miércoles, 30 de diciembre de 2020

Los sondeos, el hartazgo de Iceta y la relación con ERC encumbran a Illa

Miquel Iceta ha sido durante estos años uno de los principales apoyos e interlocutores de Pedro Sánchez. Incluso en su peor momento cuando fue defenestrado del PSOE en 2016. El presidente no lo olvida. Pero su tirón electoral venía siendo cuestionado desde hace años en el seno del PSOE. Ayer se certificó que el primer secretario del PSC no será el candidato a presidir la Generalitat de Cataluña. Un puesto que ocupará el ministro de Sanidad, Salvador Illa, también secretario de Organización del PSC y hombre de máxima confianza de Iceta. Illa deja así el Ministerio de Sanidad en plena pandemia del Covid y tras una cuestionada gestión durante estos nueve meses. La operación venía planeando en el mundo político y mediático de Madrid y Barcelona desde hace meses. Pero era negada por sus protagonistas. Este mismo martes el propio Illa lo negaba, asegurando que Iceta sería el candidato. Menos de 24 horas después de esa afirmación se precipitaba un movimiento que llevaba fraguándose desde hace semanas, según corroboran tanto fuentes del socialismo catalán como del Gobierno de España. Ya hace año y medio se intentó fomentar un relevo en la cúpula del PSC al proponer Sánchez a Iceta como presidente del Senado. Una operación frustrada porque ERC no quiso apoyar el nombramiento de Iceta como senador por designación autonómica. Este precedente demuestra que el relevo de Iceta como candidato, con su beneplácito, era un objetivo anhelado. Mejor valorado que Iceta Ahora, el detonante es la existencia de datos que apuntan al mejor rendimiento de Illa como candidato, en detrimento de Iceta. Existen cualitativos que así lo recogen, aseguran en el PSOE, en términos de valoración de Illa; pero los trabajos demoscópicos más claros son públicos y los han ido exponiendo tanto las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) como del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO). En el último barómetro del CEO, por ejemplo, dado a conocer el 11 de noviembre, Illa es el cuarto político catalán mejor valorado (en la media), superado otros por tres (Oriol Junqueras, Marta Rovira y Jaume Asens), que no son candidatos por ningún partido, y superando en un punto a Iceta. Incluso entre los votantes del PSC, según el mismo estudio, Illa obtiene mejor calificación (6,26) que el primer secretario de los socialistas de Cataluña (5,96) y, un dato muy relevante, al ministro lo aprueban los votantes de ERC (5,40) y de los comunes (5,17). Incluso entre los que dicen votar a Cs (4,28) y Junts (4,46) no penalizan, en exceso a Illa. En resumen, Iceta es consciente de que Illa es el mejor candidato que el PSC puede presentar el 14-F. Con estos mimbres, había pocas dudas. Eso sí, la operación de relevo ha sido gestionada por muy pocas personas. Fuentes del socialismo catalán confirmaron que hace unas semanas fue Iceta el que propuso a Sánchez dar un paso al lado. Fue el 16 de noviembre, solo cinco días después de que el CEO reflejase los datos demoscópicos de Illa. Si bien es cierto que desde mucho antes ya había emanado desde las interioridades de Moncloa la preferencia por Illa como candidato. Evidentemente, el presidente del Gobierno aceptó el planteamiento de Iceta. Desde hace tiempo figuras del Gobierno como Carmen Calvo conocían la intención de fomentar el relevo. También Adriana Lastra y José Luis Ábalos. Y pocos más, además del equipo de presidencia del Gobierno. Hasta el último momento Sánchez planteó entonces la necesidad de esperar para hacer cualquier anuncio. Además, en primer término, había que convencer al ministro, que siempre había puesto como condición que los dos muñidores estuvieran de acuerdo. Y se impuso una estrategia de silencio y negación respecto a esta posibilidad. Illa no ha dejado de tener un pie en Cataluña pese a que el Ministerio de Sanidad le ha consumido todo su tiempo. Pero, sin ir más lejos, no ha delegado el proceso de elaboración de las listas electorales en su calidad de jefe del aparato del PSC. El movimiento Illa tiene varias ópticas. En primer lugar, se considera que es una figura con mayor capacidad para ahondar en el electorado de Ciudadanos, en cuyo eventual derrumbe quiere construir el PSC su crecimiento en los próximos comicios. En el entorno del ya candidato del PSC se cree que el batacazo de Cs será mayor que el que plantean todos los sondeos (podrían pasar de 36 a 13, según la peor de las encuestas). Y también cuentan con una caída de los comunes. «Illa también recuperará votantes que se iban a abstener», aseguraban ayer. Este cambio llega solo a un mes y medio de que se celebren las elecciones catalanas, en las que los socialistas se sitúan, según las encuestas más favorables para ellos, en la segunda posición tras ERC, y por delante de Junts. El nuevo mantra socialista es que el cambio de candidato permitirá al PSC disputar la victoria electoral. «Vamos a por todas. Veremos», aseguraba este miércoles a ABC un miembro de la dirección del PSC. En esta decisión también es fundamental el hecho, de cara al día después, de que la relación del ministro con ERC es buena. Algo que no sucede en el caso de Miquel Iceta. No en vano, Illa formó parte del equipo de negociación de los socialistas con ERC de cara a la investidura de Sánchez. Un equipo de negociadores que ha seguido manteniendo contacto con ERC durante estos meses. Y fue Sánchez el que le encomendó tejer relaciones con el partido de Oriol Junqueras, que ahora presenta a Pere Aragonès como candidato a la Generalitat. El 14-F se verá si la operación socialista ha sido positiva. En el horizonte está la convicción de que Illa puede ser presidente autonómico con el apoyo de los comunes. Para eso, como mínimo, el PSC tiene que superar a ERC. Y, de momento, los sondeos no dicen eso. Illa afronta el reto para desterrar «el miedo» de Cataluña El ministro de Sanidad, Salvador Illa, aceptó ser candidato del PSC el 14-F «como un acto de servicio» con el objetivo de recuperar la «esperanza y la confianza» y de fraguar «el reencuentro sin revanchas. Volviendo al punto en el que dejamos de escucharnos». Illa acabó su intervención ante el máximo órgano del PSC, tras ser propuesto por el Comité Ejecutivo por la mañana, asegurando que «ganaremos» y «recuperaremos la confianza en Cataluña». «Este es mi compromiso», apostilló. Illa intervino poco después de que Miquel Iceta pidiera al Consejo Nacional del PSC que respaldara la decisión, suya, primero, y de la ejecutiva, después, para designar a Illa candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat.

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