miércoles, 15 de marzo de 2023

El PSOE rehabilita ahora a Casado para atacar a Feijóo

El 22 de octubre de 2020 Pablo Casado se subió a la tribuna del Congreso y anunció su voto en contra de la moción de censura de Abascal contra Sánchez con un contundente discurso hacia Vox. La decisión se guardó en secreto durante semanas. Su discurso acaparó la atención del día. Cuando se bajó de la tribuna, las dos bancadas más incómodas eran las de Vox y PSOE. Ese día Moncloa tuvo que improvisar una intervención adicional del presidente del Gobierno en el debate para mover el marco que daba todo el protagonismo al líder de la oposición. El PSOE estaba muy incómodo con un PP que votaba contra la moción de Vox . Está mucho más cómodo con la anunciada decisión de Feijóo de votar ahora abstención en la moción de censura de la próxima semana con Tamames. Desde el pasado verano, Moncloa y Ferraz trabajan una estrategia con un objetivo prioritario: deteriorar la imagen de Feijóo . Un adversario al que, tras el cambio de liderazgo en el PP, creían mucho más peligroso para sus intereses. Todo va orientado a ese objetivo. Noticia Relacionada estandar No Santiago Abascal y Ramón Tamames cierran filas tras los desmarques del candidato Juan Casillas Bayo Vox se esfuerza en remarcar su papel de independiente para mitigar las diferencias Este martes, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez , señaló que a Feijóo «parece que le resulta complicado decir no a Abascal». Para los socialistas es clave que Feijóo, con más etiqueta de moderación que Casado, se abstenga mientras hace poco más de dos años su partido PP votaba en contra. El marco argumental llega hasta el punto de que desde las filas del PSOE se está regalando los oídos a Casado. Algo que no se produjo cuando era el jefe de la oposición. El PSOE acelera en su plan de deteriorar a Feijóo. La moción de censura de Vox ha servido para ir un paso más allá. Del «para este viaje no hacían falta estas alforjas» que pretendía equipararle con su antecesor hasta un argumentario según el cual no es que Feijóo no mejore a Casado, sino que lo empeora. « No se va a atrever a votar en contra , como sí sucedió con el señor Casado», señaló la portavoz del Gobierno. El goteo es incesante. Isabel Rodríguez llegó a pedir a Feijóo que «sea valiente como fue Casado». Y la portavoz de la Ejecutiva del PSOE y ministra de Educación, Pilar Alegría, se esforzaba en hacerle partícipe de la moción: «Feijóo comió con Tamames y se vio a escondidas con Abascal, pero no tendrá la gallardía que tuvo su antecesor, Pablo Casado, y no votará en contra». En Moncloa apuntan a la «ambigüedad» de Feijó. Y consideran «muy relevante» que haya «cambiado de posición» desde la anterior moción de Vox. El Gobierno quiere darle lustre al debate para visibilizar que el PP «ya no está tan lejos de Vox». Interpreta el voto popular en la necesidad de no indisponerse con los de Abascal poco antes de las elecciones de mayo, tras las que el PP puede necesitar sus votos en distintos territorios. «El cambio a la abstención es porque no tiene ninguna duda de con quién quiere gobernar» , dice Alegría. Para el PSOE no son comparables Vox y Podemos. Pero su estrategia le niega al PP la autonomía para decidir cuál debe ser el equilibrio en la relación con el socio minoritario de cada bloque. El PSOE sabe en carne propia que es una relación complicada y por eso percute al PP en ese costado pese a que los argumentos de los populares para abstenerse se parecen muchos a los del PSOE en 2017 para abstenerse en otra moción de censura que tampoco tenía posibilidades de prosperar y que también era para comprometer al socio, como la de Pablo Iglesias contra Rajoy. Entonces el PSOE se abstuvo con un argumento blandido días antes por Adriana Lastra: «El señor Rajoy es censurable, pero Iglesias no es presidenciable» . Ya en el debate, justo después de que Sánchez ganase las primarias, pero antes del Congreso del PSOE que acabó con la gestora, Ábalos justificó: «Lo único que se va a conseguir es que esta bancada [la del PP] se levante a aplaudir como si hubiera superado un ataque feroz y una prueba dificilísima . Y al final, lo vamos a consolidar un poquito más. Esa es la foto que va a quedar. Vamos a fortalecer al que queríamos censurar. No me parece la vía más adecuada». Con esos argumentos el PSOE se abstuvo. Y son muy parecidos a los que emplea ahora el PP. Ábalos lanzó varias frases que los populares podrían reproducir la próxima semana: «Permítanme que tenga serias dudas de la oportunidad o intencionalidad de esta moción»; « ¿les preocupa la indignación de la ciudadanía o simplemente estar al frente de esta ola de indignación? Si es lo último estamos utilizando a la gente con carácter partidista». Y la mejor de todas, que entonces tenía un mensaje interno potente en el PSOE: «A veces abstenerse tampoco es tan grave».

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