domingo, 15 de mayo de 2022

La rodilla que escuece en Burgos: «Buscaba un gesto bonito con la afición, no humillar a los jugadores»

La vertiginosa trayectoria del San Pablo Burgos en el baloncesto español sufrió el sábado un doloroso frenazo en seco tras consumarse su descenso a la LEB Oro, un fiasco que entierra un lustro de éxitos y que llegó acompañado de una fuerte polémica provocada por su presidente, Félix Sancho. La debacle se firmó en el Coliseum de Burgos, donde el San Pablo perdió en la última jornada de la fase regular ante el Urbas Fuenlabrada (66-83), uno de sus rivales directos por la permanencia. La derrota puso la rúbrica a un horroroso final de temporada -dos victorias en los últimos diez partidos- que derivó en un inapelable descenso a la categoría de plata del doble campeón de la Champions FIBA, que en los dos cursos precedentes había entrado en los 'playoffs' por el título. La desolación en el pabellón al acabar el partido, las lágrimas de los jugadores y el intento de apoyo por parte de los diez mil aficionados fueron cortocircuitados por la intervención de Sancho, que bajó a la pista visiblemente enfadado y, entre gritos y aspavientos, exigió a sus jugadores arrodillarse en el parqué para pedir perdón. El gesto, secundado por la mayoría, no fue bien recibido por buena parte de la afición burgalesa, que acusó al presidente del club de querer humillar a sus jugadores en un momento de máximo abatimiento. La ola de indignación fue creciendo a lo largo de la jornada de ayer, con fuertes críticas a la actitud de Sancho. «Creo que se ha malinterpretado y sacado de contexto todo. Buscaba un gesto bonito con el que pedir perdón a nuestros aficionados y se ha mostrado como un modo de humillar o someter a mis jugadores», explicó el presidente del club burgalés a ABC. «El primero que se arrodilla soy yo y lo que hago es pedir a mis jugadores que me acompañen. Hubo quien lo hizo y quien no, pero no obligo a nadie. Soy la persona que más valora y respeta a sus profesionales. Jamás he hablado mal de ellos y tampoco les culpo de nada». Pese a todo, Sancho admite que se pensaría mucho repetir un gesto similar: «Visto lo visto, no lo volvería a hacer, y si tengo que disculparme lo hago de buen grado, aunque ninguno me ha afeado el gesto. En ese momento de calentura no se me ocurrió otra forma de pedir perdón a los aficionados». La actitud de Sancho ha sido reprendida desde muchos sectores, empezando por la Asociación de Baloncestistas Profesionales, presidida por Alfonso Reyes: «Los jugadores han sido profesionales, pero el deporte no es una ciencia exacta. Los intentos de señalar falta de actitud es una excusa para enmascarar problemas de despacho».

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