sábado, 4 de junio de 2022

La nueva vida en verde del último palacete sin uso de la Castellana

El último de los palacetes del paseo de la Castellana que permanecía vacío y sin uso va a iniciar de forma inminente una rehabilitación integral que, además de recuperar sus elementos originales protegidos, va a transformar el inmueble en un espacio sostenible que utiliza energía solar, geotermia, aerotermia y recuperación del agua de lluvia. Y que será capaz de reducir en un 80 por ciento la energía que consume. Se trata de la casa-palacio de Pablo del Puerto, construida en 1903 y situada en el número 19 del paseo de la Castellana. Un edificio que más tarde fue sede de la Comisión Nacional Del Mercado de Valores, hasta que se mudó en 2010 a una nueva ubicación. Poco después, en 2018, compró el inmueble el Consorcio de Compensación de Seguros, que se propuso rehabilitarlo y destinarlo a oficinas en alquiler. Fachada del palacio, en la actualidadPara ello, convocó un concurso de arquitectura, que ganó la propuesta ‘Entre patios’, de César Ruiz-Larrea, Antonio Gómez y Gorka Álvarez, en colaboración con Miguel Ángel Díaz Camacho (MADC). «Un concurso que ganamos en plena pandemia –recuerda ahora con una sonrisa César Ruiz-Larrea–, haciendo el proyecto en teletrabajo y en reuniones telemáticas». Elementos protegidos En sus manos está la rehabilitación integral de este edificio, de 6.298 metros cuadrados construidos, situado en un emplazamiento privilegiado, que conservará su fachada y todos los elementos protegidos del interior, además de algunos sin protección que el equipo de arquitectos ha querido incluir. El palacete –vecino de la Fiscalía General del Estado– fue construido por los arquitectos Miguel de Olabarría –que junto al Marqués de Cubas hizo la cripta de la Almudena– y Benito González del Valle –autor de la Casa de los Lagartos–. Una desafortunada intervención de 1987, firmada por un arquitecto indio, sustituyó el paso de carruajes por una rampa hacia un aparcamiento subterráneo. El equipo de Ruiz-Larrea y MADC se enfrentó al reto de transformar una casa-palacio catalogada, con nivel 3 de protección, en uno de los edificios de oficinas más avanzados de Madrid, preparado para obtener la certificación Passivhaus, de eficiencia energética, y la LEED, de construcción sostenible. Patio abierto a la ciudad La solución que encontraron respeta las zonas protegidas, incorpora las últimas tecnologías en sostenibilidad energética, y recupera el patio central, que se abre hacia la Castellana para el disfrute de los ciudadanos. Elementos protegidos del edificio originalLas obras están a punto de comenzar, y se prolongarán hasta noviembre de 2023. Desharán algunos entuertos que se han encontrado: la rampa hacia el parking subterráneo se desplaza hacia la derecha, y la puerta de acceso al mismo se invisibiliza, y no tendrá impacto sobre la fachada. En el interior, tal y como marca la normativa, mantendrán la primera crujía, que no se destruyó en la reforma del 87, y la galería vista posterior de la primera balconada. Ruiz-Larrea propone además conservar las columnas de forja del patio trasero. Desde la entrada por el paseo de la Castellana, se creará un espacioso lobby que se prolongará hasta el jardín posterior. El actual patio interior del edificio se reconvertirá, creando unos muros cortina transparentes y cubriéndolo con un lucernario de vidrio. Techo vegetal En cuanto al edificio secundario situado al fondo de la parcela, que en el proyecto de 1987 sustituyó a las originales cocheras, se restaurará, instalando además una cubierta verde. La intervención será mínima, con máximo respeto a la edificación actual y a la estructura existente. Para conseguir el deseado ahorro energético, contará con sistemas pasivos: una envolvente de alta eficiencia energética y totalmente estanca –que impida que entre el frío o se escape el calor–, una potente iluminación natural, enfriamiento por vegetación a través de la membrana verde del patio, un invernadero o ‘caldera solar’ en la medianería sur, y un aljibe para recuperar las aguas pluviales. Pero también tendrá sistemas activos de generación de energía limpia: geotermia y aerotermia, un sistema de recuperación del calor y una instalación fotovoltaica en la cubierta. En su origen, estos palacetes de la Castellana «primaban la estética y la apariencia a todo lo demás; ahora, este va a ser un edificio comprometido con los problemas medioambientales, que va a exigir la mitad de la mitad», resalta Ruiz-Larrea, que concluye: «No hay mejor ahorro energético que el que no se consume».

De España https://ift.tt/HlzgCRc

0 comentarios:

Publicar un comentario