
Miguel se pasó toda la vida en la carretera. El tiempo que tenía libre volvía a casa y disfrutaba las horas al lado de su mujer, Mercedes. Salían a caminar, arreglaban el jardín o, simplemente, se tumbaban juntos en el sofá. Camionero de profesión, tendría que cumplir el 26 de diciembre 60 años, pero su luz decidió apagarse antes debido a una enfermedad que lo tenía de hospital en hospital desde hace siete años. El adiós definitivo, tras varios amagos de lanzar su último suspiro, se produjo el 3 de julio. Sus familiares decidieron, mediante el servicio que se ofrece en los tanatorios municipales, personalizar el acto de despedida. Era el mejor homenaje que le podían hacer tras tantos años...
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