Como sugieren los clásicos de la Fórmula 1, si parpadeas te lo pierdes. Ahora la metáfora ya es literal. En los últimos tiempos, el avance tecnológico de este deporte, junto a una mezcla de músculo y precisión, ha desembocado en una coreografía perfecta de las paradas en el garaje de Red Bull. Las ruedas se cambian a velocidad supersónica, tan coordinada que la escudería de bebidas energéticas salta de un récord a otro. Como Serguei Bubka o el nuevo Armand Duplantis en la pértiga, la plusmarca crece por centésimas de segundo. El tope quedó establecido en 1,82 s. el año pasado en Brasil, y la exactitud de la técnica se mantiene. En el último GP de Rusia, los mecánicos de... Ver Más
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