Está ansioso por jugar. A los 19 años la paciencia no se estila. Quiere todo deprisa, deprisa, como es él, hiperactivo en el campo. Demuestra mucha personalidad y pide siempre el balón. Es una virtud que avala el cuadro técnico, nunca se esconde, da la cara. La dará en San Mamés, un estadio para aguerridos. Eduardo Camavinga hará de Casemiro, sancionado, ante el Athletic. Es la gran oportunidad de demostrar que puede ser el medio centro del Real Madrid. Potente, incansable, pura fibra, el francés de origen angoleño es un atleta que mide 1,82 metros y solo pesa 68 kilos. Destacó en Francia en la misión que cubrirá mañana, la de pivote, para pasar después a la posición de interior gracias a su calidad. El conjunto blanco le necesita más como eje del equilibrio que como creador por los flancos y tomar el testigo del brasileño es una ocasión para aprovecharla. «Lo que tiene que hacer es jugar bien cuando salga», señalan en Valdebebas, una manera de decirle que si rinde se ganará más sitio en el esquema Extrañó que Ancelotti no utilizara su fuerza ante el Cádiz para imponer mayor ritmo, pero desde que Casemiro recibió la quinta amonestación de la temporada el italiano solo pensó en reservarle para la batalla de Bilbao. Camavinga comenzó jugando con asiduidad cuando llegó al Real Madrid y en las últimas semanas pasó a un segundo plano. Su técnico le dijo «piano, piano». Sabe que entre diciembre y marzo habrá cuatro competiciones, sumadas la Copa y la Supercopa, y el francés tendrá una continuidad. Ha participado en dieciséis encuentros, aunque únicamente ha sido protagonista en 531 minutos, con un gol y una asistencia como datos numéricos destacables en una aportación que sobresale más por su presión y las revoluciones que inyecta al ritmo del líder. Le han enseñado a no hacer entradas a destiempo que le cuesten una tarjeta. Lleva cuatro amonestaciones, demasiadas para su estancia en el césped. Ahora mide más su acciones, no entra con tanta fuerza bruta, aunque su lucha por el balón siempre va cargada de un brío que debe regular. «Lo que tiene que hacer es jugar bien cuando salga», señalan en Valdebebas. Es la manera de decirle que si rinde se ganará más sitio en el esquema, pues Casemiro necesita rotar para no acumular tantos encuentros. Es la hora de Camavinga. Y él lo sabe.
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