lunes, 30 de mayo de 2022

El clásico Djokovic - Nadal, a deshora

El partido de cuartos de final entre Rafael Nadal y Novak Djokovic no empieza hoy a las 20.45. Empezó ayer en cuanto el balear lanzó tres veces el puño al aire y después la mirada al cielo. O incluso antes. Ahí, después de bregar contra Felix Auger-Aliassime, la cabeza ya estaba en Djokovic, en ese reto que supone siempre el número 1, el archienemigo, y, todo cuenta, también en cuándo se jugaría ese duelo de los duelos. De ahí que ya deslizara desde hace días su preferencia por jugar de día. «No me gusta jugar en tierra batida de noche porque hay más humedad, la pelota es más lenta y las condiciones son más difíciles, sobre todo si hace frío», se expresaba el balear. «Creo que hay una gran diferencia en cómo juegas en tierra batida durante la noche y durante el día», añadió. Al otro lado de la pista, Djokovic, que también comenzó a jugar este partido casi en el mismo momento en el que la suerte deparó este cruce. En tono neutral se expresaba Mats Wilander, siete veces campeón de Grand Slam, en su función de juez de silla: «En la noche, la tierra se humedece un poco y la pelota absorbe esa humedad; se vuelve más pesada y es mucho más difícil conseguir el efecto deseado. No se puede comparar con las sesiones nocturnas en superficie dura porque, aunque existan también cambios de temperatura, la superficie no lo nota tanto». Es decir, no hay tantos efectos posibles. Y, aunque también admite que las condiciones son diferentes, Djokovic apuntaba a los ángulos: «Las sesiones de noche todavía son jóvenes en Roland Garros, pero es la primera vez en la que hay un cien por cien de capacidad y desde luego que están siendo divertidas. Normalmente, las sesiones nocturnas en todos los torneos tienen un ambiente con mucha más energía, más eléctrico, con la gente muy involucrada. Sí, es una gran experiencia». «Como jugador top tengo preferencias y solicitudes. Pero esas solicitudes no siempre son aceptadas. El director del torneo, las televisiones, creo que, al final, son ellos los que deciden cuándo quieren tener su partido. Solo te queda adaptarte. Obviamente, según contra quién juegues prefieres jugar de día o de noche. No hay un estandar ni una fórmula que funcione siempre. Incluso yo, históricamente, he jugado y ganado buenos partidos de noche en diferentes Grand Slams». En Francia parece haber pesado la parte económica, los derechos de las televisiones, por encima de los 108 triunfos de Nadal en París (y solo tres derrotas), por encima de sus trece títulos, por encima de esa estatua que erigieron en su honor el año pasado. Amazon, que pagó 15 millones de euros por las sesiones nocturnas, es quien ha decantado la balanza y ofrecerá el partido abierto para todos sus abonados en el país galo. La contradejada llega con un enigmático mensaje de Nadal al final de su comparecencia, en el que apelaba a esos 108 victorias en la Philippe Chatrier, a esa estatua que da la bienvenida a los aficionados que entran en Roland Garros: «Siendo honesto, cada partido que juego aquí… no sé si va a ser el último de mi carrera aquí en Roland Garros. Esta es mi situación». Aún así, es Nadal en París. Y en la Chatrier. El reto de los retos. Así lo analiza para ABC Álex Corretja, extenista y comentarista ahora en Eurosport. «Sabe que al mejor de cinco sets hay pocos jugadores que le puedan ganar. La pista es muy grande y le da posibilidad de meter muchas pelotas dentro, de dar mucho efecto a la bola y él, más que que juegue un 30% o un 40% o un 50% más rápido, es más la sensación de que el rival tiene dificultades. Le da tranquilidad y le deja soltarse porque tiene más tiempo para recuperar. Y por eso creo que le pega más fuerte. Cuando lo ves jugar aquí es más agresivo que en otros sitios porque tiene algo más de margen». Además, añade el que fuera finalista en París en 1998 y en 2001: «La Philippe Chatrier es una pista muy especial porque es muy grande. Desde la línea de fondo hasta la valla de atrás tienes muchos metros y para Nadal es buena porque tiene mucha fuerza y juega con mucho efecto y es muy difícil ganarle puntos. Es zurdo, abre los efectos hacia el lazo izquierdo y luego tiene la pista derecha abierta. Es muy difícil ganarle también con el saque porque resta muy atrás y, aunque metas un buen servicio, da la sensación de que él siempre tiene tiempo de acabar llegando a ese reto. Por eso para Nadal es una pista ideal y para los rivales es muy difícil«. Así lo confirma Djokovic: «Jugar contra él en Roland Garros es siempre una batalla épica. Es un desafío enorme y, probablemente, uno de los más grandes que puedes tener en este torneo», aseguraba el serbio. Pero el español también se sacó la bola del favoritismo del encima: «No tengo un test reciente con él. Y no he jugado este tipo de partidos a cinco sets y con jugadores de este nivel en los últimos tres meses. Así que va a ser un reto. Además, él viene de ganar nueve partidos consecutivos, desde Roma, y sin perder un set. Llega con mucha confianza». Y ambos se tienen ganas. Como todos los aficionados, lleno Roland Garros desde el primer día y más aún con un menú de este calibre. Incluso Mats Wilander se suma a la fiesta del Nadal-Djokovic: «Recuerdo el del año pasado y ya dije que era el más importante de los últimos tiempos porque el ganador, probablemente, iba a ganar el Grand Slam número 20. De este encuentro digo lo mismo. Tenemos que apreciar esto porque no sé cuántas veces más podrán jugar aquí en Roland Garros». Es duelo de los duelos aunque el premio sea menor, 'solo' un billete a las semifinales. Porque el cuadro, las lesiones, la inactividad de uno, la superioridad del otro en su ausencia, han permitido un choque entre ambos jugadores en cuartos. Tan bueno uno y otro desde hace tantos años, que solo un puñado de veces ha ocurrido tal circunstancia. En Roma 2007 y 2016, en Miami 2006 y en Roland Garros 2006, con victoria de Nadal por 6-4, 6-4 y retirada, y en Roland Garros 2015, donde venció Djokovic -aunque no acabó levantando el trofeo, que fue para Stan Wawrinka-. «Novak está increíblemente bien. Se está moviendo muy bien, está siendo agresivo y haciendo las dejadas en el momento adecuado. Está aprovechando la energía de la grada; demuestra con su actitud que es el número 1. No están contra él, pero sí está en desventaja con respecto a Nadal, porque nadie en París va contra Nadal», analiza Wilander. Y es duelo de los duelos porque es una de las rivalidades más longevas del tenis, y también la más beligerante. Casi la más igualada, vence el serbio por 30-28 en el total, pero es en los parciales que ocupan este partido de hoy donde el español es líder: 19 triunfos a 8 en tierra batida; 10 a 7 en Grand Slams; siete victorias a dos en Roland Garros. Esas dos únicas derrotas que recibió el balear fueron en esa ronda de cuartos de 2015 y en las semifinales de hace justo un año. Mucho tiempo para que no se hayan acumulado ganas. Por el momento, el primer punto, el de la hora, es para Djokovic.

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