jueves, 29 de octubre de 2020

Terradellas, un «indepe» deslenguado que jugó a ser Villarejo

Había sido responsable de relaciones internacionales de la difunta Convergència y presumía de una basta agenda más allá de los Pirineos. Fue Víctor Terradellas quien, después de viajar a Rusia, aseguraba que en otoño de 2017 el gobierno de Putin había ofrecido a Puigdemont 10.000 cosacos y hacerse cargo de la deuda de la Generalitat para convertir a Cataluña en la nueva Suiza. Terradellas se movía en los círculos que guiaron el «procés» y se le ocurrió grabar a escondidas las conversaciones telefónicas que mantenía con los hombres del fugado «expresident». Descubiertas por la Policía en un registro en su domicilio en mayo de 2018, son la piedra angular que sustenta la investigación de un juez de Barcelona sobre el supuesto desvío de fondos al entorno de Puigdemont y una trama de recalificaciones urbanísticas para financiarle. En clave política, además, revelan las guerras internas de un proyecto independentista descompuesto y entregado ya sin remedio a una batalla cainita tras el fracaso de su desafío. Víctor Terradellas había sido uno de los detenidos en aquella operación de hace dos años, comandada por el mismo juez, contra el supuesto desvío de fondos públicos de la Diputación de Barcelona que, debiendo destinarse a proyectos del Tercer Mundo, habrían sido desviados con el fin de nutrir el proyecto secesionista. Los investigadores registraron entonces el domicilio del excargo convergente y localizaron unas grabaciones que han servido al juez para lanzar un nuevo envite a las corruptelas independentistas. El sonido no es perfecto, «puesto que la grabadora utilizada debía estar oculta», describe el juez en uno de los autos con los que el miércoles ordenó los 31 registros practicados el miércoles. «A la vista de los ruidos del posible roce con la ropa de la personas que grababa, es decir, Víctor Terradellas, el cual debía tener la grabadora (posiblemente su propio teléfono móvil) guardada en su bolsillo», describe detalladamente el juez. Un independentista que a escondidas graba sus conversaciones con otros independentistas, entregándole munición probatoria al juez para cercar supuestas corruptelas independentistas. Que estas conversaciones no fuesen detectadas a base de «pinchazos» sino halladas en dispositivos almacenados el propio Terradellas no es cosa menor. Da pie al juez para concederles un mayor credibilidad. Madí y Vendrell, retratados Aunque en la causa hay «pinchazos» telefónicos al uso, y también, según han explicado a ABC fuentes policiales, micrófonos de los que la Guardia Civil se valió para cercar a los investigados, el grueso de las pistas del supuesto desvío de fondos está en esas grabaciones de Terradellas. No es baladí que el juez encabece todos y cada uno de los autos en los que argumenta y ordena los registros del jueves con una referencia a esos audios. Son conversaciones que mantiene especialmente con David Madí, un hombre fuerte del «procés» y mano derecha a Artur Mas, y con Xavier Vendrell, excargo de ERC con un oscuro pasado en la banda terrorista Terra Lliure. ¿Por qué Terradellas decidió grabar esas conversaciones con los hombres del «expresident», imitando al excomisario Villarejo? Un patoso juego de los espías que, como un bumerán, se ha vuelto ahora contra la guardia pretoriana del «procés».

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