sábado, 26 de junio de 2021

Podemos teme que el vacío mediático que deja Iglesias también les penalice

Podemos quiere ir recomponiéndose de la sacudida que supuso la despedida de Pablo Iglesias de la política en este proceso tranquilo que se abre sin elecciones a la vista. Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, es ya la secretaria general del partido. En su mano está convertir la marca en un dique de contención contra el PSOE, que buscará crecer a costa de la debilidad de su socio de Gobierno. En esta etapa que emprenden sin su fundador y único líder, Belarra se enfrenta a un desafío complejo: ocupar el vacío que deja el hiperliderazgo de Iglesias. Pero, ya en esta fase tan temprana, detectan otro contratiempo: el vacío mediático. El impacto que genera en los medios de comunicación las declaraciones y los movimientos del exvicepresidente segundo y exlíder del partido no se ha trasladado a la nueva secretaria general de Podemos. Lo que activa algunas alarmas en el partido. Si bien es cierto que el estilo político de Iglesias es diferente al de Belarra y que, según explican desde su entorno, ella no busca parecerse a él, esto no deja de ser algo a lo que prestar atención. Al estar en minoría en el Gobierno, Podemos tiene que comunicar muchas veces políticas, victorias y pulsos mediante golpes de efecto y mensajes contundentes. Pero si no los coloca, las batallas, al menos las del relato, las ganan los socialistas. Ahí está el peligro. Belarra era para muchos una desconocida hasta hace unos meses y ahora se esfuerza en cobrar peso político. El calculado silencio de Iglesias está directamente relacionado con esta situación que por ahora no supone un problema. Pero sí podría llegar a serlo si se cronifica. Identificar a Belarra El exvicepresidente lleva prácticamente dos meses en un mutismo absoluto –solo se le ha visto en la fotografía que filtró luciendo su nuevo corte de pelo–. Pero no da declaraciones ni en redes sociales. Iglesias y su sucesora hablan con frecuencia, como es natural, tanto ella como la nueva Ejecutiva le consultan en privado. Pero él no estuvo en la Asamblea Ciudadana de Podemos que eligió a Belarra nueva líder y no mandó ningún vídeo. Y, por ejemplo, tampoco celebró en público los indultos a los presos del ‘procés’. Una medida que siempre defendió, incluso cuando era el único que lo hacía en el Gobierno. Todo ello porque Iglesias está centrado en su vida privada y futuro, sí, pero también porque sabe que cualquier movimiento desviaría la atención de Belarra. Podemos necesita que se le identifique no solo como la nueva líder, sino como una voz fuerte, sin tutelas. Hasta el pasado mayo, cuando Iglesias renunció a todos sus cargos, Podemos y la marca electoral Unidas Podemos estaban lideradas por la misma persona (él) y eran casi indistinguibles. Pero su nombre ya no contribuía a sumar y las órdenes que dejó al marchar han configurado otro juego de liderazgos. Podemos es ahora el partido fuerte de una coalición liderada por Yolanda Díaz, que será por deseo de Iglesias la candidata presidencial por encima de Belarra. El poder que antes tenía una sola persona se reparte en dos. Una suerte de sistema de contrapesos. Aunque con buena coordinación entre ellas. Sin que Díaz haya conseguido todavía el interés de la prensa que tenía el exvicepresidente. Eso sí, es la única dirigente de Unidas Podemos que cuenta con buena valoración incluso entre votantes del PSOE. Por eso ella es la mejor opción para el sello electoral. A la izquierda post-Iglesias le toca explorar su manual de resistencia para consolidarse como la alternativa a los socialistas, un título que de seguir en caída podría deshacérseles entre las manos. Como el partido más fuerte del espacio, no pueden contentarse con mantener su suelo de votantes. Unidas Podemos ha pasado de 71 diputados (2016) a 35 (2019) en menos de una década. En este sentido, Díaz apuesta por ensanchar el espacio de UPy reforzar sus alianzas —importante esto: tanto externas como internas— lo que significa diluir un poco el peso de Podemos para reforzar así la coalición. Aunque no es extrapolable, en la Comunidad de Madrid, región en la que nació hace 7 años el partido morado, Más Madrid no solo les devoró su espacio sino que también sobrepasó al PSOE de Ángel Gabilondo en votos. Juantxo López de Uralde presentó hace unas semanas ‘Alianza Verde’ y oficializó así el partido ecologista de UP. Un trabajo que ya estaban realizando pero que quisieron organizar. Uralde dijo en la presentación que hay «fuerzas verdes con intereses más electoralistas». Una lanza a Íñigo Errejón. Al margen de esto, la reconstrucción territorial es otro de reto importantes en Podemos. Lilith Verstrynge fue designada por Belarra como la nueva secretaria de Organización con el desafío en el que Pablo Echenique y Alberto Rodríguez fracasaron antes: ganar peso en los territorios. Junto a Belarra y Lilith, una tercera mujer para buscar el crecimiento: Irene Montero. Lo han llamado proceso de «feminización y buscan frenar el desgaste.

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