El silencioso, y decisivo, papel de Rodrygo en la Champions

Ha habido unas cuantas ocasiones en esta segunda etapa de Zidane en el banquillo del Real Madrid en la que ha sido imposible justificar su poca confianza en algunos jugadores de la plantilla. Uno de ellos es Rodrygo Goes. Sí, un niño en periodo de formación, pero con cualidades técnicas y físicas para darle al equipo virtudes de las que no va sobrado. Trabajo defensivo por banda, uno contra uno, asistencias y goles. No parece una hoja de presentación manca, pero aún así ha sido un Guadiana en este año y medio a las órdenes de Zidane. Rodrygo ha sido capaz de meter un triplete en Champions con solo 19 años, e ir a la grada del Santiago Bernabéu solo tres días después. Son las cosas de Zidane, especial para todo, también para el manejo de estos jóvenes talentos, como Rodrygo, que jamás ha puesto una mala cara aunque sepa que durante muchos tramos de la temporada no va a ser la primera, ni siquiera la segunda opción. Pero ahí está su sello, decisivo en esta agónica primera fase de la Champions para los blancos. En silencio, sin acaparar portadas ni elogios, Rodrygo ha sido clave para que el Madrid esté en octavos. En la tercera jornada, desde el banquillo, y con un 2-2 ante el Inter que dejaba medio noqueado a los blancos, hizo el tanto de la victoria con un trallazo a la escuadra. En San Siro, en la cuarta fecha, hizo el 0-2 definitivo, también nada más salir al campo. Anoche, en su primera titularidad continental de este curso, se destapó con un partidazo haciendo de la banda derecha un martillo junto a Lucas y Modric. El 2-0, asistencia de oro a Benzema para abrochar el partido y la clasificación. Lucas y Luka También gallego y croata se marcaron otro duelo para ponerlo en bucle en las escuelas de fútbol. De Lucas es repetir lo mismo del último mes y medio. Lleva diez encuentros como titular, en una posición que no es la suya, la de lateral, y nadie se ha acordado de Carvajal. Futbolista imprescindible en la plantilla del Real Madrid. La novedad es el gran momento de Luka, cuya renovación está en duda en la planta noble del club –termina contrato el próximo mes de junio–, postura complicada de defender si Modric mantiene este nivel en lo que resta de temporada. El sábado pasado, en el Sánchez Pizjuán, dirigió con maestría al equipo en un partido de máxima exigencia, tras tantos traspiés consecutivos. Anoche, se adueñó del balón desde el primer minuto, como en los viejos tiempos, y estuvo ligero de piernas y rápido de mente durante otros noventa más. Los 35 años que señalan su pasaporte son los que son, y no los puede borrar, pero esta versión de Luka Modric es capaz de hacer soñar al Madrid con una nueva Champions, cuando la realidad es que ha estado al filo del abismo durante toda la primera fase.

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