 'landismo' no han mejorado la especie. Una victoria en la Vuelta a Burgos el pasado agosto y hasta luego. En esta Vuelta todos los focos apuntaban al alavés, el teórico mejor español para dar espectáculo, ganar etapas, mover la Vuelta y por qué no, ganar al fin una grande. En el fin de la abundancia, Landa se retiró en los Lagos, acaba contrato con el Bahréin y tiene pinta que retornará en algún momento allí donde todo empezó, el nuevo Euskaltel ahora en la segunda división.

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