Tanto el Gobierno de Pedro Sánchez como la Generalitat de Cataluña, al menos la parte que controla Pere Aragonès, estaban mucho más cómodos con Carles Puigdemont perdiendo protagonismo en su limbo de Waterloo. En público, claro, toca decir otra cosa. Pero ambos comparten la necesidad de reconstruir el escenario político catalán dejando a un lado la figura del expresidente fugitivo. Su detención en Cerdeña, a la espera de que se clarifique su horizonte judicial, complica las cosas. En el Gobierno no ocultan en privado el hartazgo y la pesadez que les origina esta cuestión. Y no esconden que el recobrado protagonismo de Puigdemont «supone una alteración importante». Aunque fuentes socialistas de alto nivel manifestaban que tenían dudas de que «Italia se meta en este lío para nada», lo cierto es que en La Moncloa reconocían no tener claro cómo iba a terminar la situación. Por eso se ha impuesto de momento un mensaje de espera. Aseguran que no todos los escenarios posibles tendrían las mismas consecuencias: «Todo va a depender del desenlace. Si viene o no viene». No es lo mismo que esto termine con Puigdemont de vuelta a Bélgica que entrando a una cárcel en España. Se asume, en cualquier caso, que la entrada de Puigdemont en prisión, en este momento, introducirá «tensión» porque «obligará a ERC a moverse en parámetros más agresivos», reflexionaba un ministro consultado por este periódico. Sin embargo, el diagnóstico general es que el entendimiento con ERC se va a mantener. Y que, en cualquier caso, la legislatura está blindada. ERC: mesa «en peligro» Sí es verdad que en las filas socialistas existe incertidumbre por comprobar hasta qué punto a ERC le vuelven a temblar las piernas. Aunque el reciente episodio en el que Aragonès rechazó el órdago de Junts de colocar a indultados en la mesa de diálogo da esperanzas a los socialistas: «Teniendo la Presidencia ya tiemblan menos». Pero en general la sensación es que ERC mantendrá el tipo. «Aguantarán. Su apuesta es a largo plazo», dice con seguridad un alto cargo del Gobierno. De todas formas, la dirección de ERC no se lo pondrá fácil al Ejecutivo. Aragonès, en calidad de presidente autonómico, exigió ayer que se retiren las euroórdenes para todos los fugados de la Justicia española, sugiriendo una intervención del Gobierno en un ámbito que es únicamente judicial. Además, acusó al «Estado español» de haber engañado al Tribunal General de la Unión Europea (TGUE), cuando en el proceso de discusión sobre la inmunidad de Puigdemont la Abogacía del Estado señaló que no existían órdenes de detención contra el eurodiputado. ERC y las cuentas de 2022 El tono institucional subió varios decibelios y Oriol Junqueras, presidente de ERC, no hizo más que marcar el camino empedrado que se puede encontrar el Gobierno. En declaraciones a Rac1 dijo que la detención de Puigdemont pone en riesgo la mesa de diálogo: «Todo pone en peligro la mesa de diálogo». Y añadió que «precisamente, porque son cuestiones hiperdelicadas, deberíamos hacer un esfuerzo para no ponerlas en peligro». En Junts, sin embargo, se mostraron más tranquilos. De una manera u otra, aliviados, como si la detención de Puigdemont les viniera a dar la razón. «Nosotros no estamos en la mesa de partidos. No es nuestro problema», señalaron a ABC fuentes de la dirección. En cualquier caso, ni el pacto del Govern está en juego ni supondrá que los dos partidos que forman el Ejecutivo autonómico vayan de la mano a la hora de negociar, por ejemplo, los presupuestos de 2022 en el Congreso. El momento, no obstante, es complejo. La mesa de diálogo no es tanto el problema, ya que se pactó que no hubiera un calendario de reuniones y por tanto no hace falta desconvocar nada. Además se acordó una negociación sin plazos. La cuestión más compleja para Sánchez es que ahora empieza la negociación presupuestaria. Ahí ERC es un socio imprescindible para que la coalición pueda sacar adelante las cuentas. En este punto, en el Gobierno sí mostraban alguna preocupación. «Veremos qué pasa y cómo afecta», expresó una fuente gubernamental. Sánchez quería una aprobación rápida de las cuentas para 2022 que quizás ahora se vea alterada. La Justicia italiana tiene dos meses para decidir qué hacer con Puigdemont, lo que implica que, por mucho que intente correr el Gobierno, habrá dictamen antes de que las cuentas estén aprobadas. En un ejercicio de aceleración y recorte de plazos sin precedentes, el Ejecutivo logró aprobar los Presupuestos de 2021 en prácticamente dos meses desde su presentación en el Congreso. Y, en este momento, al Ministerio de Hacienda aún le queda mucho trabajo por rematar antes de estar en condiciones de cerrar las nuevas cuentas: aún no hay acuerdo en la coalición y aunque los principales aliados de Sánchez insisten en su voluntad de pacto, advierten de que la negociación está verde. Ante este marco, se abren dos tesis dentro de la alianza que sustenta al Ejecutivo. La de quienes abogan por esperar y presentar los nuevos presupuestos tras la decisión de Italia, y la de quienes creen que el calendario debe mantenerse porque Puigdemont volverá a quedar libre. En lo que sí hay unidad es en la elevada presión que recibirá ERC. La detención del expresidente autonómico brinda a Junts una oportunidad de oro para redoblar su estrategia de acoso y derribo a ERC, con la mirada puesta en recuperar la presidencia de la Generalitat. Si en suelo catalán ya intentaban presentarle como un partido que traiciona las ideas independentistas por esa renuncia a la unilateralidad, su apoyo a los Presupuestos del Gobierno que intenta encerrar a Puigdemont sería una baza que no dejarían sin explotar. ERC lo sabe y por eso ayer elevó su tono hacia el Ejecutivo, en un intento de que nadie le pueda acusar de connivencia con Madrid. Los socialistas son conscientes y asumen que les tocará aguantar «carros y carretas» de los republicanos, según admitían ayer fuentes de la dirección socialista. Pero por mucho que las voces se alcen, tanto ERC como el Gobierno tienen la voluntad de intentar mantener su alianza no solo para la mesa de diálogo, sino también para los Presupuestos. «Si cae el Gobierno de Sánchez, si se convocan las elecciones anticipadas, es muy posible que nos encontremos con la ultraderecha en La Moncloa. No creo que ningún independentista quiera eso», argumentaba un dirigente republicano. En todo caso, la estabilidad de Sánchez parece difícil que peligre. Aún en el caso de que ERC no lograra aguantar la presión de Junts y la CUP, y no apoyar las nuevas cuentas, el Ejecutivo podría prorrogar las de 2021. Reivindicación del diálogo El Gobierno solo quiere lanzar dos mensajes. Lo hizo Sánchez durante una declaración institucional en su última jornada en La Palma. El primero, que «respeta» la actuación de las autoridades italianas y que Puigdemont «debe comparecer y someterse ante la Justicia». El segundo, en clave política, es un guiño a Aragonès. Un mensaje de que el Gobierno no cambia su horizonte:«Es importante reivindicar el diálogo, la única vía para poder reencontrarse entre catalanes y con el conjunto de compatriotas de otras partes de España». De propina, un recado al PP: «Cuando Puigdemont huyó de la acción de la Justicia había otro Gobierno».
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viernes, 24 de septiembre de 2021
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» El Gobierno no ve peligrar su alianza con ERC aunque asume un escenario de mayor tensión
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