miércoles, 29 de marzo de 2023

El día que Fernando Alonso gastó una vida en el accidente de Australia

En Australia, sede este fin de semana del tercer gran premio de la temporada (domingo, 7.00 h.), Fernando Alonso gastó una vida. Tal vez su peor pasaje en la Fórmula 1, una tarde en Melbourne hace siete años, seis de la madrugada en España, los habituales en la televisión de pago siguiendo las carreras en contraste con la eclosión actual, la pasión desatada por el rendimiento del piloto con el Aston Martin . Un accidente pavoroso en el circuito de Albert Park a trescientos por hora del que salió el español entre un amasijo destruido de fibra de carbono y piezas destrozadas de aquel McLaren negro que sufría cada fin de semana con el motor Honda. Sufrió un neumotórax y una costilla rota . Han pasado siete años, el español ya ha regresado a esta pista en cursos posteriores, pero como todos los pilotos prefiere no recordar el eco del miedo. Noticias Relacionadas estandar No El gesto de Alcaraz con la '33' de Alonso tras ganar en Miami y la genial respuesta del piloto M.C estandar Si fórmula 1 La F1 quiere eliminar los viernes: más emoción y menos pruebas José Carlos Carabias Como Romain Grosjean en Baréin (su Haas envuelto en una bola de fuego), Robert Kubica en Canadá (el BMW doblado contra un muro) o Guanyu Zhou en Silverstone (el Alfa Romeo dando vueltas por el aire para acabar incrustado entre los neumáticos protectores y la valla del público), el riesgo extremo y la visualización del peligro forman parte del equipaje de los pilotos. Aquel accidente de Alonso en Australia forma parte de los diez peores sucesos de la Fórmula 1 en las últimas dos décadas. Era la curva 3 en la vuelta 18 del gran premio y Alonso tocó la rueda trasera del Haas que conducía Esteban Gutiérrez. Su McLaren salió volando a 313 kilómetros por hora y después de varias vueltas de campana impactó contra un muro. La desaceleración de 45G partió el asiento del coche. Sin el halo No había halo, el sistema protector para la cabeza que se implantó a raíz de este y otros accidentes similares, sobre todo el de Jules Bianchi en 2014 que provocó su muerte. En su investigación posterior, la FIA realizó una simulación del accidente de Alonso con el halo incorporado para saber cómo habría podido afectar la introducción de esta pieza. Instaurado desde 2018, el halo ha evitado muchas desgracias, según el comentario común de los pilotos. «He gastado una de las vidas que tenía», comentó entonces el ovetense con su elocuencia habitual para resumir aquella crónica de sucesos. El médico de la FIA, Jürgen Lindenmann, resaltó que el español había tenido suerte. «Se ha salvado por poco». La primera llamada de Alonso nada más salir del centro médico fue a la casa de sus padres en las afueras de Oviedo. A su madre, Ana Díaz, quien se ha acostumbrado, muy a su pesar, a los sobresaltos que entraña la profesión de su hijo. Según confesó el piloto al año siguiente del incidente, «siempre intentas olvidar todos los accidentes y cuando sufres miedo en el coche como el año pasado aún más». En una entrevista con ABC, Alonso realizó una descripción de lo que entiende por miedo en la Fórmula 1. « Nunca percibo el peligro , ni cuando estoy en un F1 ni cuando bajo puertos con la bici o desciendo con los esquíes». Su aproximación al GP de Australia es ahora un torrente de entusiasmo. El Aston Martin le hace sonreír. « El coche ha rendido bastante bien en dos circuitos diferentes hasta ahora. Sin embargo, nuestros pies permanecen en el suelo y somos realistas en cuanto a que, para seguir logrando buenos resultados, debemos cumplir en todas las áreas del equipo». Siente curiosidad por los cambios de la pista: «Australia siempre es una carrera divertida. El circuito va a ser incluso más rápido que el del año pasado y con suerte veremos más adelantamientos. Pero como siempre, el sábado será fundamental en Albert Park para lograr la mejor posición posible».

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